El sonido de sus pasos resonaba en el vacío del pasillo mientras Sofía avanzaba lentamente, con la mente en ebullición. Las palabras de Alexei seguían retumbando en sus oídos, pero había algo en su mirada que no lograba descifrar completamente. Una advertencia oculta bajo su calma. Aunque había prometido no dar marcha atrás, cada paso que daba hacia el abismo de esta revelación la hacía cuestionar su decisión.
¿Realmente quería saber la verdad, aunque eso significara perderlo todo? ¿Podía soportar lo que podría descubrir de su hermano, de ella misma, de todo lo que había creído?
La sensación de estar atrapada en una telaraña invisible la invadía. Y sin embargo, algo dentro de ella sabía que no había vuelta atrás. Ya no era solo su vida la que estaba en juego; había algo mucho más grande en juego. Algo mucho más peligroso.
Al salir de la bodega, Sofía se sintió como una espectadora de su propia vida. Las calles, el tráfico, la gente que pasaba a su alrededor, todo parecía lejano, ajeno a lo que realmente importaba. Solo había una cosa en su mente ahora: las palabras de Alexei. Y la pregunta que él había planteado: "¿Estás dispuesta a enfrentar la verdad?"
Sofía no pudo evitar pensar en Vladimir. En su inexplicable calma, en su falta de emociones, en su fachada impenetrable. ¿Qué había detrás de esa máscara? ¿Cómo encajaba en todo esto? ¿Y qué sabía realmente sobre su hermano?
Con estas preguntas aún zumbando en su cabeza, decidió que debía hablar con él. No podía dejar que la información que había encontrado en la bodega se quedara ahí, sin más. Necesitaba respuestas. Necesitaba saber si Vladimir, de alguna manera, había sido cómplice de todo esto.
Llamó a su teléfono, pero no respondió. El mensaje de voz que le dejó fue conciso, directo, sin espacio para dudas: "Vladimir, necesito verte. Es urgente. Estoy en el borde de una verdad que no puedo ignorar. Llámame."
Esperó. El sonido de su propio respirador le parecía casi ensordecedor. Nadie respondía. Decidió entonces ir a su departamento. La urgencia de la situación la impulsaba, pero también había algo en su interior que le decía que debía actuar con cautela.
La tarde había caído cuando llegó al edificio donde vivía Vladimir. Los pasillos estaban vacíos, y el único sonido que se oía era el eco de sus pasos, que la hacía sentir más sola de lo que se había sentido en mucho tiempo. Nadó en su mente la idea de que, tal vez, había tomado la decisión equivocada al involucrarse en este mundo de sombras. Pero era demasiado tarde para arrepentirse.
Finalmente, llegó al departamento de Vladimir. Llamó a la puerta, pero esta vez no hubo respuesta. Sintió una punzada en el estómago, algo no estaba bien. Su cuerpo reaccionó antes que su mente: empujó la puerta. Estaba abierta.
El lugar estaba oscuro, solo la luz de la calle se filtraba a través de las rendijas de las persianas. Sofía entró con cautela, sus pasos suaves, como si temiera romper el frágil silencio que había envuelto el lugar. A medida que avanzaba por el apartamento, la sensación de inquietud aumentaba.
Entró al dormitorio de Vladimir, pero lo que encontró allí la dejó paralizada. El lugar estaba vacío. No había señales de que él hubiera estado allí en días. Sus cosas estaban ordenadas como siempre, pero algo en el ambiente, algo intangible, le decía que Vladimir había desaparecido.
Fue entonces cuando lo vio: un pequeño sobre, con su nombre escrito en la parte superior. Sofía lo abrió sin pensarlo, sabiendo que las respuestas que contenía podrían ser la llave para entender todo lo que había estado sucediendo.
Dentro del sobre había una carta. La leyó con rapidez, y las palabras que se encontraban en ella le cortaron la respiración.
"Sofía, lamento que hayas llegado a esto. La verdad es que nunca quise que te involucraras. Yo mismo me metí en este juego sin saber a dónde me llevaría. Lo que estás a punto de descubrir es más grande que cualquier venganza o traición. Si sigues buscando, no habrá vuelta atrás. He hecho todo lo que podía para protegerte, pero ahora es demasiado tarde. Tienes que decidir si sigues adelante con esto, o si pones fin a todo antes de que sea demasiado tarde. La elección es tuya."
La carta caía de sus manos cuando las últimas palabras se imprimieron en su mente. El mensaje era claro: Vladimir, al igual que Alexei, había estado involucrado en algo mucho más grande de lo que ella había imaginado. Pero ¿qué era exactamente ese algo? ¿Y por qué la habían dejado en la oscuridad tanto tiempo?
Sofía miró la carta una vez más, y su mente se aclaró. No podía rendirse ahora. No cuando ya estaba tan cerca de la verdad. Solo había una opción: seguir adelante. El precio que tendría que pagar era incierto, pero lo que sí sabía era que su vida nunca volvería a ser la misma.
En ese instante, el sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Era una llamada de Alexei.
—Lo sabías, ¿verdad? —dijo su voz, grave y precisa, como si hubiera anticipado que ella lo descubriría todo.
Sofía, con una mezcla de rabia y determinación, respondió:
—Sí. Y voy a llegar hasta el final, Alexei. No me importa lo que me cueste. Voy a saber toda la verdad.