Sombra de los sueños

Capítulo 1

 "Que Bi-za-rro" es lo único que puedo pensar cuando gracias al poder de Verona veo mi propio funeral.

Había pasado por un primer shock, aunque no me arrepentía. Haber salvado a Verona fue la mejor manera en la que pude haber dado mi vida. Ella siempre supo de mis sentimientos y aunque no pudo corresponderme como me hubiera gustado los apreció debidamente y eso fue todo para mí.

De lo único que en realidad me arrepentía era de ser el causante de su tristeza.

Solo rememorar el final, observar como se perdió en el dolor fue suficiente para mí. Nunca quise provocarle algún mal y al verla tan desdichada en mi funeral una parte de mí quería quedarse, pero no podía. Ya sentía la corrosión empezar a descomponerme.

no deberías llamarlo, este no es su lugar Verona” Escuché la voz de Dóminic claro como el día aunque no lo hubiera dicho en voz alta. Se estaban comunicando con ese poder que tenían. No había razonamiento capaz que me permitiera entender qué estaba pasando. Cómo podía seguir consciente, tenía varias ideas de lo que pasaba después de morir.

El clásico cielo, el clásico infierno,, el infierno de varias culturas, la reencarnación, incluso volverme uno en el cosmos, pero para lo que no estaba preparado era para despertar y estar en un lugar donde no veían, ni me escuchaban pero era plenamente de lo que seguía pasando al mundo después de mi muerte, era una tortura. Así que mi lógica me mostró que muy seguramente estuviera en el purgatorio, para no poder ni hacer nada, no poder interactuar con nadie aunque Verona me llamara y ver su sufrimiento. Tendría que ser mi expiación.

Al menos gracias a eso pude comprender varios asuntos: 

Alysa y Ethan estaban juntos, él se mantenía a su lado sosteniendo su mano. Se lo agradecí aunque no pudiera escucharme.

Jean no se encontraba por ninguna parte, no podía hacer daño.

Agatha recuperó una parte de su humanidad, al menos se permitía llorar como una persona decente los años que fuimos amigos.

Y Verona…

Siempre Verona, siempre ella, cerró su corazón a cal y canto. No me agradaba la idea de que estuviera con Dóminic después del trato que le dió pero era un apoyo que obviamente necesitaba y sin embargo se negaba.

Sentía que me estaba traicionando cuando era nada más lejos a la realidad. No podía traicionarme, cada movimiento que hiciera, cada paso que diera lo apoyaba. Mi amor era  incondicional, no podía guardarle rencor porque no era una decisión que ella tuviera aunque lo creyera. Tenía que pensar que había sido por una razón mayor…

Vi mi cuerpo descomponerse, tenía que dejarme ir antes de que mi alma no fuera la misma y ella lo sabía.

perdón Jackes, perdón” suplicaba en su mente, no le podía decir que no era necesario que la perdonara yo si no ella misma.

“Pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida…”

“¿No les fue suficiente llevárselo de mi lado?” 

Lo que hayan sido esas cosas me causaban escalofríos, era algo que no conocía, no sabía que relación había entre ellas, mi muerte o la vida de Dóminic, pero si sabía que no le agradaban a Verona.

Desde el fondo de su corazón escuché un último mensaje: Adios Jackes.

Verona me estaba dejando ir y supe que no volvería a llamarme.

Quería pedirle y suplicarle que me mantuviera a su lado pero no podía, sabía que era hora de continuar, ir al lugar en el que desde el inicio debí estar.

Me dejé ir, solté mi alma al viento, como cuando caes a una piscina, sin temor, porque sabes que hay algo que se encuentra debajo de tí que va a amortiguar la caída. En mi caso no tenía esa seguridad pero pensaba que es el lugar por donde todos pasamos y que la muerte no debería ser motivo de miedo. Mi madre y padre había recorrido el mismo camina y era mi turno de tomarlo.

Quien sabe, con suerte los encontraría y tendría la oportunidad de por fin conocerlos. De ponernos al dia con su vida y la mía, aunque me apenaba que fuera tan corta.

Sentí la paz extenderse por mi, no podía decir cuerpo porque carecía de uno, mi conciencia, mis sentidos, lo que formaba el yo que conocían seguía ahí pero de diferente forma, me sentí de manera correcta, sentí que estaba donde debía, que por fin había llegado al lugar que me esperaba. 

Escuche a lo lejos una trompeto, es lo único que puedo imaginar se parecería, el tiempo no tenía forma en ese lugar, ni el sonido así que no entendí cómo percibía que se acercaba, que el sonido retumbaba más y más fuerte dentro de mi. 




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