✒️MADD*
Mis amigas se reunieron conmigo al día siguiente para que les contara todo sobre mi cita. Les conté las partes más vitales, como que coincidimos en varios gustos, que él tenía un hermano gemelo y que no sabía su nombre. Aunque, bueno, su mejor amigo lo había llamado Leonardo en la fiesta, y cuando yo lo mencioné simplemente dijo que no, sin embargo, me hizo prometer que lo acompañaría a una fiesta para que él pudiera decirme su nombre. ¿Será que simplemente quiere hacerse el interesante?, ¿O Leonardo no será su verdadero nombre?, ¿Entonces por qué su amigo lo llamó así?, ¿Tendrá dos nombres?, ¿Pero cuál podrá ser el otro?, ¿Leo...?
— Madd... Madd...... ¡MADD! —Gritó Hannah sacudiéndome el brazo.
Parpadeé varias veces, confundida.
— ¿Estás bien? —Preguntó.
— Seguro está pensando en Leo —Canturreó Alice dejando el sándwich en el plato.
Rose rodó los ojos molesta. Al parecer la noche anterior había salido con una amiga suya -Jess, creo se llamaba- y había tomado un poco de más, lo que la llevó a la resaca de esta mañana. Cualquier luz o ruido chillón le molestaba demasiado. Yo traté de no hablar demasiado y resumir todo para así no molestarla ni causarle jaquecas, pero a Hannah y Alice parecía no importarle.
— Me ha invitado a una fiesta —Dije.
Hannah me sonrió.
— Otra cita... mmm...
— Es el día de San Valentín.
Alice sonrió
— ¡Qué lindo!, ¡¿A dónde irán?! —Chilló.
— ¡Alice! —Gritó Rose frustrada— Te quiero mucho, pero en estos momentos te pido que cierres la boca, porque tu voz chillona me provoca ganas de dejarte marcas permanentes en el cuello.
— Aún no lo sé, solo me dijo que iríamos a una fiesta.
— Me supongo que no estarás toda la tarde en esa fiesta, tienes que estar presente para el festival anual de San Valentín que organizan tus padres, te necesitan ahí.
Noticias de última hora... ¡Se te olvidó el festival!
No. Puede. Ser.
Y hay un bonus a todo esto... ¡Tus padres no saben nada de tu cita!, ¡¿Cómo se los dirás si ni siquiera les has dicho que conociste a alguien?!
Algo se me ocurrirá.
Pues que sea pronto, porque la fiesta es la próxima semana.
— ¡MAAAADD!
— ¡ALICE!, ¡DEJA DE GRITAR! —Exclamó Rose poniéndose de pie y saliendo de la cafetería.
— Que humor... —Murmuró Hannah.
— Estás demasiado perdida hoy —Comentó Alice.
— Es que tengo un examen de Trigonometría —Mentí.
— Como si te pudiera ir mal —Dijo mi mejor amiga.
— Además estoy pensando qué hacer con lo del festival y la fiesta... supongo que... no sé, necesito pensarlo bien.
— No vas a rechazar a Leo, ¿verdad? —Cuestionó la pelirroja con una mirada de advertencia.
— No lo sé.
— Si lo rechazas yo misma lo llevaré al festival.
— Oye, no es mala idea —Intervino Alice— ¿Y si vas al festival con él y después se van a la fiesta? Las fiestas siempre acaban super tarde, así que les da tiempo de estar en el festival por dos horas.
— ¿Y que mis padres me vean con él?, ¿Sabes cómo se va a poner mi papá? —Ataqué.
Hannah miró su jugo pensativa. Sabía lo que se estaba imaginando y de ninguna manera le diría a mis padres que conocí a alguien porque, en primera, mi padre querría conocerlo para hacerle su inspección que de nada serviría porque claramente diría que no; y en segunda, mi familia no lo soltaría y no pararía de hacerle preguntas innecesarias.
— No —Negué antes de que lo dijera.
— Es la mejor opción.
— ¡Claro que no!
— ¿Quieren dejar de comunicarse por telepatía y decirme que pasa? —Alice nos miró confundida.
— ¡Debe decirle a sus padres! —Hannah me señaló con el índice.
— ¡No! —Reclamé con la misma acción.
Alice solo reprimió una sonrisa. Seguimos discutiendo así por un rato, aunque en realidad no había mucho que discutir, yo me negaba a todas las opciones que mis amigas aportaban. No pensaba decirle nada a mis padres hasta que estuviera muy segura. ¡Y me negaba rotundamente a hacerlo ese día!
💌
Removí los vegetales por tercera vez suspirando.
— ¿Pasa algo? —Preguntó mi padre mirándome.
Mis padres y yo estábamos comiendo en casa. Mamá había preparado mariscos con vegetales -el favorito de mi padre-. Yo había pasado toda la mañana intentando verme muy natural para que no sospecharan. Al parecer no funcionó. Es hora de usar el plan B.
¿Contarles sobre Leo?
¡No!, Fingir nervios por el examen de Trigonometría. Ya dije que no pienso decirle a mis padres sobre él. Y cuando digo no, es... ¡No!
— Es que... hay algo...
— Sabes que puedes contarnos lo que sea —Dijo mamá.
— Yo...
Dilo.
— Es que...
Vamos, dilo.
— Conocí a alguien... en el taller.
¿Verdad que es bonito cuando lo dices?
Mis padres se miraron y sonrieron.
— Es bueno que hagas amigos —Dijo mamá.
— Sí, me alegro, así podrás salir con ellos y...
— Es un chico —Interrumpí a mi padre.
Se giró tan repentinamente hacia mí y con tal sorpresa que se le atoró un pedazo de zanahoria. Empezó a toser como loco e incluso tuvo que levantarse de la mesa. Mi madre le pasó su vaso de agua mientras yo apretaba los labios. Mamá se lo pasaba en grande, pero trataba de disimular. Cuando por fin se calmó la situación todos volvieron a sus lugares, excepto yo, que no me había ni movido del mío. Mi padre me miró serio; yo ni siquiera me atreví a voltear para verlo de frente.
— ¿Cómo que un chico?
— Uh-huh —Musité rascando mi cuello.
— ¿Cómo se llama?
— Leo, tenemos poco tiempo hablando, casi nada.
Papá se quedó en silencio unos minutos -que se sintieron como horas-, para que al final me mirara y me sonriera ligeramente. ¡Mi papá!, ¡Sonriendo!, ¡Después de decirle que conocí a un chico! No dijimos nada más en toda la comida. Supuse que mi padre estaba procesando todo, así que decidí no hablar más al respecto. Mi madre también vio prudente no decir nada, después de todo mi padre estaba enfermo y darle noticias muy fuertes podía perjudicarlo gravemente.