Solamente ámame

6. Es solo algo especial

🎧🌷 chapter 6

 

 

—¿Por qué preguntas algo así? 

—Por simple curiosidad. ¿Acaso te puse nervioso, Dona?

Sus sorprendidos ojos me observan y se detiene cuando soy consciente de que algo quiere decir. Aunque él intenté ocultarlo, nuestros puestos habían sido intercambiados. Ahora Dona se encontraba nervioso y yo era la causa de eso. Al menos esto comenzaba a gustarme.

—Para nada —titubea—. Deja de bromear —responde torpemente

—¿Y entonces?

—¿Entonces qué? —pregunta, apartando la mirada, levemente sonrojado

—¿Te gustó, Dona?

Vuelve a guardar silencio y no puedo evitar moverme con ansiedad. 

¿Estaba pensado en algo más o en cómo evadir mi pregunta? Sea lo que sea, Dona no estaba listo para mentir. Después de todo, no podía escapar de esto. E incluso si pronto el receso terminaba, lo perseguiría hasta el fin del mundo para averiguarlo, para saber si le gustaba. Pero ¿qué pasaría después? 

Tal vez la pelirosa tenía razón, mucha razón. Necesitaba empezar a organizar mis sentimientos.

Con un fuerte suspiro, niego. Me contradecía demasiado. Ya no había razón para escucharlo, no necesitaba hacerlo, no era algo importante ahora, algo que me dijera a gritos que lo descubriera sea como sea. No, porque entre más supiera al respecto, más difícil sería la tarea de saber qué haría ahora con mis sentimientos y con un chico que probablemente gustaba de mí. 

—No me siento capaz de responder eso ahora —dice, llamando mi atención—. Es complicado, enana

—¿La respuesta es complicada? Solo necesitas decir sí o no. Es así de fácil 

—No es tan simple como parece, porque hay consecuencias luego de hacerlo

—Oh, claro —susurro. Sabía bien a qué se refería—. ¿Rechazo?, ¿burla? —él me observa, en completo silencio—. Bien, está bien, está bien. No pregunto más, era solo curiosidad. ¿Qué esperabas? Ahora mismo no sé si correr a mi casa o comer chocolate para mejorar mis ánimos 

Y de la forma más inesperada, Dona ríe. 

—Realmente eres graciosa

—¡Woh! Ahora usas palabras bonitas. Que elegante, Dona

—Usarlos es completamente normal en una persona que lee mucho. ¿Acaso tú no usas palabras bonitas?

—Sí, usó muchas

—¿Entonces con qué palabra bonita me describes?

—Odioso —niega, ofendido

—Otro —pide, insistente

—Buen hombre

—Otro, ese no cuenta

Suspiro.

—Carismático

—¿Ahora soy carismático y no odioso? —rio, sin poder asimilar lo que acabo de decir—. Suena bien, me gusta. Ahora es mi turno, enana

—No me digas odiosa por favor —advierto—. Tampoco te atrevas a decirme fea o algo peor, acabaré contigo si lo haces

—De todas formas, no pensaba hacerlo —dice muy confiado—. Bien, ¡lo tengo! Preciosa

—¿Qué?

—Es sinónimo de linda, ¿no? Usualmente se usa mucho para describir algo muy hermoso

¿Por qué no respondía?, ¿por qué me estaba limitando a simplemente mirarlo?

No lo sabía con claridad, pero las palabras se encerraron en mi garganta y solo lo escuché sintiendo las mejillas sonrojadas. Eso para nada debía pasar, no ahora que me estaba concentrando tanto en su mirada.

—¿No te agrada?

Niego, completamente confundida. 

—No es eso, me gusta. Gracias, Dona

Él sonríe.

Y no mentía. Realmente me gustaba lo agradable que sonaba y como una simple palabra logró acelerar mi corazón. Era como la sensación indescriptible al leer un libro de romance, cuando ese amor finalmente es correspondido y la confesión sobrepasa cada una de tus expectativas. Te hace estar inquieta, sonrojada y feliz. Pero agradecía que, más allá de tener las mejillas rosadas y que Dona no haya mencionado más al respecto, por suerte la pelirosa no estaba aquí o diría uno de sus sarcásticos comentarios, y era algo que no necesitaba en estos momentos.

No cuando ella sabía lo nerviosa que podía encontrarme. 

—¿Crees que fue demasiado inapropiado? —pregunta, en un tono cansado—. Lo digo porque estás muy callada y no es normal en ti. ¿No te gusta que te digan linda?

—Ya te dije que está bien, me gustó. Fin del asunto

Él niega inclinándose hacia mí.

—¿Completamente segura?

—Voy a evadir esa respuesta —abre los labios, sorprendido—. No te quejes, tú tampoco has respondido mi pregunta

—Lo haré en otro momento

—¿Cuándo? —pregunto

—Cuando sienta que estés lista. Ahora no que no dejas de pensar en él  —y a pesar de lo triste que sonaban sus palabras, me siguió entregando una de sus cálidas sonrisas. Elevó la mano y acarició mi mejilla, buscando transmitir consuelo—. No se puede olvidar a una persona así de simple y mucho menos si tus sentimientos son sinceros. Así que evitemos esa respuesta y date un tiempo, no es necesario que insistas por sola curiosidad. En realidad no soy un amargado, enana

¿Pero por qué se sentía tan mal escucharlo?

Era un pequeño dolor en el corazón, uno que comenzó a llenar mi pecho queriendo desbordar a cada parte de mi cuerpo.

—Lo siento —susurro

—No lo sientas, ya te lo dije. Está bien, enana

—No siento que esté bien algo así. Pero es difícil, sé que no me corresponderá. Lex está enamorado de Silvana y yo no puedo interferir. Entonces ¿qué hago?

—No llores —pidió—. Simplemente te pido que no llores

—No pienso llorar frente a tantas personas. Ahora no, eso sería vergonzoso —suspiro—. Amanda tiene razón, tengo que pensar qué haré después. Porque no puedo sentir algo por una persona que ya tiene el corazón tomado. Tengo que…

—Ser conquistada —interrumpe

—¿Ah?

—Tengo que conquistarte —dice y no puedo dejar de mirarlo—. Déjame conquistarte, Inea

Me quedaba claro, era un sí. Le gustaba a Donato Altagracia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.