No pasaron ni dos segundos que puse un pie en la casa y una avalancha de regaños vino contra mi.
—¿Dónde te metiste Skyler? ¡Dios santo esta niña! ¡Tienes el diablo dentro! —exclamo mama cruzándose de brazos.
—Solo causas disgustos a mama —mire a mi hermano con cara de pocos amigos.
¿Y a ti quien te preguntó?
Me contuve para no responderle algo grosero a ese tipo que seguía viviendo bajo nuestro techo a pesar de tener 19 años.
Mire hacia sus espaldas y de la oficina de papa salían mi hermano mayor Timmy y papa.
Sonreí mostrando mi mejor cara y pasé por lado de mama observando cada movimiento por si tenía que esquivar algún golpe.
—Sky… —me detuve en frente de papa mirándolo como si fuese una niña.
—Te juro que no hice nada malo —el sonrió poco convencido y entro detrás de mi cerrando la puerta a sus espaldas.
Camine hasta su escritorio tomando asiento en el sillón.
La oficina de papá se veía tan oscura y a la vez acogedora, los estantes repletos de libros.
—Es la segunda vez en el año que llaman a tu madre del instituto… —mi atención se vio interrumpida por el folleto que había sobre su escritorio.
Mi corazon se detuvo por una milésima de segundos o así lo percibí yo al ver de que se trataba ese pedazo de papel.
El Internado Santa Martina de Holanda
¿¡QUE?!
Abrí mis ojos sorprendida y la voz de papa otra vez se hizo cercana.
—Estuve hablando con tu madre y tus hermanos… —levanté una ceja al oír lo último.
Ninguno de esos dos era felices por mi existencia y lo mas probable era que estarían de acuerdo a enviarme lejos de casa.
—¿Me enviaras lejos? —y ahí era donde lo aprendido en mis clases de actuación entraba en acción.
Puse mi mejor cara de tristeza y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Cariño pronto cumplirás diecisiete años —el tono de papa cambio.
Algo no estaba funcionando en mi plan victimización.
Deje caer una lagrima y baje la mirada a mis manos adoptando otra postura que demostrara tristeza.
—Hija siempre haces lo mismo… —volví a mirarlo y ya su cara mostraba mas cansancio que otra cosa— no podemos vivir asi, ¿Qué nos espera ir a sacarte de la cárcel?
—Pero…
—Todos sabemos quien eres hija y por eso mismo debemos ayudarte —el hizo una pausa y yo lo mire a los ojos— Actuaremos como familia…
Me puse de pie sin dejarlo terminar para luego salir de allí dando un fuerte portazo.
—¡Todos me odian en esta maldita casa! ¡Los odio! —subí las escaleras pisando cada escalón de madera con todas mis fuerzas.
¿Solución? ¡Su maldita solución era mandarme lejos?!
Entre en mi habitacion y arroje mi mochila a un lado, y me tire panza arriba en mi cama.
Hice silencio, mirando al techo y con cada respiración que daba trataba de calmarme.
Hasta que escuche unos pasos detenerse en frente de mi puerta.
Sonreí con la esperanza que fuese mi padre arrepentido pero nada.
El idiota de Tyler tenía razón nuestra libertad estaba ahí en frente de nuestros ojos. De mis ojos específicamente, y era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Me cambie de ropa y tome mi mochila, de mi mesita de noche tome la brújula que me había heredado mi abuelita y la guarde.
¿Qué mas necesitaba? Me acerqué hacia mis estantes de libros y vi entre ellos uno.
Dudosa si tomarlo o no al final me decidí que lo mejor era que se quedara aquí.
Y mi primer plan para mi travesía estaba en marcha. Espere unas horas hasta no escuchar ningún ruido de la casa, Sali de mi cuarto evitando hacer ruido y me dirigí hacia la oficina de papa.
Abrí la puerta sigilosamente y como en las películas caminé de puntitas hasta llegar a su escritorio. Corrí la cajonera y allí estaba el montoncito de plata que papa siempre guardaba para cada fin de mes.
Sonreí con malicia observando los billetes entre mis manos. Una vez mas mire el folleto con desprecio.
—Jodete internado Santa Martina de Holanda —con una sonrisa victoriosa Sali de la oficina.
Y regrese a mi cuarto, mire una vez mas mi mochila lista sobre mi cama, mi uniforme y la muda de ropa que llevaba guardada.
Los nervios y las ansias no me dejaron dormir.
(…)
Camine con naturalidad por el pasillo hasta llegar a donde Violet se encontraba junto a su casillero.
—Buen día —ella me miro con sorpresa— ¿Qué?
—¿Tu? ¿Buen día? ¿Qué hiciste con Sky? —negué con mi cabeza y miré a mi alrededor.
Era obvio a quien estaba buscando con la mirada y que todavía no había cruzado.
—Hoy hay examen de biología ¿Estudiaste? —casi ignore la pregunta de mi amiga solo por ver que de el otro lado del pasillo se encontraba mi compañero de viaje.
¿Era una persona de confiar?
Haciendo memoria Tyler no era una persona con un registro impecable de vida.
Esos sujetos silenciosos pero astutos y peligrosos.
—Oye ¿Me estas escuchando? —miré a Violet con una sonrisa y asentí.
Estaba segura de lo que haría al salir del instituto no habría vuelta atrás.
—No te quejes cuando re ignore a ti —mi amiga se adelanto y aproveche para salir corriendo.
El timbre indicaba el horario de clases asi que en unos segundos los alumnos empezaron a desaparecer.
Corrí hasta chocar prácticamente con la espalda de Tyler. Él se giró mirándome con el ceño fruncido.
—¿Qué crees que estas haciendo? —el levanto la cabeza y miro hacia un rincón del pasillo— sígueme.
El paso por mi lado y lo mire confusa. Este tipo es un misterio.
Camine detrás de el hasta que se metió en un pasillo el soltó el aire y sin mirarme hablo.
—No pueden saber que nos conocemos —volví a fruncir el ceño.
—Solo quería decirte que tengo el dinero —sonreí señalándole mi mochila.
—SH… cierra la boca —el miro a sus dos lados.
#24727 en Novela romántica
#4125 en Chick lit
#5008 en Joven Adulto
independencia, superacion propia, aventura mi historia amor adolescentes
Editado: 16.08.2022