KENDRA…
—¡HEY! —Una bola de papel choca contra mi mejilla haciéndome alzar la mirada
—¿Qué sucede?
—¿Hace cuanto que dejaste de escucharme? —Suspiro estirándome en el asiento
—Honestamente, no lo sé— Al menos el vinculo entre mi jefa y yo nos permite ser muy honestas la una con la otra
—Bueno, ya anda, desembucha—Me urge
—¿Cómo está la relación con Adrián? —Ese es uno de los mayores secretos de mi jefa, hace mas de 5 años que mantiene una linda relación con un italiano, se conocieron en una cafetería, él trabajaba ahí de medio tiempo, sigue haciéndolo aunado a limpiar el hogar en donde ambos residen, aja, su pareja rompía con los tontos estereotipos estipulados por la sociedad
—Pues va muy bien en realidad, ¿por? —Su curiosidad brilla, me sirvo otra taza de café mientras suspiro ruidosamente
—Jones—Respondo clara y concisa
—Aja, Jones, ¿Qué hay con él? —Todo, desde la T hasta la o, mierda
—Creo que estoy, ¿atraída?, hacia el—No comentó lo del “trato” entre ambos, pero si le relato lo demás
—¿Asu que estas toralmente segura de que Gonzales y el no están juntos?
—Eso creo, no estoy segura del todo— Camino de un lado para otro como un animal enjaulado
—Bien, ese es uno de los problemas, todos sabemos que Gonzales padre esta mas que dispuesto a comprometer a su progenie a cambio de dinero
—Se que tienes razón, pero Jones me ha repetido hasta el cansancio que no hay nada entre ellos dos, eso solo que…
—Si vas a entrar en algo con el necesitas estar bien de aquí—Señalo su cabeza—Para tu desgracia, te conozco, lo de Kevin aún sigue ahí dentro, no lo dejas ver pero eso no significa que ya no exista, ya no entregas tu confianza como solías hacerlo, y eso es una pieza clave en una relación, la confianza, no puedes empezar algo sin ella, y estar todo el tiempo pregonándote, ¿y sí?
—Lo sé— No se ni distinguir mis malditas emociones— Ese idiota ha logrado hacerme dudar de todo, y siento como mi orgullo no me deja, si me siento como una mierda por lo de Kevin me niego a sacarlo porque eso es como dejarle ganar… no se si solo puedo confiar en el y ya
—¿Lo conoces lo sufriente como para darle esto? —Su mano recae en mi corazón—Sonrió mirándola, la vieja se empeña en pretender que no tiene corazón, pero si que lo tiene, bien escondido para protegerlo pero ahí esta
—¿Estas preocupada por mí? —Me mofo
—Solo porque si te lastiman dejaras de ser tan buena en lo que haces —Ella se aleja y yo rio
—Si tu lo dices mama gallina— A pesar de que le tomo el pelo me tomo muy enserio lo que me ha dicho….
ELLIOT…
Miro el reloj por décimo quinta vez
3:30
Eliza ni sus luces, después del incidente de ayer lo único que quiero es librarme de ella de una vez por todas, Kendra fue abierta, bajo sus escudos y me dejo entrar por unos minutos que me supieron a gloria, una gloria a la que no quiero renunciar solo por una loca obsesiva, y tu que decías que la castaña era un capricho que se te pasaría….
Ja ja, jodida mierda, talle mi rostro con impaciencia, regreso al trabajo sabiendo que la rubia no va a venir, la imagen de Kendra sonriendo y corriendo como una niña pequeña regresan a mi mente haciéndome sonreír
Cuando el reloj marca las 7 estoy dispuesto a irme a casa a descansar, lamentablemente mi secretaria avisa de que a Eliza por fin se le ha ocurrido presentarse, molesto y exhausto de su comportamiento de niña mimada le niego la entrada, le di unos parámetros específicos, si quiere hablar tendrá que agendar una cita como todos los demás, que se joda
Tomo mis cosas saliendo de la oficina, la rubia aún está aquí montándole la de dios a la pobre secretaria quien solo niega miles de veces
—¡QUE ME DEJES ENTRAR CON UN CARAJO! —Ordena con voz chillona, mi secretaria con la paciencia infinita que tanto la caracteriza le explica otra vez que yo le he negado el paso, por lo tanto no puede entrar, y justo ahí viene la buena, Eliza suelta —¿ACASO NO SABES QUIEN SOY? —Con tranquilidad la mujer le explica los días y horarios disponibles para agendar una cita, eso solo enfurece mas a la rubia quien se tira de los cabellos con frustración, sus gritos solo aumentan el dolor de cabeza que tengo, con ello mi humor también empeora, cuando la rubia empieza a usar palabras groseras llego a mi limite
—Primera y última vez en la que te diriges de esa manera a uno de mis trabajadores, ¿entendido? —Ante mi tono molesto Eliza pega un brinco
—Ella no…
—Solo cierra la boca—Ordeno cansado— Puedes irte, lamento los incordios de ella— Escolto a la pobre mujer al elevador antes de regresar a la oficina, cuando ambos nos quedamos solos suspiro, no hay nadie así que no voy a hablar con tapujos — Recuerdo muy malditamente bien que dije a las 3 de la tarde
—Yo…
—Desde hoy estas vetada de la compañía—Afirmó—Los guardias no te dejaran pasar bajo ninguna circunstancia