Solo hasta que te enamores

Capítulo 6. Solo un mes

Kalet

Su expresión me dijo exactamente lo que yo ya había imaginado. Ella no deseaba ni por el más mínimo error volver a cruzarse conmigo y yo obviamente respetaba eso. Era tonto creer que después de todo con solo unas cuantas palabras arreglaría todo.

— Solo este mes — Afirme intentando convencerla de algo de lo que ni yo tenía idea.

Yo no vivía con Emily, pero aun así allí estaba intentando lograr que Avery no me ignorara cuando seguramente solo nos encontraríamos por mucho cinco veces en su estancia aquí.

— No — Fuerte, decidida y distante, así había sido la contundente respuesta de la pelirroja, a quien ya no podía leer con claridad, por su expresión era de desinterés puro — No quiero soportarte ni un mes, una semana o un día... — Soltó como si hubiese sido una bomba de tiempo que había estado guardando — ni aunque fuese solo un segundo —terminó por decir con total claridad y sin mostrar qué tiempo de pensamientos tenía en ese momento.

— Respetaré tu decisión —respondí finalmente, antes de que Leopold nos interrumpiera en la absurda charla a la que yo nos había orillado.

— Aquí están — Exclamó el marido de mi hermana con esa sonrisa que tanto lo caracterizaba y que en muchas veces a Dean ponía de mal humor — Tu hermano ya se instaló en una habitación — Dijo observándome a mí — Así que es turno de ustedes de ir a sus habitaciones — Afirmó alegre, pero dejando en claro que yo también tendría una habitación allí esta noche.

Disimuladamente Avery conectó su mirada con la mía y se podía notar desde muy lejos que la idea de estar separados por tan solo algunas paredes le parecía abominable e imposible de imaginar.

— Puedo irme, la lluvia no creo que sea impedimento — intenté arreglar la situación, asegurando que podía irme a mi departamento sin ningún problema.

Pero, había olvidado que, desde que Emily había conocido a Leopold, este se había convertido casi en un padre para Dean y para mí y eso que solo era tres años mayor que yo. Por ese hecho sabía que iba a ser imposible y la idea se volvió inconcebible cuando observó por la ventana y movió la cabeza en señal de “no”.

— Sería una estupidez que te vayas ahora — Afirmó el castaño mirándome con desaprobación — Esta también es tu casa y nadie incómodas — Dijo seguro de sus palabras — ¿Verdad? — Él no lo sabía, pero le había preguntado a la persona incorrecta en el peor momento, porque Avery lo que claramente quería era gritarle y decirle que debía irme, eso era seguro, ella siempre pensaba más de lo que decía, ese podría ser quizás uno de sus mayores “defectos”, jamás decía lo que de verdad pensaba.

— Claro — Aunque el desinterés en sus palabras dejó en claro sus sentimientos en ese momento — ¿Dónde estará mi habitación? — Necesitaba estar lo más alejada posible de mí, quería correr del lugar donde también me encontraba yo, lo podía sentir.

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Leopold la guío a uno de los cuartos de lado derecho, así que yo fui de lado izquierdo entre más lejos, mejor para ella, así no tendría que verme y yo no tendría la necesidad de seguir hablando para intentar unir los pedazos de lo que alguna vez fue nuestra amistad.

Esa noche pintaba para ser una de las peores de mi vida, el insomnio otra vez estaba presente como cada noche desde hacía mucho. Cuando logré por fin dormir, solo sueños confusos inundaron mi mente, dejándome con más dudas, remordimientos y desorden en mi mente.

Ese azul tan característico otra vez y como de costumbre, estaba allí, sin falta, intentando quizás que yo me diera cuenta de algo que no quería y que no iba a dejar que pasará.

La noche fue pesada, los sueños comenzaron a ser peor que el insomnio, porque los recuerdo volvieron a mí una y otra y otra vez, cosas que quise y que intente olvidad un millón de veces y que jamás pude desechar, ahora con la llegada de Avery todo se había vuelto más complejo en mi mente y el descanso se había convertido en algo muy lejano.

Cinco de la mañana, a esa hora mi cerebro trabajaba como loco, esta vez por un motivo muy diferente al habitual, uno que amenazaba con quedarse conmigo todo el día, además, muy a mi pesar y de seguro al de ella también la tormenta parecía que no había parada ni un solo segundo, seguía lloviendo tal y como el día anterior.

Nuevamente, sabía que ellos no me dejarían ir así nada más, por ello, probablemente tendría que estar por lo menos este día en casa con mis hermanos, cuñado, sobrina y ella.

El objetivo: Ignorarla

¿Logrado?... No.

¿Por qué?

Porque cierta pelinegra de muy corta edad, loca por las fresas, la miel y los muffins me había pedido preparar todo eso con ella, pero no me había dicho que su otra ayudante era Avery... entonces mi objetivo inicial había sido arruinado.




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