Desde nuestra cita Marc ha pasado más tiempo en casa de lo normal. Nos hemos visto y hemos tenido algunos encuentros casuales en la cocina o en los pasillos, en los que solo hemos intercambiado algunas palabras.
No he salido con nadie desde que lo dejé con Travis y los sentimientos que Marc está despertando en mí me asustan. Por eso por el momento he decidido marcar un poco la distancia con él. Además supongo que viene a casa para estar con mi hermano no para conocerme ni acercarse más a mí.
—Tierra llamando a Olivia —Jessica mueve su mano enfrente de mí y aparto la mirada de la ventana para centrarla en ella—. Llevas unos días muy rara, no sueles estar tan callada. ¿Va todo bien en casa?
Asiento rápidamente, porque no es mi familia la que ronda en mi cabeza en este momento.
—¿Entonces? ¿Alguna novedad con Marc?
Abro los ojos sorprendida porque nunca les he hablado a mis amigas de Marc más allá de que es amigo de mi hermano y a veces viene con su familia a casa.
—No, ¿por qué lo preguntas?
—Te conozco muy bien, algo te traes con ese chico.
—Jess, ni siquiera somos amigos, además, aún no estoy preparada para conocer a nadie en ese plan. Lo de Travis está muy reciente todavía.
—Marc es un buen chico y además es un buen partido, no creo que a tu padre le disguste que salgáis juntos.
Al instante me llegan recuerdos de nuestra cita paseando por el parque, viendo la Torre Eiffel, cenando juntos...
—¿Te estás sonrojando? —Jessica se baja de mi mesa de un salto y acerca su cara a centímetros de la mía para observarme detenidamente—. ¡No me lo puedo creer! ¿Ya habéis salido juntos?
—Solo fue una cita de amigos...
—¡Qué callado te lo habías tenido! Tengo tantas preguntas. ¿Qué hicisteis? ¿De qué hablasteis? ¿Qué tal besa? —me pregunta Jessica esperando que de verdad nos hayamos besado.
Le pido que baje la voz, porque estamos en clase y seguramente haya alguien que conozca a Marc. No me gustaría que él se enterara de que voy hablando de él con mis amigas.
—No nos hemos besado.
—¿No? Bueno no pierdas la esperanza, la próxima vez seguro que surge el momento.
—No habrá una próxima vez, Jess. ¿Me has escuchado?
—Que lo tuyo con Travis no saliera bien, no quiere decir que no puedas dar una oportunidad a Marc. A primera vista se ve que Travis es un capullo, de Marc no puedo decir lo mismo —me guiña el ojo.
—No sé, Jess...
—Hazme caso Olivia, me lo agradecerás.
El profesor de Historia entra en la clase y damos por finalizada nuestra conversación cuando Jessica se sienta en su mesa, a mi lado. Aunque intento prestar atención a la clase, no le paro de dar vueltas al tema.
Jess ha conseguido confundirme más de lo que estaba, pero tal vez tenga razón. Aunque todavía no estoy dispuesta a abrir mi corazón de nuevo a otra persona, quien dice que no pueda darle una oportunidad a Marc de conocerme.
* * *
Nuestro chofer, Arthur, detiene el coche enfrente de casa después de un largo día de clase. No suelo tener muchas ganas de volver a casa, porque casi nunca hay nadie, pero en cuanto abro la puerta principal comienzo a escuchar mucho ruido proveniente de la cocina.
Asomo la cabeza por la puerta y me encuentro con mi madre y Celine. Ambas llevan un delantal negro puesto y están enfrente de la encimera preparando algo que no consigo distinguir, pero que por lo que veo lleva muchos ingredientes.
Mi madre lleva una libreta en la mano y no para de apuntar todos los pasos que debe de seguir para preparar la receta. Ella y la cocina nunca se han llevado muy bien, por eso me sorprende verla con tanta dedicación en un plato.
—Hola Olivia, ¿ya has vuelto de clase? —me pregunta Celine. Es la primera en darse cuenta de mi presencia, ya que como digo mi madre está muy centrada con el plato como para darse cuenta de que he llegado.
—Sí, ¿qué estáis preparando?
—¿No te lo ha dicho tu madre? Un programa muy importante de entrevistas ha contactado con ella y van a venir a entrevistarla aquí, en tu casa. Ya le han avisado de que la van a grabar mientras prepara un plato de cocina y le estoy enseñando la famosa receta del Ratatouille.
—Tiene buena pinta.
—Gracias —responde esta vez mi madre—. Lo hago lo mejor que puedo.
La pequeña Malorie me sorprende entrando en la cocina a toda prisa y sentandose en un taburete a jugar con un osito de peluche. Cuando levanta la mirada de su juguete y me mira, aprovecho para saludarla con la mano.
No sé muy bien si debería acercarme a jugar con ella o dejarle su espacio, ya que aún no tenemos la confianza suficiente. Marc me dijo que sería un proceso lento, pero que Malorie poco a poco ira interactuando conmigo.
—Si me necesitáis estaré en mi habitación.
—De acuerdo, gracias Olivia —me responde Celine.
Doy media vuelta para dirigirme a mi habitación, pero me detengo cuando siento un pequeño tirón en la chaqueta del uniforme. Bajo mi mirada al suelo y me encuentro con Malorie, que tiene una mano enganchada a mi chaqueta y con la que le queda libre sujeta a su oso de peluche.
—¿Quieres venir conmigo? —le preguntó y me señalo con la mano, pero no recibo una respuesta de su parte.
Esto va a ser más complicado de lo que pensaba.
Si quiero comenzar a comunicarme con Malorie, tengo que pedirle a Marc que me enseñe la lengua de signos.