Solitud y Sangre

Continuacion

De repente, el sonido de una alerta rompió el silencio. Nos pusimos en posición rápidamente, observando cómo una figura se acercaba a una de las entradas. Era uno de los hombres que habíamos visto en el túnel, moviéndose con cautela y mirando alrededor nerviosamente.

Observamos en silencio, esperando a ver qué hacía. El hombre parecía estar inspeccionando las trampas y sistemas de alerta, como si buscara formas de desactivarlos. Mi mano se tensó sobre el rifle, listo para actuar si era necesario.

Mark y yo intercambiamos una mirada, sabiendo que este encuentro sería crucial. No podíamos permitir que desactivaran nuestras defensas, pero también necesitábamos obtener información sobre sus intenciones. Asentí levemente hacia Mark, indicando que debíamos movernos con cuidado.

Nos acercamos lentamente, aprovechando la cobertura de los árboles y la nieve. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, Mark levantó una mano en señal de alto. Nos detuvimos y observamos mientras el hombre se agachaba para examinar uno de los sensores de movimiento que habíamos instalado.

Aprovechando el momento de distracción, avancé unos pasos más, el rifle apuntando firmemente hacia el intruso. Con un movimiento rápido y coordinado, Mark y yo nos posicionamos detrás de él.

—¡Quieto! —dije con voz firme pero baja, suficiente para ser oído por el hombre pero no por nadie más en las proximidades.

El hombre se congeló, sus manos levantándose lentamente en señal de rendición. Mark se acercó y le retiró el arma que llevaba en la cadera, asegurándose de que no representara una amenaza inmediata.

—¿Quién eres y qué estás buscando aquí? —le pregunté, manteniendo el rifle apuntado mientras Mark lo vigilaba de cerca.

—Solo soy un trabajador. Me pagaron para venir aquí y buscar algo en estos túneles. No sé mucho más —respondió el hombre, su voz temblando levemente.

—¿Quién te pagó? —insistí, sin bajar la guardia.

—No lo sé, de verdad. Solo recibí instrucciones a través de un intermediario. Nos dijeron que buscáramos marcas en las rocas y cualquier cosa inusual —dijo, tratando de sonar convincente.

Mark y yo intercambiamos una mirada. Sabíamos que podría estar diciendo la verdad, pero también que podría estar ocultando información crucial.

—Vamos a llevarte de vuelta a la cabaña. Ahí tendrás la oportunidad de decirnos todo lo que sabes —dije, haciendo un gesto a Mark para que lo escoltara.

Regresamos a la cabaña con cautela, manteniendo la vigilancia en todo momento. El hombre caminaba delante de nosotros, sus manos aún levantadas. Una vez dentro, lo sentamos en una silla y aseguramos las puertas y ventanas para evitar sorpresas.

—Ahora, cuéntanos todo lo que sabes —dije, sentándome frente a él mientras Mark permanecía de pie, vigilando.

El hombre respiró hondo, aparentemente entendiendo que cooperar era su mejor opción.

—Mi nombre es Rick. Fui contratado por un hombre llamado Blackwood, Marcus Blackwood. No sé mucho sobre él, solo que tiene mucho dinero y poder. Nos dijo que buscáramos en estos túneles porque creía que había algo valioso escondido aquí —comenzó, su voz temblando ligeramente.

El nombre resonó en mi mente. Marcus Blackwood no era un desconocido para mí; había oído hablar de él en mis días en las fuerzas especiales. Un hombre con una reputación peligrosa, involucrado en negocios turbios y actividades ilícitas.

—¿Qué es lo que Blackwood cree que está aquí? —pregunté, tratando de juntar las piezas del rompecabezas.

—No lo sé con certeza. Algo relacionado con minerales raros o quizás artefactos antiguos. Pero está obsesionado con encontrarlo, y no se detendrá ante nada —dijo Rick, su miedo palpable.

La mención de Blackwood confirmó que nos enfrentábamos a algo más grande de lo que habíamos imaginado. Este hombre tenía recursos y no dudaba en usarlos para obtener lo que quería. Sabía que necesitábamos un plan para enfrentarlo y proteger nuestro refugio.

—¿Cuántos más están aquí con él? —preguntó Mark, su voz firme.

—Unos cinco o seis más. Todos bien armados y entrenados. No somos muchos, pero sabemos cómo movernos sin ser detectados —respondió Rick.

Mark y yo intercambiamos una mirada de preocupación. Aunque éramos capaces, el número de hombres y su entrenamiento significaban que no podíamos subestimarlos. Necesitábamos una estrategia sólida y, posiblemente, ayuda externa.

La sensación de urgencia crecía en mi pecho. Sabía que este era solo el comienzo y que Blackwood no se detendría hasta encontrar lo que buscaba. Debíamos prepararnos para la confrontación que se avecinaba.

Mientras planificábamos nuestros próximos pasos, la nieve continuaba cayendo suavemente fuera de la cabaña, cubriendo las huellas y silenciando el mundo exterior. El tiempo se estaba acabando, y la sombra en la nieve se hacía más grande con cada minuto que pasaba.

El fuego crepitaba en la chimenea, llenando la cabaña de un calor reconfortante mientras Mark y yo trazábamos nuestro plan. Sabíamos que enfrentarnos directamente a Blackwood y su equipo sería arriesgado, por lo que decidimos adoptar un enfoque más cauteloso. Utilizaríamos el terreno y nuestras trampas a nuestro favor, debilitándolos poco a poco y recopilando información.

—Rick, ¿qué tan bien conoces a estos hombres? ¿Sabes cuáles son sus puntos débiles? —pregunté, mirando al prisionero directamente a los ojos.



#1262 en Thriller
#464 en Suspenso

En el texto hay: accion, suspense

Editado: 19.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.