Sobreviviendo a Gon (leopika)

Capítulo seis

Acomodando el pequeño moño azul marino en el cuello de Gon, Kurapika tomó un respiro y se dijo a sí mismo que podía hacerlo. Habían decidido quedarse a la boda, pero se irían antes de la fiesta, él sólo quería estar allí cuando su hermana se casara, pero no necesitaba quedarse a la celebración luego. Para cuando la ceremonia llegara a su fin, él estaría en un auto de regreso a casa con su hijo y su adicto mejor amigo, el cual había encontrado la caja de cigarrillos y se negaba a entregarlos.

Colocando el inhalador de Gon dentro de los bolsillos internos de la chaqueta de su traje, recordó poner su teléfono y dinero antes de bajar al pequeño al suelo y tomar su manito. Haciendo una parada para recuperar el peluche de patito de Gon, los tres se dirigieron fuera de la habitación y al ascensor. La boda tendría lugar en la parte trasera del hotel donde un verde jardín lleno de flores se extendía, era simplemente precioso y estaba perfectamente decorado con encaje blanco y ramos de rosas de colores pálidos en lugares específicos.

- Iré a saludar a Melody. - Susurró. Pensó en la posibilidad de dejar a Gon con Hisoka, pero se arrepintió cuando recordó la caja de cigarros. No tenía dudas de que el chico amaba a su hijo, pero temía que olvidara que estaba a su cargo, había sucedido antes. - Mantente fuera de problemas.

- Seré un angelito. - Aseguró, dándole una sonrisa que quiso ser inocente, pero no lo logró.

Rodando los ojos, Kurapika se volteó y se dirigió al pasillo que daba al lugar donde su hermana estaba esperando hasta que la ceremonia comenzara. Melody lucía hermosa con su vestido blanco estilo princesa. No llevaba velo, pero una delicada corona de flores descansaba sobre su cabello, dándole un aspecto casi angelical. 

Cuando ella lo vio de pie en la puerta con Gon aferrado a su mano, sonrió brillantemente. - ¿Cómo me veo?

- Una princesa, papi. - Gon chilló.

Kurapika rió suavemente, mirando a su hijo. - Me robaste las palabras, cariño. - Sólo después de haber dicho eso se percató de lo que Gon había dejado escapar. - Melody, yo... 

- No tienes que decir nada, Pika, lo sé. - La miró sorprendido y ella sonrió. - Lo he sabido por algún tiempo, contraté un detective privado para saber de tu vida ya que tú no me decías nada. Imagínate mi sorpresa cuando volvió con un montón de fotos tuyas abrazando a un hermoso niño, el cual aseguró que era tu hijo. 

Kurapika no sabía qué decir a eso, así que se decidió por las disculpas. - Lo siento, Melody, sé que debí habértelo dicho antes. Quise hacerlo, pero tenía miedo de tu reacción, temía decepcionarte. 

- Sé que nunca he sido fácil de tratar, reconozco que siempre he estado sobre ti, presionándote a ser mejor y creo que eso me hizo parecer un poco cruel y malvada. - Se acercó a él, su vestido moviéndose con ella. - Pero quiero que sepas que sólo pensaba que estaba haciendo lo correcto, creía que era lo mejor para ti. Lo siento muchísimo, cariño, me gustaría haber sido una mejor hermana, una a la que le hubieses podido contar algo así sin temor alguno. 

- Eres una buena hermana.

Ella sonrió con tristeza. - Lo dices luego de no verme por tres años y esconderme un sobrino. Sé quién soy y quién fui, Kurapika, no necesito que seas suave conmigo. - Pasó sus dedos por el cabello de Gon. - Sólo te pido que me des la oportunidad de demostrarte que puedo ser la mejor tía que Gon podría desear.

- Es todo tuyo. Eso sí, no hay devolución si se le mete en la cabeza volver a ponerse el tutú rosa que Hisoka le regaló y correr por la cuadra usando sólo eso y absolutamente nada debajo.

Los ojos de Melody se ampliaron con diversión. - Dime que no hizo eso. 

- Tuve quejas de varios vecinos luego de que tuviese que correr detrás de él por la cuadra, viendo su pálido trasero bajo el tul rosa mientras lo escuchaba cantar "Bella y Bestia Son" todo el camino.

Y con eso, ella explotó en carcajadas de las que Gon rápidamente se contagió, aunque seguramente no tenía ni idea de por qué rayos estaba riendo. Cuando Melody pudo recuperarse, Kurapika no tardó en contarle sobre las andanzas de su pequeño revoltoso. Para el momento en que varias de sus primas llegaron para avisarles que era su hora de salir, su rostro estaba sonrojado por la risa.

Deseándole suerte a su hermana, Kurapika tomó a Gon y se apresuró a llegar a su lugar junto a Hisoka para esperar a que la música para darle la entrada a Melody comenzara. No se sorprendió cuando Leorio se detuvo a su lado, y estuvo un poco agradecido cuando el tipo se ofreció a cargar a Gon. Su niño estaba creciendo rápido y sus brazos dolían cuando tenía que sostenerlo por mucho tiempo. 

A mitad de la ceremonia, captó la suave conversación que Leorio estaba teniendo con Gon y prestó más atención. 

- ¿Cuál es su nombre? - Preguntó el mayor, refiriéndose al peluche de patito en la mano de Gon.

- Leo. - Respondió con facilidad.

- ¿Leo? - Sonrió. - ¿Por qué se llama así?

- Por mi nombre. - Susurró, acariciando el peluche, pareciendo cómodo en el regazo de Leorio. - Gon Leorio Kurta. - Su pequeño no pronunciaba muy bien algunas letras, pero cuando se trataba de su nombre, las palabras salían perfectas.

Kurapika desvió la mirada rápidamente cuando el pelinegro miró en su dirección. Su voz fue un susurro. - ¿Le pusiste mi nombre?

No contestó, sólo siguió observando la ceremonia, haciendo de cuenta que no había escuchado la pregunta. Él siempre podía hacerse el tonto porque ni siquiera él sabía qué rayos había estado pasando por su mente cuando le puso a su hijo el mismo nombre que Leorio tenía. 

En el momento en que los declararon marido y mujer, Kurapika suspiró con alivio. Él había cumplido su palabra y había asistido a la boda, pero ya era hora de marcharse lo más rápido posible. No se consideraba un cobarde, pero había aprendido hace algún tiempo que huir no era necesariamente para ellos. 




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