Solo hasta Abril. [editando]

Antes de Abril.

—¿Por qué no quieres hacerlo? —Pregunté en un tono suave. 

—No lo sé..., Tengo miedo. —Respondió. Su respiración volvió a la normalidad, menos mal. 

—Sí, pero ¿A qué? —No tenía sentido, o no le hayaba uno en específico. ¿Por qué no lo quería hacer? 

Se quedó en silencio, abrió sus labios pero volvió a cerrarlos, como si estuviera debatiendo si decirme o quedarse callado. 

Cuando pensé que no diría nada más, le di unas palmaditas en el hombro, comencé a poner de pie, pero su brazo me detuvo. 

—Por que se que no es correcto. —Dijo. Me quedé perpleja. —Por que tú estás enamorada de alguien más, y yo solo salgo con Estefanía para darte "celos" —Recalcó entre comillas. 

—Pero ¿Por qué? —No tenía ni idea de que decir o como actuar. Sí, estaba saliendo con Axel, pero, no lo sé.

—Por que no quiero destruir tu corazón, ni el mío. Volver a juntar las piezas. No quiero volver a hacerlo. Es por eso que no quiero ir a esa estúpida fiesta, por qué se que, aunque digas que estarás conmigo, no será verdad. Y yo sé que a ti te gusta divertirte de una forma diferente a la mía. —Dijo, agachando su cabeza.

—Pues, si no quieres ir no vayas. No veo por qué discutir esto. 

Silencio. No me gustaba que se quedará en silencio, era incómodo, y, raro. 

—Te estoy hablando. —Tomé su mentón y lo mire directamente. —Sabes que odió cuando te quedas en silencio. 

—No lo sé. —Me interrumpió. —No se nada de ti. ¡Dejemos de bobadas! Esto es la vida real, no todo es color rosita. ¡Yo no te conozco! ¿Por qué desde hace poco tienes curiosidad en mi? ¿Por qué de repente empezaste a hablarme? ¿Por qué...? —Le interrumpí.

—Por que te quería conocer... 

—No. —Dijo frío. —Por que tenías curiosidad, por qué solo te di lastima, por qué no sabías con quién más coger. Pero te diste cuenta de que no te haría caso, y mírate. Ahora me ruegas para que vaya a una fiesta. 

—¡No es verdad!

—Claro que lo es. No te hize caso, así que para no quedar mal con tus amigas, decidiste acercarte, hablarme. 

—Mientes. 

—No, tu te mientes a ti. 

—No es cierto. 

—Mentira. Toda tu puta vida es una mierda, una mentira en color rosa... —Le di una cachetada. 

—¡Cállate! —Lagrimas calientes rodaron por mis mejillas humedas. —¡No sabes nada de mi! ¡No tienes el puto derecho de...! 

—¿De que? ¿De burlarme? No lo estoy haciendo. ¿De decir la verdad?, No es mi problema que te duela. Por qué la verdad duele, y que a ti no te guste, eso no me importa. —Lo pensó un momento. —Nunca me interesasté. Nunca lo hiciste. 

Con eso se dió la vuelta, lo ví desaparecer por el pasillo, y nunca lo volví a ver. 

 

 

 

 




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