Solo un anochecer

Cap:1 el primer encuentro

Noxville una ciudad llena de ciudadanos alegres en donde abunda La Paz y prosperidad o al menos eso es lo que tratan de hacer creer.
Porque en lo más profundo del país , oculta entre la fachada de la ciudad armoniosa y alegre , se había construido una institución despues de la guerra, que parecía inofensiva a simple vista, pero que albergaba un secreto siniestro: una escuela creada por el gobierno con el propósito de convertir a jóvenes en sicarios, asesinos y espías. Las paredes de aquel edificio estaban impregnadas de un aire de disciplina y miedo, donde los ecos de risas infantiles se habían transformado en susurros de obediencia y desconfianza. Desde el primer día, los estudiantes eran sometidos a un riguroso régimen que mezclaba educación académica con entrenamientos despiadados; sus mentes eran moldeadas como si fueran arcilla en manos de un escultor perverso. En aulas sombrías, se enseñaban tácticas de combate y estrategias de infiltración, mientras que en los pasillos resonaban las advertencias sobre la traición y la lealtad absoluta. Cada niño comprendía rápidamente que su valor no residía en su capacidad para aprender, sino en su habilidad para sobrevivir en un mundo donde la vida humana se había convertido en un mero peón en el juego del poder. Con cada día que pasaba, sus corazones se endurecían, y la inocencia se desvanecía lentamente, dejando atrás solo sombras de lo que alguna vez fueron. La escuela no solo formaba asesinos; creaba sombras andantes, seres atrapados entre la lealtad a su país y la pérdida irremediable de su humanidad.
Y de todas esas personas aun existían figuras que desafiaba las normas del entorno. Jasper bringh era conocido por su frialdad; sus ojos, dos pozos oscuros que no reflejaban el más mínimo destello de emoción, eran un espejo de su alma entrenada para la eficiencia y la obediencia. Desde temprana edad, había sido moldeado en los pasillos helados de la Academia Nacional U.A.E,

Los días en la academia transcurrían entre lecciones rigurosas y entrenamientos exhaustivos. Cada estudiante era seleccionado no solo por su intelecto, sino por su capacidad de despojarse de cualquier atisbo de humanidad. Jasper se destacó rápidamente entre sus compañeros; su mente analítica y su capacidad para ejecutar órdenes con precisión lo convirtieron en el mejor de su clase. Mientras otros luchaban con los dilemas morales que surgían en las simulaciones del gobierno, él permanecía impasible, como un autómata programado para cumplir.

Las interacciones humanas eran una danza que él había aprendido a observar desde la distancia. Sus compañeros a menudo se preguntaban cómo alguien podía ser tan ajeno a las emociones que dominaban sus vidas. Mientras que otras personas normales reían y compartían secretos, Jasper permanecía en el mundo bajo ,al margen, inmóvil como una sombra que nunca se atrevería a cruzar el umbral de la luz.

A medida que ascendía en las filas del gobierno tras graduarse, su reputación como un servidor eficiente y sin emociones se consolidó. Las decisiones difíciles caían sobre sus hombros como si fueran plumas; no había lugar para la duda ni para el remordimiento en su mundo. En las reuniones con altos funcionarios, su voz era firme y clara, pero carecía del calor que caracterizaba a otros. Para él, cada orden era simplemente un paso más hacia un objetivo mayor: la perfección en el servicio.

Sin embargo, en lo más profundo de su ser, había ecos lejanos de lo que podría haber sido. Un instante fugaz durante una noche estrellada en su infancia había dejado una huella indeleble en su memoria: una risa compartida con su familia y a su hermano que siempre le decía
¿que crees que fue primero Beril,el anochecer o el amanecer?》
Era una voz perdida en el tiempo.
esa chispa de felicidad se había extinguido bajo el peso del deber y la disciplina. Jasper sabía que jamás podría permitir que esas emociones emergieran; después de todo, ser el mejor y estar en a cima significaba estar completamente solo...

***
La gente caminaba sin prisa, cada uno absorto en su propia vida, mientras se movían por los caminos de la ciudad. Sin embargo, en lo más profundo de la calle, en un callejón oscuro revelaba una escena perturbadora: un hombre de cabello azul oscuro golpeaba a otro con furia, cada puñetazo resonando como un eco siniestro en el silencio. "¿Quién te mandó?" preguntó con una voz que podría intimidar a cualquiera, suave como un veneno dulce pero cargada de amenaza. A pesar de los golpes, el hombre agredido, con la cara ensangrentada y los ojos desorbitados, se negaba a hablar, aferrándose a su secreto como si le costara la vida.
Con un último golpe, el hombre de cabello azul oscuro noqueó a su oponente, quien cayó al suelo, inconsciente y ensangrentado. La calma regresó brevemente al callejón, interrumpida solo por el sonido de la respiración agitada del agresor. Se dio la vuelta para marcharse, pero algo le hizo detenerse en seco.

A unos metros, una figura se destacó en la penumbra, sus ojos fijos en él con una intensidad inquietante. Era una niña, su rostro parcialmente iluminado por la tenue luz de un farol, que reflejaba curiosidad y desafío. En su mirada había algo que lo sorprendió: no había miedo. El hombre sintió una curiosidad y miedo al saber que alguien lo vio; esa mirada era un recordatorio de que, a veces, los observadores son más peligrosos que los propios luchadores.un solo testigo podría desatar una amenaza para el país.
Sin embargo, la niña, aún absorta en sus pensamientos, permanecía allí, observando al hombre desmayado. Sus ojos brillaron por un instante antes de dirigirse hacia el de cabello azul. Sus miradas se encontraron, y en ese breve momento, una tensión palpable llenó el aire; la niña le miraba con una mezcla de sorpresa y admiración. dándose cuenta de su error, bajó la cabeza y continuó su camino como si nunca hubiera presenciado nada.

El hombre tardó en reaccionar. Cuando finalmente salió del callejón en busca de ella, ya había desaparecido entre la multitud. Su corazón se aceleró al comprender la gravedad de la situación: había dejado escapar a una testigo de lo que sucedió ese día. La adrenalina corría por sus venas mientras se preguntaba qué implicaciones tendría esto para él. No podía permitirse que alguien supiera lo que había hecho
***
《Así que te peleaste con alguien que te estaba siguiendo y lo dejaste noqueado.》
La mujer revisaba las hojas que sostenía del mismo hombre al que había golpeado.




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