Simetria I

El retorno

El hielo exterior, que había iniciado a fundirse varios miles de kilómetros atrás, se derritió por completo, dejando al descubierto el casco de la capsula de salvamento. En su interior, la computadora se encendió…

—“SE HA DETECTADO LA PRESENCIA DEL SOL”.

—“NO SE DETECTA EL RADIOFARO”.

—“NO ES POSIBLE DETERMINAR LAS COORDENADAS DE UBICACIÓN DE LA TIERRA”.

—“INGRESAR COORDENADAS”.

Darío, continuaba dormido por el hipersueño, su cuerpo casi congelado, permanecía inmóvil, tendido sobre el sillón cama de la capsula de salvamento. El recuadro donde se anotaría la respuesta, permaneció unos minutos, y luego cambió la pantalla. Apareció un hombre de pie, y al lado, las lecturas de los signos vitales en gráficas y números. Al final, el mensaje:

—“ACTIVANDO INTERCAMBIADOR DE CALOR”.

La computadora indicó la temperatura en el interior de la cápsula, cuando el valor llegó a 10 grados centígrados, se mostró el mensaje:

—“REACTIVANDO SIGNOS VITALES”.

Un brazo robot, drenó un líquido amarillo verdoso de las venas y arterias de Darío. Luego, inyectó agua estéril, y la volvió a drenar antes de rellenarlo con sangre; su propia sangre, extraída cuándo se indujo el hipersueño. Posteriormente, su cuerpo convulsionó a causa de las descargas eléctricas que activarían su corazón, hasta que la pantalla mostró los valores de ritmo cardiaco, ritmo respiratorio, saturación de oxígeno, presión arterial, y otros números y gráficas que, daban fe de la condición física de Darío. Cuando todos los signos vitales se estabilizaron, se mostró el mensaje:

—“SIGNOS VITALES ESTABLES, ACTIVANDO SISTEMA DE REHABILITACIÓN”.

Entonces, sus músculos comenzaron a contraerse suavemente, al recibir pequeñas descargas eléctricas, mientras un brazo robótico le movía gradualmente sus articulaciones.

—¡Qué bonito es este lugar abuelo! —Comentó el niño mientras hacía bolas de nieve. —Siempre me han gustado las montañas, cuando sea grande, viviré en una cabaña igual, donde haya nieve todo el año. Tú vivirás conmigo, y jugaremos guerras de nieve todo el día.

Volteó a ver a su abuelo, quien sonreía complacido, sentado sobre el tronco donde se partía la leña, y luego, se concentró en la fabricación de las bolas de nieve.

—¿De dónde viene la nieve abuelo? —No esperó respuesta. —Yo creo que debe venir de un lugar limpio, allá arriba, en el cielo. Un lugar donde todo es blanco: las casas, los animales, hasta las personas...

—¿Crees que todo sea así como digo? ¿Abuelo…? —Volteó hacia donde estaba su abuelo, pero ya no estaba ahí. —

¿Abuelo? ¿Dónde estás? —Corrió al interior de la cabaña, abrió la puerta y entró…

¡No había interior! Al otro lado, más montañas y nieve, mucha nieve, tanta que invadió todo el entorno, ya no se distinguían árboles, rocas, ni cabaña, perdió el sentido de orientación, y sintió que flotaba, no sabía dónde era abajo o arriba, las montañas no existían más. La nieve, poco a poco comenzó a tornarse negra, invadiendo todo alrededor, hasta que no veía más que obscuridad… y sentía frío… mucho frio. Trató de moverse, pero el dolor de miles de agujas se lo impidió. Gritó, pero no escuchó su propio grito, sintió miedo, y lloró, las lágrimas se le congelaban en los ojos, y no podía ver nada, trató de restregarse el rostro, pero no pudo mover las manos. Continuaba flotando, sintió estar totalmente desnudo dentro de un bloque de hielo… entonces, despertó.

Estaba mareado y desorientado. Después de mucho esfuerzo, logró recordar… había ido a desactivar el reactor de la Estación Orbital Capital, y cuando reprogramaba la computadora, un trabajador lo descubrió, trató de golpearlo con un tubo, lo esquivó, pero el tubo fue a incrustarse en la consola de control, causando un corto circuito; el reactor perdió el sistema de control y activó una alarma.

Los parámetros de operación se alteraron, elevándose a niveles capaces de provocar una explosión. El hombre, destrabó el tubo de la consola, y amenazó con lanzar otro golpe. A Darío no le costó trabajo vencerlo, después de todo, era el mejor en su clase de defensa personal, aikido, una vieja disciplina que había sobrevivido al desastre del milenio.

Cuando vio que no podía hacer algo para evitar la explosión, abandonó presuroso la cabina de control, y corrió a la salida de emergencia más cercana, al otro lado de la puerta, encontró una cápsula de salvamento. Justo cuando aceleraba a la mitad del túnel de salida, hizo explosión el reactor, la onda expansiva empujó con violencia la cápsula dentro del tubo, la sacudida lo aturdió, y se desmayó.

Es todo lo que recordaba, el sistema de sobrevivencia de la cápsula, lo había congelado cuando perdió el rumbo, y no pudo regresar a la órbita terrestre. Todo era obscuridad, sabía que tras despertar del hipersueño, estaría ciego por un tiempo.

—“Sentirás frío al despertar…” —recordó en seguida. “Estarás ciego por algún tiempo, procura tratar de no moverte hasta que recuperes la vista, tu mano derecha estará sobre el control de la computadora, solo mueve un dedo, la computadora cambiará al modo voz, podrás escuchar la condición en que te encuentras, y el momento en el cual puedas moverte, todo lo dirá la computadora, solo mueve un dedo”. Parecía que escuchaba la voz del instructor del curso de supervivencia en cápsula de salvamento.



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En el texto hay: accion aventura, amor dulzura

Editado: 30.01.2025

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