Tenia que correr, su sesión de fotografías era al otro lado de la ciudad, y de no correr al máximo de su capacidad no había forma en que llegara a tiempo, y no quería dar una mala impresión con sus nuevos jefes. Sin ni siquiera intentar ver el color del semáforo frente a ella cruzo la calle, hasta que escucho una bocina y vio la carrocería de un auto más cerca de lo que jamás le hubiera gustado verla, cerró los ojos esperando el golpe que nunca llego, pero en su lugar sintió un fuerte apretón en su muñeca junto a un jalón, para casi caer de espaldas. Su corazón latía a mil por segundo, y sentía un nudo en su garganta formarse, casi había sido atropellada, pudo haber muerto. Ese era su único pensamiento a medida que las lágrimas salían de sus hermosos ojos verdes, cayendo por sus mejillas. Debido al shock apenas se dio cuenta cuando termino sentada sobre una de las bancas del parque en el cual había estado corriendo hasta hace unos segundos.
-Está bien… No hay nada que temer, ya estás bien, no dejare que te pase nada. –Aquellas palabras tuvieron un cierto efecto tranquilizante en su cuerpo que hicieron que los gimoteos de sus labios salieran de forma más lenta y pausada. Levanto el rostro encontrándose con unos bellos y cariñosos ojos avellana, que le sonreían aun cuando estaba seguro de que no los conocía. –Eso es, vamos, lagrimas fuera, es una verdadera lástima ver tan lindos ojos de esa forma. –Le dijo besando sus mejillas por donde corrían sus lágrimas haciendo que se sonrojara y sorprendiera de igual forma, y estaba por decir algo cuando se dio cuenta de que no era la única persona sorprendida por aquella dulce acción. -¡Lo siento! –Se disculpó enseguida alejándose un paso, mientras pensaba que ahora debía parecer una total rarita o acosadora, genial, lo que faltaba en su día.
-No hay problema… -Respondió por lo bajo mordiendo su labio inferior para luego levantar su mirada y ver de mejor forma a la chica frente a ella, que no debía tener más años que ella, aunque si era bastante más alta, por unos segundos se puso a comparar alturas y llego a la conclusión de que si se fueran a besar sería bastante incómodo para alguna de las dos… Sus propios pensamientos la sorprendieron y negó rápidamente mentalmente, pensamientos malos fuera, fuera.
-En serio lo siento, no era mi intención incomodarte, es solo que tengo una sobrina pequeña y cada vez que esta triste hago eso para que deje de llorar, y tan solo actué por instinto… -Se justificó notando algo de molestia en el rostro ajeno ¿había hablado de más?
-¿Me estás diciendo que parezco una niña? –Pregunto de forma afilada cruzándose de brazos, entendía que era algo bajita, pero eso no justificaba que le dijeran de esa forma, ella era toda una mujer hecha y derecha, ¡una modelo! Por más que le haya salvado la vida no tenía ningún derecho a decirle de aquella forma, cabe decir que toco un nervio sensible en la pelirroja, que sufrió bullyng por parte de su familia su vida entera por su baja estatura.
-Digo que te veías igual de frágil y tierna que ella. –Espero una respuesta mordaz o gritos, pero no llego ninguna, de hecho no llego ninguna respuesta, lo que le hizo enarcar una ceja hasta que escucho las campanadas de la iglesia cercana hacerse presente, recordando que era hora de volver a su recorrido, si es que quería llegar aunque fuera a una de sus clases. –Bueno, espero que estés bien, ten cuidado cruzando las calles, adiós. –Se despidió de forma apurada dándose la media vuelta para cruzar la calle, cuando sintió que esta vez era ella a la que sostenían de la muñeca.
-Espera… Me salvaste la vida… te debo algo… lo que quieras. –Murmuro la modelo quien mordía su labio de forma nerviosa.
-Bueno, pues ahora mismo quiero llegar a mi clase, por lo que si me dejas ir me sentiré como pagada. –Respondió esperando que le soltara ya empezando a sentirse ansiosa.
-Está bien, pero antes de irte al menos dame tu nombre. –Pidió haciendo que la contraria suspirara, bueno, si su nombre era todo lo que pedía para dejarla ir no creía que fuera algo muy difícil de cumplir, ni que se fuera a arrepentir de tal cosa, y de hecho, jamás lo hizo.
3 semanas después…
Finalmente su clase había terminado, y lo único que quería hacer con cada fibra de su cuerpo era llegar a su cómoda cama y dormir unas buenas 10 horas, estaba despierta desde las seis de la mañana y no creía poder aguantar otra hora más despierta. Se estiro un poco en su lugar comenzando a guardar sus cosas, cuando sintió que alguien le tocaba el hombro.
-Hey… “Pura maldad” te está llamando, ¿algún ex? –Pregunto divertido su compañero, viendo el celular con curiosidad.
- Mi novia –Le corrigió para su sorpresa tomando el celular entre sus manos, riendo al ver el nombre que aparecía en la pantalla.
-¿Tienes novia? ¿Eres lesbiana? ¿Por qué no me lo dijiste? –Comenzó a hacer varias preguntas intrigado, dado que se consideraba amigo de la castaña y recién saber este pedazo delicado de información sobre su amiga, era bastante desconcertante y un poco ofensivo a su parecer.