Soldado 02 - Un email [chanbaek]

Capítulo Diecinueve

Baekhyun

Le di a la madre de Chanyeol una sonrisa cortés.

—Gracias por la cena. Ella prácticamente brillaba.

—Oh, realmente me gustas ahora. Algunos simplemente no están agradecidos por lo que reciben. —Ella entrecerró los ojos a cada uno de sus hijos.

—Te dije gracias —Jaehyun prácticamente gritó en su defensa.

Ella se aclaró la garganta.

—Cinco veces en 22 años no es lo que yo llamo una buena actitud, joven.

—Gracias, querida. La cena fue genial —Rick le dio a su esposa un beso en la mejilla, y pareció calmarla por el momento.

Jungsoo, Chanyeol y Minjae murmuraron su agradecimiento, pero no tenía el mismo atractivo.

Me reí en voz baja. Estaba claro que en esa casa Gain era la jefa. Ella mangoneaba a cinco hombres como si fuera su trabajo, pero ellos la dejaban. Chanyeol especialmente podría dominar fácilmente a su madre, pero no lo hacía. Su relación era otra capa de él que me gustaba.

De hecho, cuanto más aprendía acerca de mi soldado, más lo amaba.

Tragué saliva, y me puse de pie, cuando la idea se me ocurrió. ¿Yo lo amaba? ¿Podía amar alguien que sólo había conocido hoy en día?

Se puso de pie detrás de mí, poniendo un par de manos firmes alrededor de mis caderas. Él era tan cuidadoso, hiperconsciente de mis necesidades potenciales.

Me volví, mirándolo. Ablandado cuando me encontré con su mirada. Sus profundidades trasmitían promesa, garantía y deseo. Era más de lo que pensé desde su primer e-mail, más de lo que esperaba que fuera y lo admiraba, sabía que era todo lo que mi corazón amaba.

Sí. Yo lo amaba. Amaba a este hombre que conocía tan bien en palabras y nada físicamente. No importaba sin embargo. No saber todo de él no intimidaba a mi corazón. Yo sabía lo suficiente como para decidir que él siempre sería suficiente para mí y con cada minuto que pasaba se hacía difícil imaginarme alguna vez viviendo sin él de nuevo.

No había humor en sus ojos, sólo pasión caliente.

—Vámonos, precioso.

Con un guiño a la mesa, un adiós vacilante, y algunas risitas de Minjae y Jaehyun seguidas de una reprimenda de Gain, dejé que me llevara de vuelta. El sol se ponía en la lejanía, en alusión a las horas que habíamos pasado en el interior con la familia.

Robóticamente, me alejé de su flanco y me aproximé al lado del pasajero del vehículo. Estaba a punto de llegar a la manija de la puerta cuando él me hizo girar, tirando de mí en sus brazos y presionando mi espalda contra su camioneta. Sus manos agarraron mi cara, la única advertencia que me dio antes de capturar mis labios.

Electricidad sacudió mis terminaciones nerviosas, quemando mi alma y despertando mi cuerpo. Él se presionó en forma dura contra mí, haciéndome consciente de su erección mientras meticulosamente probaba y se burlaba de mi boca.

Me aferré a sus brazos, deleitándome con la sensación de sus músculos bajo mis palmas, flexionados y en movimiento, luchando por moderarse, por controlarse.

Me besó completamente, respondiendo a todas mis preguntas que puede haber tenido acerca de cuánto me deseaba. Me besó con ternura, encendiendo todos los anhelos que yo tenía sobre que me apreciara. Me besó un tiempo, robándome cada aliento, y sustituyéndolo por el suyo.

Mis pechos se hincharon con la necesidad, mis pezones presionaron la tela de mi camiseta. Él debía saber qué efecto tenía en mí, pero no se apresuró a reconocerlo.

Se alejó, nuestras respiraciones salían en duros y rápidos jadeos mientras nos mirábamos el uno al otro. Pasó los dedos a lo largo de las mejillas de mi cara justo debajo de mis gafas.

—Había querido hacer esto todo el maldito día.

Contuve una sonrisa.

—Yo estuve deseando que lo hicieras todo el día. —Sintiéndome seguro, me estiré de puntillas y besé sus labios—. Hiciste que valiera la pena esperar, Sargento de Primera Clase Park.

Él me mostró una vez más lo cerca que estaba de desnudarme en el garaje sus padres.

—Como tú, señorito Byun. —Él pasó un brazo alrededor de mi cintura y nos movió a un lado para abrir la puerta del pasajero. Se aseguró que estaba cómodamente sentado y asegurado antes de cerrar.

Me reí bastante, relajándome en el asiento de cuero, mientras lo veía pasear por la parte delantera de la camioneta. Él se encogió de hombros varias veces y se ajustó los pantalones de la entrepierna dos veces en el camino. Parecía que los dos estábamos sufriendo en algunos niveles.

Entró en la camioneta con facilidad. Con su mirada caliente sobre mí, sus labios fruncidos con fuerza. Si no fuera por el humor en sus profundidades, le habría creído.

—¿Alguien te ha dicho que no provoques a un soldado? Soy una bomba de tiempo, precioso. —Su voz tenía una mezcla de provocación y verdad.

Me mordí el labio inferior, mi corazón bombeando de manera uniforme.

—No más que algunos de mis novios literarios.

Sus cejas se fruncieron hacia el interior cuando su camión rugió a la vida. Miró a través del parabrisas durante un largo minuto, antes de inclinarse hacia mí.



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En el texto hay: soldados y emails

Editado: 28.05.2023

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