Sombra camersí

“Yo soy tú... pero libre”

Días después de la batalla contra Khaos-01, Kaito no dormía.

Cada vez que cerraba los ojos, lo sentía ahí.
Respirando dentro de él.
Observando.

Hasta que una noche, no fue un sueño.

Kaito despertó sudando, pero… no estaba en su habitación.

Estaba de pie. En un espacio vacío. Blanco. Sin techo.
Y frente a él…
Estaba él mismo.

Pero más alto. Más delgado. Con el pelo blanco como ceniza y el ojo izquierdo encendido como una llama.

—¿Dónde estoy? —preguntó Kaito.

—Dentro de ti. Pero no por mucho —dijo la figura.

La sombra caminó hacia él y sonrió.

—Soy el Primer Nyxio. No una parte. No un espíritu. Soy real… y me estoy separando de ti.

En ese momento, el cuerpo de la criatura se hizo más nítido.

Emergió del pecho de Kaito como humo sólido, hasta quedar frente a él como una copia distorsionada.

—¿Qué quieres? —gruñó Kaito.

—Enseñarte.

—¿Por qué?

—Porque te necesito vivo. Porque si tú mueres, yo también. Pero si tú te haces más fuerte… ambos sobrevivimos.

Kaito cerró los puños.

—¿Y cómo sé que no vas a tomar el control otra vez?

El Primer Nyxio se encogió de hombros.

—No lo sabes. Pero si no aprendes a usar mis poderes, la próxima vez no será un monstruo como Khaos… será todo el sistema el que venga por ti.

Así comenzó el entrenamiento mental.

Kaito fue arrastrado a una dimensión dentro de sí mismo donde el tiempo no corría.
Allí, el Primer Nyxio lo sometió a:

  • Combates cuerpo a cuerpo contra copias infinitas de él mismo.

  • Dominio del ojo izquierdo: verlo todo en cámara lenta.

  • Control del dolor: resistir ataques sin anestesia mental.

  • Invocación parcial de armas orgánicas: sin perder el control.

Durante semanas dentro de su mente —aunque en el mundo real solo habían pasado segundos—, Kaito evolucionó.

Aprendió a activar sus habilidades sin caer en la locura.
Aprendió a hacer brotar partes de su cuerpo Nyxio sin ceder el alma.
Aprendió que el poder no es solo fuerza…

Es control.

Cuando abrió los ojos en su cama, jadeando, Akari estaba a su lado.

—¿Estás bien?

Kaito se sentó, con una sonrisa oscura.

—Nunca mejor.

Akari se le quedó mirando.
Y aunque no lo sabía… el cambio ya había comenzado.

Kaito ya no era solo un híbrido.
Era el sucesor del Primer Nyxio.
Y ahora podía usar sus poderes... sin ser consumido.




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