Prólogo.
La perfección es una pulida colección de errores. –Mario Benedetti
Cuatro de abril de 2016.
Me encontraba en las gradas de la escuela observando el famoso partido de fútbol americano, en el cual mi novio era el líder. Me levanté y comencé a echar porras: —¡Vamos Joel! ¡Muéstrales que somos mejores que ellos! —A pesar de que él estaba en la cancha, sus iris veían los míos, provocando una conexión perfecta entre los dos.
Él articuló algo con su boca lo cual pude entender perfectamente e hizo que mi corazón se acelerara. "También Te amo". Articule con mis labios como respuesta. Dieron el anuncio de que el partido iba a empezar y todo el público dejó de gritar para concentrarse en lo que realmente importaba, el juego.
El balón iba de jugador en jugador y para obtenerlo se golpeaban entre ellos. Esa era la pequeña parte que no me gustaba del futbol americano, pero sabía que mi novio era bueno en lo que hacía.
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Todos celebramos con chiflidos cuando nos dimos cuenta de que habíamos ganado. Nos abrazábamos entre todos a pesar de que no nos conociéramos y las porras cada vez eran más fuertes.
Cada una de las porristas vociferaban el nombre de los jugadores realizando esos trucos suicidas como diría yo. Nuestra escuela era una de las mejores en los deportes, siempre se llevaba los primeros lugares en cada olimpiada, sin embargo, no podía negar que nuestros rivales también sabían lo que hacían. Como el partido había finalizado, en unos minutos el campo de juego y las gradas comenzaron a vaciarse y a convertirse en gradas llenas de basura. Bajé las escaleras con rapidez para comenzar a buscar a mi novio con la mirada.
—Mi amor, ¡lo hiciste increíble! —grité rodeando mis brazos por su cuello cuando lo encontré. Él tomó mi mandíbula delicadamente y plantó un gran beso en mis labios mientras los demás observaban lo que sucedía.
Los cuchicheos a mis espaldas interrumpieron mi beso con Joel lo cual hizo que girara sobre mis talones y observara aquellas personas que susurraban a mis espaldas.
Oh, mis mejores amigas.
—¡Hazen! ¡Joel! —saludaron ellas a coro. Lucían ese hermoso vestuario de animadoras los cuales marcaban sus cuerpos delgados y perfectos.
—Se ven increíbles. —confesé, mientras Joel me tomaba por la cintura y me daba un beso en la sien.
—Hazen tú también deberías estar con nosotras, sería increíble. —anunció Havanna con súplica acompañando su gesto con un puchero.
—Saben que no cuento con mucho tiempo libre, pero haré todo lo posible para poder unirme. —aseguré esbozando una sonrisa.
Todo el equipo de futbol americano y unas cuantas personas nos atisbaban con ponderación admirándonos a cada uno de nosotros.
—Tienes una novia espectacular, viejo. —declaró Evans un jugador del equipo, dándole una palmada en la espalda a Joel.
—Yo también tengo un novio espectacular. —comenté, sin quitar la mirada de mi novio, el cual sonrió y volvió a besarme.
—Hazen, se observan tan lindos y me encanta, no obstante, debemos ir a la fiesta de celebración, así que a moverse. —Antes que pudiera decir algo, Ava me tomó del brazo indicándome que ya debíamos irnos.
—Voy. —vocee. Mis manos rodearon el fino rostro de Joel y lo besé rápidamente.
—Te alcanzo luego, mi amor. —comunicó acariciando mi mejilla, lo cual me hizo estremecer un poco para luego asentir e irme con mis amigas.
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Llegué a la fiesta con las chicas, las cuales lucían sus perfectos trajes de animadoras.
El vestido que llevaba puesto para esa ocasión era uno largo color rubí, regalo por parte de mis hermanos. Apenas abrí la puerta todos notaron mi presencia y como era costumbre comencé a saludar a cualquiera que se cruzara por mi camino. Claro, todos los que estábamos en esa fiesta éramos de familias adineradas y de un mismo rango social.
Tomé una copa de vino de la barra y busqué un lugar para sentarme, apenas encontré el sitio para relajarme un poco, comenzaron a llegar conocidos para empezar una conversación.
Después de varias horas de risas, chistes, conversaciones sobre el colegio y la vida de los demás, mi teléfono sonó interrumpiendo el momento. —Disculpen, está llamando mi madre, ¿podrían hacer silencio un momento? —Todos asintieron y guardaron silencio en un santiamén.
—Hola, madre, estoy con mis amigos, ¿sucedió algo?
—Hola, querida. No, claro que no. Solo quería saber si estabas bien. —dijo ella de una forma cariñosa.
—Sí, madre. Todo perfecto como siempre. —sonreí para mí misma porque de verdad se notaba preocupada.
—Bien, mi niña. Disfruta, nos vemos en casa. —Me despedí de ella y colgué.
—Tu madre es un amor. —afirmaron a coro realizando gestos de ternura.
—Sí, es la mejor.
En ese momento mi novio entró, llevándose la atención de todos, se sentó a mi lado y comenzamos a conversar un momento más con los que nos rodeaban. Sus gestos de cariño eran los que más me gustaban, mientras yo hablaba con alguien, él estaba a mi lado dándole besos al dorso de mi mano.
¿Qué más podía pedir? Mi vida era perfecta, ¿no?
IMPORTANTE:
En esta historia, se habla temas como:
— Maltrato físico.
— TCA.
— Violencia contra la pareja.
— Trastorno Obsesivo.
— Autolesión.
— Suicidio.
— Depresión.
— Ansiedad.