Solo hasta que te enamores

Capítulo 1. Viaje de trabajo

Avery

A pesar de llevar ya 5 años dentro de esta industria no podía negar que seguía sintiendo ese revoloteo en el estómago y el temblor en las piernas cuando un nuevo trabajo se me presentaba, nadie jamás había dicho que ser actriz era fácil, yo siempre fui consciente de eso, pero aun así había decidido seguir con mis planes. Amaba mi carrera y vivir de ello era un sueño hecho realidad, por eso casi todas las ofertas que se me presentaban las aceptaba, claro también si mi agenda lo aprobaba, aunque, no era para nada algo que me agotará.

Esta vez tenía una sesión de fotos para mi siguiente proyecto, y el lugar elegido para realizarla había resultado ser París, cosa que no podía ser más emocionante. Toda esa semana antes del viaje ni siquiera había podido dormir bien por el constante cosquilleo en el estómago, lo que este si no había impedido fue el hacer cada una de mis maletas, que, aunque algunas de las empleadas que me ayudaban en casa se habían ofrecido a ayudarme yo me había negado porque si yo iba a París todos debían tener como mínimo unas vacaciones.

Había llegado seis horas antes al aeropuerto, vestida completamente casual, con un par de gafas con aumento y ni una sola gota de maquillaje. En pocas palabras, estaba de incógnito; nadie debía saber que Avery Anderson estaba por salir de América. Al abordar mi mente estallo y, por más gracioso, así como asqueroso que fuese esta vez, las ganas de vomitar no solo se habían quedado en amenaza.

No sabía si la emoción y euforia del momento habían hecho que mágicamente el vuelo no durase nada, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos por llegar. Cuando el avión aterrizó mi corazón comenzó a golpear mi pecho desenfrenado, y no paro hasta que llegamos al auto que esperaba frente a las puertas, allí agradecí con la mirada a Donna, mi representante que todo esto de mi viaje hubiese sido en secreto, ya que eso me había facilitado el poder procesar mi evidente asombro con la ciudad y con la idea de estar allí.

Camino al hotel, con el atardecer en su esplendor, sentí la necesidad de bajar del auto y sentir en la piel la suave brisa. Por fortuna, Donna no me había detenido y había permitido que el chófer parara el auto.

— Avery —dijo ella intentando llamar mi atención —. Recuerda que esto es por trabajo —mencionó, dejando en claro que se había dado cuenta de que estaba completamente extasiada.

— Lo sé —afirmé por inercia.

— Avery —. Volvió a llamarme.

— Mmm — Pero mi mente en ese momento divagaba, sí, en la imagen de mí por las calles de París.

— Lo que sea que estés imaginando ni se te ocurra hacerlo —sentenció Donna, frunciendo el ceño e inflando las mejillas como los niños cuando hacen rabietas.

— No haré nada, te lo aseguro — Quise tranquilizarla con la idea, pero ella me conocía demasiado bien.

— Sabes que debo ir por tu maquillista hasta la otra ciudad, ¿cierto? —dijo, mirándome con advertencia antes de seguir —. No estaré contigo, pero solo esta noche estarás sola —exclamó aliviada.

Yo, en cambio, había desviado mi mirada del bello atardecer para verla a ella con duda y curiosidad, ya que por lo que había escuchado solo seríamos nosotras, y el fotógrafo, pero él vivía aquí, así que solo nos veríamos en el momento de realizar las fotos.

— No me mires así — pidió Donna, en tanto me tomaba del brazo para guiarme hasta el auto.

— Entonces dime, ¿qué significa eso? —pregunté.

— El fotógrafo, Leopold, aceptó que te quedaras en su casa — mi rostro debió ser de horror puro, ya que mi representante prosiguió rápidamente — Tranquila, está casado y se aseguró de que su esposa estuviese de acuerdo — afirmó ella.

Pero yo no estaba conforme, ya que la idea de estar encerrada hasta que Donna volviera no me parecía muy buena, y quizás si me atrevía a poner un pie fuera de la casa del tal Leopold, este no dudaría en decirle a ella.

— Así que hasta mañana no cometas locuras, sé prudente —. Pero ella estaba equivocada, yo podía ser todo menos eso.

......................................

Después de dejarme en el hotel, ella corrió rápidamente, asegurando que máximo en dos días estaría de regreso. Me aseguro que por la tarde del día siguiente el fotógrafo pasaría por mí, así que debía estar lista.

Esa noche claramente no dormí y no sabía si era por la emoción, por el cambio de horario o por el hecho de que a mis veintiocho años estaba por comportarme como una niña caprichosa de cinco, pero, en mi defensa, esa por más increíble que se escuchará era mi primera vez en la ciudad y no pensaba desperdiciar la mañana en ese cuarto de hotel, así que temprano buscaría algo divertido que hacer.

Con un perfil bajo, recorrí muchas calles, comprando y comiendo una que otra delicia que, por supuesto, tenía prohibido comer, demasiada azúcar, pero no me arrepentía.

Tal vez solo cuando estuve en la entrada de una enorme tienda sentí algo de remordimiento, ya que si alguien me reconocía causaría grandes problemas para Donna, ella como siempre tendría que resolver todo, pero confiaba en que me había preparado, y vaya que lo había hecho, ni siquiera traía maquillaje.

Al entrar, lo primero que captó mi mirada fue un bolso verde, ni muy grande ni muy pequeño, que seguro amaría mi adorada representante de rizos castaños y ojos marrones claros.

Había hecho todo lo posible por no llamar la atención, pero, mientras esperaba a que el bolso fuese envuelto, una hermosa niña de cabello negro y ojos grises se acercó a mí con cautela, como un gatito asustado.

— ¿Estás perdida?—. Pregunté al ver que estaba sola, pero ella negó levemente, entonces con su mano hizo un gesto para qué me acercará más a ella.

— Eres, Avery ¿cierto? — Susurró cerca de mi oído, dejándome tan sorprendida que mi mirada no se apartó de sus ojos, que tenían un brillo especial, de admiración.

— Lo soy — Estaba mal, muy mal, revelar mi identidad no era algo que debía hacer y menos ahora que se suponía que nadie sabía que estaba en París y no en América — Pero es un secreto — Susurré nuevamente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.