Solamente una Vez

CAPITULO 18 CARLOS Y PAOLA

Cuando me doy cuenta de lo que acabo de decir ya es demasiado tarde. Paola me llama idiota y se pone a llorar. Siento que mi corazón se estruja al verla tan triste. Sale corriendo del despacho y yo me voy detrás de ella. Jackson y Miranda siempre me miran como si supieran lo que siento por Pao, así que no me preocupo por lo que piensen en este momento.

-Paola, espera!! –le digo mientras salgo detrás de ella, pero va tan deprisa que no logro alcanzarla y entra a su habitación cerrando la puerta justo en mi cara.

-Nena, abre la puerta por favor –solo escucho sus sollozos y me siento como un canalla. No sé por qué dije eso, realmente no pienso eso de ella. Creo que solo quería provocarla. La tensión que hay entre nosotros es insostenible últimamente.

-Nena, déjame entrar…tienes razón, soy un idiota, un imbécil –sigue sin abrir la puerta.

-Quiero que sepas que no me voy a mover de aquí hasta que abras la puerta y hablemos de lo que pasó. Sabes que no pienso eso de ti, solo quería provocarte y se me fue la mano; ya sabes que no hablo mucho y que soy torpe con estas cosas –paso la mano por mi pelo desesperándome un poco – Preciosa abre la puerta por favor –susurro para que solo ella lo escuche.

Finalmente siento el click de la puerta, entro inmediatamente a la habitación antes de que la cierre de nuevo. Me siento morir cuando miro sus ojos enrojecidos por las lágrimas derramadas. No soporto ser el causante de su sufrimiento. Trato de acercarme pero ella retrocede y me mira con tristeza. Esperaba rabia, pero lo que veo es tristeza y eso me hace sentir peor.

-No te acerques Carlos, creo que has dejado muy claro lo que piensas de mí –me dice mientras limpia sus lágrimas, pero otras siguen saliendo.

-Nena no pienso eso de ti.

-No me digas Nena! no soy una niña por si no lo has notado –me dice con rabia –Creo que ha llegado el momento de que hable con mi papá para que te libere del suplicio de ser mi guardaespaldas.

-NO!! –digo rápidamente alzando la voz y ella se asusta. No pretendía asustarla, pero no puedo soportar que quiera alejarme de su lado.

-No? –repite ella –pero si es lo que deseas. No creas que no he notado como me miras y como te refieres a mí con los otros guardaespaldas: “la mocosa esto”… “yo me encargo de la mocosa”… estoy cansada de que me veas como una carga!!! –grita desesperada.

-No es así, tienes que escucharme Paola, puedo explicarte todo esto.

-No me expliques nada, no quiero saber nada, no quiero verte más!!! –dice todo eso mientras su llanto crece y no puedo aguantar más.

-Nena, realmente no sé qué me pasa contigo, pero cuando te veo, cuando me tocas, siento que el tiempo se detiene. No creas que no he luchado contra esto, porque estoy seguro que nunca podríamos estar juntos. No sé qué hago, solamente pienso en ti y en mis sueños siempre estas presente. Ahora ríete porque soy el hombre más cursi del mundo –termino mi monologo y noto como me mira la mujer más importante de vida. Si tan solo ella supiera como me siento.

Aprovecho que está sorprendida y en silencio por todo lo que he dicho y me acerco, tomo una de sus manos y beso su palma, mirándola a los ojos fijamente. No dice nada y la atraigo a mi cuerpo. Ella tiene que levantar su rostro porque soy mucho más alto que ella. Me inclino y roso sus labios dulcemente, siento como una corriente eléctrica pasa por los dos, ella también lo ha notado. Con un brazo tomo su cintura, con el otro tomo su cuello y atrapo sus labios en un dulce beso. No puedo creer que la estoy besando!! Sigo explorando las profundidades de su boca y nuestras lenguas se encuentran en una danza silenciosa. Ella me está respondiendo el beso y eso me transporta a las nubes. La sostengo más fuerte y sus pechos se aprietan a mi torso. Quiero seguir besándola y saboreándola, es como si se tratara de una jugosa fruta. No puedo dejar de lamer y mordisquear sus labios, hasta que escucho un débil gemido. Nos separamos por aire para respirar, pero nuestras frentes están unidas. Mis ojos están cerrados y sigo concentrado en ella, en su olor.

Todavía no puedo creer que Carlos y yo estemos besándonos. Si el supiera que es como mi sol y quiero que él sea lo primero que vea cada mañana. Pienso en él aunque no quiera, es como una maldición. Me siento florecer cuando él está cerca. Definitivamente es mi amor y no necesito a nadie más.

-Entonces no crees que soy una tonta mocosa? –le digo con las frentes unidas todavía. El abre los ojos y sonríe. Cuando sonríe es como si saliera el sol. Sus ojos chocolate me miran fijamente.

-Claro que no pienso eso nena –me dice mientras pasa su dedo pulgar por mis labios húmedos de sus besos – eres lo más hermoso que he visto y la chica más inteligente que conozco –siento que me sonrojo y bajo la mirada. No puedo creer que estemos tan juntos, abrazados. He soñado mil veces que estoy con este hermoso hombre.

-Hay tantas cosas que me gustan de ti, no sé cómo describirlo. Tu belleza, tus ojos tan expresivos, tu forma de ayudar a los demás, eres honesta y muy alegre. Yo quisiera besarte siempre, tenerte abrazada hasta que ya no pueda más.

-Qué va a pasar ahora entre nosotros Carlos? –pregunto con el temor de que todo esto sea un sueño y que lo que me acaba de decir sea una broma.

-Ahora? –me dice mientras sigue acariciando mis labios  -vamos a disfrutar de la navidad preciosa y te voy a seguir besando hasta que ya no pueda más, he esperado demasiado tiempo – se me escapa una risita que es detenida por los labios de Carlos que sigue besándome y apretándome para que no pueda escapar. Como si yo quisiera alejarme. Lo beso con el mismo ímpetu, mientras pienso que debo vivir el presente y ya luego veremos que nos depara el futuro.

 




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