Y llegamos a la última entrega de la trilogía Hamilton y al cuarto libro publicado con esta fantástica editorial.
Nova Casa Editorial, gracias por hacer el sueño una realidad, sobre todo a ti, Joan. Daniel, gracias, en grandes cantidades, cuatro años teniéndote como editor, corrector y mano derecha en toda esta aventura. Gracias a mi Panda, Mario, Jess, Silvia y demás equipo de nce, que estuvieron involucrados en cada libro publicado de la trilogía.
Gracias a todas esas personitas que me siguen desde los inicios, todas aquellas que, con sus votos y lectura, lograron que esta trilogía fuera posible. Aún no me creo que tqst llegara a dieciséis millones de lecturas.
Gracias, mis Dushys, por nunca dejarme caer, me encanta estar con ustedes en mis peores y mejores momentos, aun cuando sabemos que siempre se ríen de mí. Normal.
Este año (2019) fue un año de cambios, pero, sobre todo, de aprendizaje. Gracia a mi mamá, incondicional como siempre, enseñándome la humildad de ser humano. Mi papá, que, con el mismo carácter, me enseñó la fuerza de ser mejor. Mis hermanos, que son mis compañeros ilimitados y amigos fieles. Mi abuelita, que fielmente lee mis libros (no crean, me da una pena que ella los lea, pero le hacemos ganas), Susy, Ale, Luis e Irini y demás familia que nunca dudan en estar ahí para apoyarme.
¡No! Jamás podría dejar de mencionar a mi Gaby Franco, porque sin ella hace ratos hubiera tirado la toalla. A Daniel Vickers, por ser mi Rees Hamilton y prestarme su espalda para ser mi portada. A mis vengadoras (Darlis, Chime, Niam, Zela, Nerea, Sam, Jess y Alex) y a mis demás compañeras de letras de Nova Casa Editorial.
Podría mencionar y mencionar y jamás terminar, pero si algo quiero recalcar en estos agradecimientos, es a esas personas que no voy a mencionar, pero esas que me dieron la inspiración de nuevo, aquellos que formaron y están a punto de formar parte de mi vida, aquellos que se fueron y ahora son recuerdos, y aquellos que me sacaron las mejores sonrisas en estos últimos meses.
Tengo que hacer mención honorífica a mi lectora más grande; Amanda Alou. Con casi cien años y un apoyo enorme que me da, no me siento más que feliz de tenerla en mi vida.
Ser escritora es un sueño y todas las personas que me rodean, me enseñan cosas que luego puedo tomar para escribir, bien dicen: ten cuidado de lo que le cuentas a una escritora, de lo que le enseñas y, sobre todo, de romperle el corazón, lo más probable es que termines dentro de una historia.
Por siempre y para siempre
Siempre suya,
Niky Moliviatis
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Para mis Dushy’s
Y todas esas personas que nos hicieron olvidar
en algún momento que teníamos el corazón roto.