Solo pido un día más.

40.

Samantha llega de trabajar y se despide de Jeremy, quien ahora la lleva y la trae. Amanda la recibe, pero alza una ceja ante el rostro preocupado de su hermana menor.

― ¿Cómo está todo? ―pregunta la mayor, abrazando a su hermana.

―No sé, siento que Jeremy está raro. Lo noto como triste ―admite y suspira―. No sé por qué exactamente, pero es obvio que es por Dylan. Si siente que está mal amarme, prefiero que no tengamos nada o voy a terminar con el corazón roto.

―Ugh, hombres ―se queja Amanda―. ¿Es que ninguno de los dos tiene en consideración lo que tú sientes y que estás embarazada? Juro que voy a ahorcar a Jeremy con mis propias manos si sigue de imbécil. ¡Entiendo que Dylan sea su amigo, pero él está muerto!

Bajo la mirada al suelo sin poder asimilarlo del todo. ¿Cuándo lo comprenderé? Ya no pertenezco a este mundo, pero me cuesta tanto aceptarlo.

            Quiero pertenecer aquí, continuar aquí junto a mi prometida y mi hijo.

—Es un tema difícil, Amy. Siento que la egoísta soy yo —musita Sam, acariciando el anillo de compromiso—. Fueron tres años juntos…

—Y lo entiendo, Sam. Lo juro, pero es hora de que seas egoísta —la aconseja Amanda—. ¿O es que acaso no sacrificaste mucho cuando estabas con Dylan?

―Hablé con Jeremy sobre el arreglo de la habitación ―comenta Sam, cambiando de tema―. Me dijo que podía quedarme con él mientras arreglan tu habitación y que si te sientes cómoda también puedes dormir allá.

            ¿Qué? ¿Quedarse con él? ¿Cuánto tiempo?

―Oh, no. No. Ve tú, no hay problema. Yo dormiré en el cuarto de mini Dyl ― responde.

            Pues seré un maldito grano en el trasero si esos dos compartirán techo, solos.

―Bueno, voy a arreglar las cosas y llamarle para que sepa ―dice y se levanta, sacando de su cartera el celular. Se aleja de Amanda y se adentra en la habitación de nuestro hijo con el teléfono en la oreja―. Hola Jer. Ya hablé con Amanda, arreglaré las cosas y me quedaré contigo. Ella dormirá en el cuarto del bebé.

            Niego con la cabeza, irritado con esta situación. Si ella está siguiendo con su vida, ¿por qué sigo aquí?

            Pateo la mecedora y esta solo se mece un poco, llamando la atención de Samantha. Se despide de él y suspira antes de volver a la habitación y recoger algunas pertenencias con ayuda de su hermana mayor.

―Te ayudo ―habla Amanda cuando ya está todo guardado. Toma el bolso de su mano y bajan juntas hacia el living.

            El timbre suena y me coloco frente a la puerta antes de que la mayor de las Grayson abra la misma. Jeremy inmediatamente me mira, encogiéndose de hombros.

―Hola, Jeremy. Aquí tienes ―dice Amy, entregándole el bolso y se acerca para murmurarle en el oído―. Y por favor, no seas un imbécil. Ella en verdad te quiere.

― ¿Qué estás diciéndole, Amanda Grayson? ―pregunta Sam, cruzándose de brazos.

―Nada importante. Iré a visitarte y a llevarte lo que necesites ―se despide de su hermana, dándole un abrazo y acaricia su vientre.

―Nos vemos ―se despide la menor y encara a Jeremy―. Vámonos.

            El guarda el bolso en los asientos traseros de su carro y yo me coloco al lado de ellos. Ayuda a Samantha a entrar en el auto y se sienta en su lado para manejar.

            Sus ojos se cruzan con mi mirada hostil y puedo ver un gran atisbo de culpa.

***

            SAMANTHA

            Llevo varios días durmiendo en casa de Jeremy. Mi familia ya se puso manos a la obra con mi cuarto para dividirlo en dos partes y, honestamente, siento que extrañaré estas cuatro paredes.

            Dormir abrazada a él, con su olor masculino por todas partes, me ha hecho feliz. Su humor a veces es bueno, a veces no. Algo le atormenta y sé que es Dylan, pero ¿cómo lo estará molestando?

            Han sido días buenos, no puedo negarlo. Vamos al trabajo, almorzamos y volvemos a casa juntos. A veces estamos muy cansados para hacer algo más, otras veces vemos películas y nos besamos en el mueble por un largo rato.

            Me siento bien con él, como si estuviese con quien debo estar y sé que es así, pero todavía hay partes de mí que me piden que vaya lento.

―Amanda me contó que el arreglo del cuarto va a llevar como un mes aproximadamente ―dice Jer, estrechándome en sus brazos mientras vemos la televisión―. Y hablé con Rick, quiere dejarte trabajando desde casa. Así es más cómodo para ti.

―Sí, pero también va a ser aburrido ―me quejo, arrugando la nariz.

            Él sonríe y me da un beso en la punta de la nariz, haciéndome sonreír a mí también.

―No, porque le pedí que me dejara trabajando desde casa también. No pienso dejarte todo el día sola, ¿y si sucede algo? ―pregunta y yo me tenso en mi lugar.

― ¿Algo cómo qué? ―pregunto, encrespada.

―No sé, cualquier cosa. Si necesitas algo o si hay algún accidente o qué sé yo ―habla y me acaricia la mejilla―. Nada de qué preocuparse. Además, he notado que estás muy cansada últimamente, ¿has tomado todos tus medicamentos y vitaminas?




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