—Una sacudida me despierta, en cuento soy consiente un ramalazo de dolor en la espalda y el cuello llega a mis nervios haciéndome esbozar una mueca
—Es hora de que regreses a casa—El susurro de Kendra me obliga a abrir los ojos—Lávate, descansa, come algo y después regresas
—Estoy bien
—No, no lo estas, ahora fuera, yo me quedare—Estoy a punto de refutar su exigencia pero se me adelanta —Por favor—Murmura
—Pero…
—Anda, ese bebé esta mejorando a cada minuto—En eso lleva razón, pero no lo hace mas llevadero—Necesita a su padre a todo motor, ¿comprendes?
—Tu ganas
—Yo siempre gano guapo—Kendra se toma la molestia de manejar hasta casa para asegurarse de que llegó bien, no la merecemos joder, solo se queda lo suficiente como para indicarme algunas cosas y cambiarse de ropa, me obligo a comer, aunque honestamente la comida me sabe a cartón mojado y me tomo las vitaminas que me ha recetado el médico, en tan solo un mes he perdió tal vez tres o cuatro kilos, cuando termino lavando mis dientes y tomo una ducha rápida, no se en que punto me quedo dormido porque despierto sobre el colchón aun con el cabello húmedo, aunque mi cuerpo me pide a gritos que me quede acostado y duerma unas horas mas me niego de lleno, llamo a mi hermano para que pase a recogerme, en cuento llega intenta hacerme la conversación, que yo sigo pobremente despistándome cada dos por tres
—Llegamos—Continua con un tono animado
—Gracias
—No hay de que—Me da un leve apretón—Carolina y yo hemos hecho unas cuantas compras, lo único que te puedo decir es que todos los bebes van a estar celosos del tuyo, ese hombrecito es todo un fortachón, queremos dártelos cuando estes en casa, ¿mañana te queda bien?
—Seguro—Me apresuro hasta llegar a él, detengo mis pasos rápidos cuando un dulce murmullo abandona la habitación, al acercarme mas me doy cuenta de que es la voz de mi mujer, me acerco unos pasos mas para discernir lo que dice
—Acurrucado cerca de mamá dijo: “la noche no es un lugar solitario, la noche esta llena de seres maravillosos”, “Si”, respondió su mamá, “tus nuevos amigos son nocturnos como los perros salvajes. Los animales nocturnos comen, juegan y trabajan de noche para descansar durante el día, es hora de dormir, buenas noches Tinku”. La luna redonda brillo durante toda la noche, esparciendo la calma de su luz por todos los rincones, Tinku por fin pudo dormir. Vez pequeño, no debes temer nunca a la oscuridad porque papá y mamá siempre van a estar ahí para ti, pero necesitamos que sigas poniéndote fuertote para eso, ¿comprendes?, no dudo ni por un segundo que lo harás, ya puedo verte perfectamente en mi mente, pero esto es un secreto, ¿sí?, no quiero que seas tan histérico con tu apariencia como un hombre guapetón que yo conozco—Ríe en voz baja, me descubro sonriendo levemente y con un nudo en la garganta. Me adentro en la habitación en silencio obteniendo un vistazo de Kendra sentada cómodamente en el sillón con papeles por todos lados, aunque toda su atención esta en la incubadora donde esta ese pedacito de mi alma— Tampoco se lo digas, pero estoy segura que si aprendes a hacer ojitos te saldrás siempre con la tuya—Su mano se mueve levemente por el cristal que los separa
—¿Quién es Tinku? —Mi mujer pega un brinco
—Tremendo hijo…—Mira al bebé—Hijo de tu madre, sí, me has asustado, otra vez
—No voy a pedir perdón—Aviso encogiéndome de hombros
—No voy a pedir perdón—Se queja en un murmullo—A veces también deja que desear—Le susurra—Tinku es un perro de un libro
—¿Libro?
—Para niños, está en internet—Casi logra agacharse para tomar los papeles en el piso, me le adelanto levantándolos por ella, antes de entregárselos les doy un vistazo, está lleno de números y estadísticas
—¿Qué es?
—Las estadísticas de tu compañía, hace una semana y media Zade cerro un trato con una constructora para su cede compartida, así que es mitad de ambas partes, mañana enviaran los planos del diseño—Me quede mudo, había estado tan al pendiente de mi pequeño que olvide todo lo demás, y Kendra no se había quejado ni una sola vez, estaba embarazada y desde hace un mes y medio estaba haciendo lo que yo debería, asistir a reuniones, cerrar tratos, llevar parte de la contaduría… joder
—No—Se queja lamentándose—Ni se te ocurra
—¿Qué?
—Darle vueltas a esto—Señala los papeles—Lo hago porque quiero
—Kendra…
—No, eres mi pareja Elliot, MIA—Hace énfasis—No me cuesta hacerlo, yo se que tu harías exactamente lo mismo por mi—Me abraza con cuidado de no aplastar su barriga—Te amo y ese bebé, es tuyo como mío—Bueno, hay voy de nuevo—No me canso de estar a su lado—Tras sus palabras siento como un gran peso se levanta de mis hombros, era una incógnita a medias si ella aceptaría al bebé
—¿Nuestro?
—Nuestro—Me sonríe, pego mi frente contra la suya
—¿Qué hice para tenerte?
—Tuviste mucha suerte grandote—Besa la punta de mi nariz—Y claro ser malditamente perseverante conmigo
—No me arrepiento de nada
—Que bueno, porque para este punto ya sería demasiado tarde—El sonido de la puerta nos hace girar
—Oh, Elliot, creí que solo Kendra estaba aquí
—Acaba de llegar—Comenta su hija sonriente
—Me alegro de verte—Me abraza fuertemente intentando infundirme ánimos —Deberían ir a descansar ambos, yo me quedo con mi fuerte nieto—Esas palabras terminan por desarmarme, ¿en que momento me volví tan suertudo?, la mujer no nota el peso de sus palabras, solo se sienta en el sillón y comienza a tejer —Ah, casi lo olvido—Rebusca unos segundos en su bolso—¿Qué les parece?