Habían pasado 8 días, desde que traía el yeso, desde que no había ido entrenar a los chicos los cuales entendieron mi situación y también desde que no hablaba con casi nadie... Sin pasar por alto que la escuela había empezado justo tres días después de mi accidente, yo no había ido por suerte tenía permiso autorizado así que no me preocupaba y ahora solo me quedaba disfrutar el fin de semana los cuales eran mis dos últimos días de descanso.
– Shelley no entres, lo más seguro es que aun esta dormida – oí como Max trataba de detenerla.
– Pero son las 6:00 de la tarde, casi noche – se quejó y luego oí que abría la puerta de mi cuarto – vez ya está despierta y tu no querías que entrara.
– Ya te dije que luego a estas horas esta dormida ¿aun no lo entiendes?
– Bueno ya dejen sus peleas de niños pequeños – dije mientras reía ya que esta semana había sido lo mismo todos los días.
– Pero el...
– Max te dijo la verdad ya que estos días he estado durmiendo más de lo normal.
– Bueno ya no importa, mamá te mando fresas con crema y otras bañadas en chocolate tus favoritas – cuando dijo esto Max la miro indignado, pero ella solo lo ignoro – y más galletas para todos.
– Si tu mamá sigue mandándome más fresas la voy a amar infinitamente.
– No entiendo porque te sigue consintiendo – yo solo reí, pero Shell lo miro con cara de pocos amigos – ¿Qué? A mí nunca me ha mandado mi comida o postre favorito.
– Es porque a mí me quiere más que a ti – el volvió a mirarme indignado, pero lo ignoré y fui a la cocina para guardar las cosas.
– Nini ¿ya compraste tu uniforme y tus útiles? – quedé atónita y negué – si quieres podemos ir mañana y así igual te ayudo ¿Qué te parece?
– Me parece perfecto porque realmente no me acordaba del uniforme – las dos reímos – bueno me voy porque tengo tarea que hacer, pero mañana paso por ti a las 12:00 no te duermas tarde.
Yo asentí, nos despedimos y se fue, ella tenía tarea que hacer y yo tenía que comer.
– Nini ¿Dónde están mis audífonos y mi sudadera negra? – preguntaron Ian y Max entrando a la cocina yo solo los mire mal ya que estaba a punto de comer.
– ¡Nini! Necesito mis audífonos.
– Y yo necesito la sudadera.
– ¿Cómo porque voy a saber dónde están sus cosas?
– Pero...
Dijeron al mismo tiempo, yo los ignoré y seguí comiendo. Ellos siguieron insistiendo, pero la realidad era que ni siquiera yo sabía dónde estaban sus cosas.
– Sinceramente no sé dónde están sus cosas, pero porque no van y las buscan bien entre todo el desastre que tienen y me dejan comer tranquila.
Ellos hicieron caso y yo seguí comiendo el delicioso filete con ensalada que había preparado mi tía hace algunas horas. Al terminar de comer lave los trastes que ensucie, los seque y guarde, cuando estaba por subir a mi habitación escuche que tocaron la puerta.
– Hola Henry, Ian y Max están en sus cuartos.
– Hola Alessia, no tranquila solo paso de rápido para traerle estas cosas las olvidaron en mi casa.
– Vale yo les doy sus cosas gracias – él me sonrió y se fue, mientras yo mire que había en la maleta y ¿Qué creen? eran sudaderas de esos dos tontos y los audífonos de Max.
– ¡Ian, Max! bajen en este momento o morirán – les grite tan fuerte por mi enojo, que ellos bajaron en menos de un segundo y cuando miraron la maleta con sus cosas entendieron porque estaba tan enojada. Ian estaba por decir algo, pero antes de que dijera algo lo calle y me fui a mi habitación.
Habían pasado aproximadamente 4 horas en las que solo estuve acostada, ya ni siquiera sabía qué hacer con tanto tiempo libre y bueno no es que pudiera hacer mucho ya que uno de mis brazos era inútil.
– Alessia ¿estas ocupada?
– No ¿pasa algo?
– ¿vas a cenar hija? – yo negué ante la pregunta de mi mamá – bueno está bien, por cierto, no olvides que mañana tienes que ir a comprar tus cosas para la escuela.
– Lo se mamá, de hecho, Shell me dijo que mañana me va a acompañar a comprar todo lo necesario.
– En ese caso mañana te dejo dinero antes de irme, descansa.
Yo asentí y me fui a dormir, pues ya era tarde y si seguía despierta mañana no me levantaría.
Narrador omnisciente
Alessia despertó gracias al ruido proveniente de la planta baja, demasiado confundida miro la hora en su teléfono y se sorprendió al ver que aún era un poco temprano. No le quedo de otra más que levantarse he ir a arreglarse, cuando bajo encontró a Ian, Max y Henry con un total desastre en la cocina, ellos dejaron de reír al momento que se dieron cuenta de la presencia de Alessia.
– Desayunare fuera, suerte con lo que sea que estén haciendo.
Nadie dijo nada y se fue, 30 minutos después Alessia estaba en el centro comercial camino a la cafetería de la vez pasada, pero iba tan absorta en sus pensamientos que reacciono hasta que choco con un chico.
– ¿Estas bien? – le pregunto el chico a Alessia, ella solo asintió un poco confundida se disculpó y siguió su camino.
Mientras tanto Alessia se encontraba en la cafetería esperando su comida que había sido la misma que la vez pasada, pero esta vez pidiendo de más un emparedado para no quedarse con hambre. 20 minutos después Alessia ya estaba disfrutando su comida, pero se vio interrumpida por una llamada.
Llamada telefónica.
– Hola – dijo Alessia con la boca media llena.
– Estoy en tu casa, pero tres idiotas me dicen que te fuiste ¿Dónde estás?
– Uhm lo siento estaba terminando de comer mi pastel, pero como tú lo dijiste son tres idiotas que casi nunca ponen atención les dije que iba a estar en el centro comercial.
– Pero te fuiste muy temprano, igual no importa ya estoy en camino nos vemos en unos minutos.
Alessia no dijo nada, y siguió comiendo, pero nuevamente fue interrumpida por otra llamada.
Llamada telefónica
– Estoy en la cafetería Coffe-Strand.