El viaje de regreso es ameno y pasa entre risas y caricias, imagino las caras que pondrán las personas cuando les demos las cosas que los llevamos
—¿Puedo pasar la noche contigo? —Adquiero una postura pensativa mientras miro de reojo a Elliot, que me haga esa pregunta me mata de la ternura, a pesar de todo aun respetara con totalidad mi espacio y es algo que nunca ha dejado de lado, aunque admitiéndolo él podría mudarse conmigo justo ahora y no pondría ni un pero
—No lo sé— le miro— ¿Qué ganare por ello? —El duplica mi postura la perfección y me repasa de los pies hasta la cabeza
—Buena pregunta Kendra—Siento mi piel erizarse cuando dice mi nombre—La verdad no sé qué más pueda ofrecerte si ya me tienes entero— Sonrió más enamorada de ser posible—Pero tal vez una noche de masaje sirva para convencerte
—No es mucho—Me encojo en el asiento—Pero soy una alma humilde que se conformara con poco
—Gracias al cielo por tu conformismo entonces—Termina de bromear conmigo. En cuanto llegamos a casa ambos dejamos las cosas de lado sin ganas de acomodar justo ahora, lo que si nos apetece a ambos es ropa cómoda por lo que terminamos bien enfundados en piyamas calentitos
—¿Qué quieres ver? —Escucho su voz desde la sala
—Lo primero que halles—Mientras el busca algo que ver yo voy a la concina en busca de algo que picar, por lo que terminamos con un gran cuenco lleno de frituras picantes que nos hacen gotear la nariz, terminamos viendo una serie histórica que también incluye viajes en el tiempo, al final terminamos embobados hasta la medula, tanto que nos quedamos ahí en el sofá dormidos, cuando despertamos… bueno notamos que la edad ya no pasa factura porque el dolor de cuello es mortal. Después de una duchita muy caliente vamos al supermercado aprovechando que es el último día de descanso que tenemos, ya que estamos también buscamos regalos de navidad, que está cerca
Para mi sorpresa mi Elliot resulta ser muy pero que muy romanticón, así que me obliga a buscar una pijama de pareja y pega brincos cuando hallamos una llena de navecillas espaciales y planetas de muchos colores, tras pagarla decimos separarnos para ir en busca de los regalos, cuando por fin llevo una montaña de cosas para regalar me detengo a una buena distancia de la caja para pagar, notando que al parecer la cajera se ha quedado prendada de mi pareja, este se nota a plena vista que esta incomodo de cojones, se remueve y busca por todo el lugar como buscando algo, ese algo creo soy yo, y solo porque soy un poquis mala me escondo detrás de una de las estanterías y me quedo ahí intentando escuchar lo que le dice
—Eres muy atractivo—El solo sonríe con incomodidad y mantiene la mirada en la pantallita que indica el monto—¿Cuántos años tienes?, no me parece que seas tan mayor
—Pues unos cuantos, estoy seguro que soy mucho mas mayor que tu— Ese es su pobre intento por cortar la conversación, pero la cajera se muestra renuente a dejarle ir con tanta facilidad así que sigue y sigue
—Me suenas de algún lugar, ¿nos habíamos visto antes? —Bueno eso no se lo puedo debatir, no desde que ha aparecido en varias entrevistas o portadas de revistas
—No lo creo— Me veo obligada a abandonar mi buen escondite cuando uno de los clientes me empuja sin querer, cuando se disculpa logra llamar la atención de Elliot quien cuando me ve, se le iluminan los ojos con alivio y no duda ni un segundo en poner punto final al asunto de la cajera
—¡Mi amor! —Me llama, yo me quiero reír a carcajada viva pero me conformo con camuflajear mi humor con un par de ataques de tos—Estaba a punto de ir a buscarte—Me le acerco y en cuento estoy a su alcance me envuelve en un fuerte varazo que grita a todas luces, “estoy tomado, gracias pero no gracias”, y eso me hace sentir condenadamente bien
—Estaba en la zona de niños, tienen muchos pero que muchos juguetes así que me tome el tiempo para elegir…—en cuanto salimos me parto de la risa frente a el
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta ofendido
—Nunca en mi vida te he visto tan callado como ahora, y mira que es micho decir teniendo en cuenta que siempre tienes opiniones para todo—Me mira y rueda los ojos
—¿Estas diciendo que estabas ahí y te quedaste escondida en vez de ayudarme?
—Lo has resumido bastante bien, si, en mi defensa parecía que tenías toda la situación bajo control
Si bien al principio finge estar ofendidísimo termina por reírse también y admitiendo que no sabia que hacer
Al regresar a casa cocinamos una enorme pizza mientras hablamos como pericos, comemos y después desempacamos las compras, una vez que terminamos de ser adultos responsables en cuanto a los comestibles vamos a ver los regalos que cada uno compro, hay desde juguetes, accesorios, figurillas coleccionables, perfumes etc. Como soy una ciudadana responsable y previsora saco los montones de rollos de papel para envolver que tengo guardado desde hace años y después de vernos mogollones de tutoriales para envolver bien nos ponemos a la faena, resulta que Elliot es muy bueno con las manos…
Y como no, había pensado en todo porque así era el, cuando pasé por Pierre a casa de mi madre me di cuenta de que Elliot incluso compro reglaos adelantados para él, constaba en una cama nueva y muchos juguetes que seguro lo mantendrían muy ocupado, aprovecho ese mismo momento para fundirme con mi madre en una platica que se extiende unas cuentas horas más, regreso a casa por eso de las dos de la madrugada y todavía me quedo despierta haciendo una videollamada con Dina planificando el viaje que hará para las vacaciones, termino durmiéndome a las 3 de la mañana y odio tener que madrugar pero los días libres terminaron así que me resigno y me ducho, en el trayecto al trabajo hago una llamada con el manos libres con Elliot, le comentó de la visita de Dina y el me asegura que le encantaría conocerle y que se encargara de planificar nada, le digo que no, pero al final termino cediendo, mas que nada porque le noto ilusión por ello, llego media hora nates al curro porque a veces puedo ser un poco pesada con mi trabajo, y prefiero no tener sorpresas, me pongo al día con todo lo que paso mientras estuve fuera, acomodo mis horarios para que en la noche me de tiempo de ir al gimnasio, puesto que sorpresa he ganado unos cuantos kilos de más, organizo la agenda de Evelyn, ella llega a eso de las nueve de la mañana ataviada con un traje de marca muy cómodo pero lindo, la sigo hasta su oficina mientras le comento el día, me pasa un cappuccino cuando me siento y espera en silencio hasta que acabo de darle todos los detalles del día