CONCEPTOS RELACIONADOS CON LA CULTURA
Alrededor de la categoría de cultura existe un universo conceptual bastante amplio compuesto por una serie de términos (simples y compuestos) que buscan precisar algún aspecto específico, delimitarlo o ampliar sus alcances. Veamos algunos de ellos:
1. Area cultural
Trata de relacionar cultura material y hábitat, aunque, para algunos antropólogos, se refiere a la distribución de los complejos y pautas culturales sobre un territorio determinado. Un complejo cultural engloba las diversas manifestaciones de cultura de un pueblo, aunque éste haya desaparecido. Clark Wissler, al referirse a área cultural, enseña que se trata de clasificación de grupos sociales, según sus rasgos culturales con respecto a regiones geográficas naturales[1]. Este concepto surgió inicialmente como necesidad de la escuela difusionista para clasificar las culturas en sus entornos geográficos. Los antropólogos acostumbran dividir regiones geográficas extensas en áreas culturales específicas. Por ejemplo, América contiene una serie de áreas culturales más o menos definidas. Así, se traza la variación de las culturas sobré un continente. El área en consecuencia, es una herramienta conceptual del investigador que le permite clasificar, dividir, lanzar hipótesis sobre intercambios culturales; por ejemplo, afirmar que los grupos que viven en los confines de una área tienen una cultura marginal.
2. Subcultura
“Aunque los antropólogos acostumbran a hablar de culturas referidas a grupos sociales complejos, en realidad esas culturas totales no son sino un conglomerado de subculturas. En las sociedades más simples, esas subculturas corresponden a los diversos grupos particulares en que se compone la sociedad y se transmiten dentro de su propio ámbito. En las sociedades modernas y complejas, las subculturas obedecen a los diversos procedimientos de diferenciación social de los grupos (...). Toda subcultura subsiste mientras los grupos a que pertenecen mantienen su identidad y el control de los individuos que los componen; si esto no sucede, a partir de este momento, la subcultura deja de ser una especialidad para convenirse en una alternativa, abierta a la elección individual de los componentes de la sociedad”[2]. Una subcultura, pues, se refiere a un grupo homogéneo y particular dentro de un ámbito cultural más complejo. No se debe entender como sometida o como interior.
3. Identidad cultural
Este concepto es de uso reciente; apareció y se extendió con la descolonización de Asia y Africa, después de la segunda guerra mundial y luego se aplicó a América Latina. Los pueblos tercermundistas, que entraron en ese proceso descolonizador y alcanzaron una independencia política, sintieron la necesidad de encontrar las raíces de sus culturas de origen que habían sido sometidas, despreciadas o rotas por la actitud colonialista occidental. Ese ir a las raíces y tomar conciencia de sus propios valores condujo a estos pueblos a exaltar sus peculiaridades y a intentar recuperar sus tradiciones y expresiones culturales marginadas u olvidadas por siglos de sometimiento económico, político y cultural. De ahí nació el concepto de identidad cultural, es decir, “la conciencia compartida por los miembros de una sociedad que se consideran en posesión de características o elementos que los hacen percibirse como distintos de otros grupos, dueños, a su vez, de fisonomías propias”[3].
Pero, esta conciencia en la práctica social, no es una conciencia reflexiva, sino que se da sobre las propias manifestaciones culturales, es decir, sobre el conjunto de obras y modos de vivir que posibilitan reconocer y aprehender la cultura específica. Estas expresiones y manifestaciones culturales forman algo así corno el “patrimonio” con el cual se relaciona también la visión del mundo y las creencias y normas que tienen una comunidad o pueblo Ese patrimonio cultural de una comunidad concreta es “todo lo que se ha podido producir en el campo de una cultura: testimonios arquitectónicos, pero también signos y símbolos transmitidos a través de las tradiciones orales, la literatura y las lenguas, las artesanías y el folklore, la música y la danza, las creencias y los mitos, los ritos y los juegos”[4].
Cuando un pueblo reafirma su identidad, lo que hace es autorepresentarse y autovalorarse. Pero, para precisar aun más este concepto de identidad cultural debemos completarlo con otras nociones. “En primer lugar, la “representación” que una sociedad se hace de si misma no basta para configurar su identidad. Es necesario y muchas veces en forma abiertamente contradictoria integrar esa representación con la idea que los “demás”, es decir, los integrantes de “otros grupos Culturales”, se hacen de “esa” identidad. Sólo de la imagen y de la contra imagen y de la confrontación de sus reflejos a escala global puede surgir una idea aproximada de “cual” es “realmente” la identidad cultural de una sociedad. Pero, sobre todo, la identidad cultural debe aparecer corno una noción dinámica y abierta a su permanente reconsideración”[5].
La temática de la imagen y contra imagen en el proceso de construcción y/o reafirmación de la identidad cultural es algo inherente al mismo concepto filosófico-antropológico de identidad. Pues, como enseña Cabral: “La identidad de un individuo o de un grupo rumano es una cualidad sociobiológica independiente de la voluntad de ese individuo y de ese grupo, pero que sólo tiene sentido cuando se expresa en relación con otros individuos o grupos humanos. La índole dialéctica de la identidad radica en el hecho que se “identifica y distingue”, porque un individuo (o grupo humano) sólo es idéntico a ciertos individuos (o grupos), si se diferencia de otros individuos (o grupos humanos)[6].