Caminaba por la playa, el viento en mi cabello y la arena bajo mis pies. El mar estaba calmado pero mi corazón y mente estaban bajo una tormenta. Habían pasado solo unos días desde la muerte de mi madre, y me sentía sola y desconsolada, mi padre había desapareció en el mar hace años, y todo este tiempo había estado viviendo con una sensación de abandono.
Mi madre había sido mi refugio, mi apoyo, mi todo. Sin ella me sentía perdida y sin rumbo. Caminaba por la playa intentando escapar de mis pensamientos, pero no podia evitar recordar todos aquellos momentos que había compartido con mi madre.
Mientras seguía caminando una figura llamó mi atención, sentado en la arena, con la mirada perdida hacia el mar, era alto y atractivo, con ojos profundos y una sonrisa enigmática. Sentía intriga y me acerque a él.
-Hola.- dijo sin levantar la vista con una voz susurrante.
-Hola.- le respondi sentadome a su lado.
El chico se presentó como Drew y me enteré que acababa de llegar al pueblo, no quise preguntar nada más y nos quedamos en silencio.