Sombra de Guerra

Capítulo 10

La mañana siguiente amaneció envuelta en una niebla espesa, dándole al campamento un aire de misterio y peligro inminente. Los hombres estaban más alerta que nunca, sus miradas desconfiadas, conscientes de que el enemigo podría estar más cerca de lo que pensaban. La muerte del traidor había dejado más preguntas que respuestas, y la incertidumbre se cernía sobre ellos como una sombra.

Petrov se encontraba en su tienda, repasando los pocos datos que tenían. La información que el traidor intentó transmitir había sido codificada, pero Petrov sabía que era cuestión de tiempo antes de que pudieran descifrarla. Mientras tanto, su mente no dejaba de dar vueltas a la identidad de su verdadero enemigo. Alguien estaba jugando un juego peligroso, y él no iba a ser una simple pieza en su tablero.

Sergei entró en la tienda con una expresión preocupada. —Los hombres están inquietos. Saben que estamos siendo observados, y algunos empiezan a hablar de desertar.

—No los culpo —respondió Petrov, manteniendo la calma. —Pero no podemos permitir que el miedo se apodere de nosotros. La única forma de ganar es enfrentarnos a lo que sea que esté detrás de todo esto.

—¿Y si no tenemos tiempo? —preguntó Sergei, con un tono más serio de lo habitual. —El enemigo ya está entre nosotros, y si no lo encontramos pronto, podría ser nuestro final.

Petrov lo miró fijamente. Sabía que Sergei tenía razón, pero también sabía que actuar impulsivamente solo los llevaría a más caos. —Hay una última opción —dijo finalmente. —Necesitamos dividirnos en dos grupos. Uno seguirá el rastro del transmisor que el traidor usaba. El otro se quedará aquí y preparará el campamento para un posible ataque. Si estamos siendo vigilados, quiero que estén listos para lo que venga.

Sergei asintió. —Está bien. ¿Pero quién liderará el segundo grupo?

—Yo iré tras el transmisor —respondió Petrov, su tono dejando claro que no había lugar para la discusión. —Tú te quedarás aquí. Confío en ti, Sergei. Mantén a los hombres unidos y preparados.

Horas más tarde, Petrov y su pequeño equipo se adentraron en el bosque, siguiendo la señal débil que aún emitía el transmisor del traidor. El terreno era complicado y la niebla apenas les permitía ver unos pocos metros adelante, pero Petrov no se detuvo. Cada paso lo acercaba más a la verdad que tanto había buscado.

Mientras avanzaban, los recuerdos de la noche anterior volvían a su mente: el sonido del disparo, la expresión del traidor en sus últimos segundos de vida, y la certeza de que estaban siendo manipulados. Esto no era solo una guerra, sino un juego macabro donde las piezas eran reemplazables, y él no tenía intención de ser una más.

Finalmente, llegaron a un claro en el bosque, donde la señal del transmisor se hacía más fuerte. En el centro del claro, encontraron una pequeña cabaña de madera, camuflada entre los árboles. Petrov hizo una señal para que los demás se quedaran atrás y avanzó con cautela.

Al entrar, se encontró con un espacio oscuro y estrecho, iluminado únicamente por la luz parpadeante de un monitor. En la pantalla, un mapa mostraba los movimientos de su campamento y los lugares por donde se habían desplazado. Petrov sintió un escalofrío recorrer su espalda. Habían estado siendo observados todo el tiempo.

—Sabía que vendrías.

La voz surgió de las sombras, y Petrov giró rápidamente, apuntando con su arma. Una figura se deslizó hacia la luz: un hombre alto, vestido con un uniforme militar que no reconocía, pero con la insignia de un cuervo en el hombro.

—¿Quién eres? —exigió Petrov, apretando el gatillo levemente.

El hombre sonrió. —Soy alguien que entiende que, en una guerra como esta, la verdad es el primer sacrificio. Pero, más allá de eso… soy el que ha estado observándote, Petrov. Analizando cada movimiento, cada decisión. Y debo admitir que has sido bastante entretenido.

—¿Por qué? —Petrov mantuvo su arma firme. —¿Qué es lo que buscas?

—La pregunta no es lo que busco, sino lo que tú buscas —respondió el hombre, dando un paso adelante. —¿Crees que todo esto es casualidad? ¿Que simplemente caíste en una trampa? No. Tú eres parte de algo mucho más grande. Algo que comenzó mucho antes de que esta guerra iniciara.

Petrov sintió la ira arder en su interior, pero se obligó a mantener la calma. —¿Qué quieres decir?

—Tu pasado, Petrov. Las decisiones que has tomado. Todo te ha llevado hasta aquí. Y ahora tienes dos opciones: seguir siendo una pieza en este juego… o convertirte en el jugador.

Antes de que Petrov pudiera responder, la cabaña se iluminó con un destello de luz. En un abrir y cerrar de ojos, el extraño se lanzó hacia la ventana y desapareció en la oscuridad. Petrov corrió tras él, pero ya no había rastro de su presencia.

Frustrado, Petrov regresó al interior de la cabaña y miró el monitor. Un mensaje parpadeaba en la pantalla: —La verdad está en las sombras que dejaste atrás.

Sabía que aquello no era el final, sino solo el comienzo de una nueva etapa. El enemigo que enfrentaba no era un simple ejército, sino algo mucho más complejo, algo que se alimentaba de secretos y mentiras.

Al regresar al campamento, Petrov encontró a Sergei esperándolo. —¿Descubriste algo? —preguntó, la preocupación evidente en su voz.



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En el texto hay: soldados, supervivencia, venganza

Editado: 16.02.2025

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