Sombras de venganza

Capítulo 13 - La mente rota

Sofía estaba sola, pero no podía librarse de la sensación de que alguien la observaba. Cada rincón del departamento parecía más oscuro de lo que recordaba, como si la realidad misma se estuviera desmoronando a su alrededor. Las palabras de Vladimir resonaban en su mente, repitiéndose una y otra vez, como un eco ensordecedor. "La verdad es más peligrosa que cualquier mentira..."

Se dejó caer en el sofá, las manos temblorosas, el corazón acelerado. Sus pensamientos eran una maraña de imágenes, palabras y fragmentos de conversaciones. Alexei, Vladimir, la carta, el mensaje, las piezas del rompecabezas que no lograba encajar. Todo giraba, todo se deslizaba fuera de su control, como si el suelo se desmoronara bajo sus pies y no hubiera nada a lo que aferrarse.

—No puedo... no puedo creer esto... —murmuró para sí misma, pero su voz sonaba lejana, ajena.

¿Qué había sido real todo este tiempo? ¿Qué de lo que había vivido era una mentira? Miró las fotos en la mesa, aquellas que había tomado con Alexei en sus mejores momentos. Todo parecía tan genuino en ese entonces. ¿Cómo podía haber caído en esta red de engaños tan fácilmente?

Sofía apretó los puños, mordiendo su labio hasta sentir el sabor metálico de la sangre. La rabia creció dentro de ella, una ira irracional que no podía comprender. ¿Cómo había podido ser tan ciega? ¿Cómo había confiado en ellos?

—Ellos... —susurró, con la voz quebrada, como si esas palabras pudieran liberar la rabia que sentía. —Me han mentido. Me han usado. Vladimir... Alexei... —su voz se quebró al pronunciar los nombres. No podía entender cómo dos personas que habían sido tan importantes para ella ahora parecían ser los villanos de su vida. Lo que había creído un refugio, ahora era una prisión.

Su respiración se volvió más errática mientras las imágenes la asaltaban. Recordaba las miradas furtivas de Vladimir, sus silencios incómodos. Recordaba las risas de Alexei, tan naturales, tan cercanas... ¿todo había sido una farsa? No podía procesarlo. No podía aceptar que había sido parte de un juego en el que nunca le dijeron las reglas.

Las paredes del apartamento se sentían como si se estuvieran acercando, presionándola desde todos los lados. Sofía cerró los ojos, tratando de calmarse, pero las voces seguían atacándola. Las preguntas se repetían en su mente con una insistencia insoportable: "¿Por qué? ¿Por qué me engañaron? ¿Qué más me ocultan?"

Se levantó de golpe, caminando de un lado a otro como si estuviera buscando algo en la nada. No sabía si quería gritar, llorar o destruir todo lo que tenía a su alrededor. No sabía en quién confiar, ni siquiera en sí misma. El desconcierto, la rabia y el dolor se acumulaban en su pecho, hasta que sentía que iba a explotar.

—¡Malditos! —gritó de repente, golpeando la mesa con fuerza, haciéndola temblar. No sabía si estaba hablando de Vladimir, de Alexei o de ella misma. El caos en su mente la estaba aplastando.

Cayó de rodillas en el suelo, las lágrimas comenzando a brotar sin que pudiera detenerlas. Su mente, antes tan clara, ahora era un torbellino de pensamientos fragmentados. La traición de Vladimir, la mentira de Alexei, todo se amalgamaba en su cabeza, formando una maraña de emociones que la ahogaba. No sabía si quería venganza, justicia o simplemente respuestas. Pero algo dentro de ella se estaba quebrando.

De repente, una idea fugaz cruzó por su mente, y algo en su interior se encendió como una chispa. Quizá... quizá si desenterraba todo, si destapaba cada secreto, si rompía cada mentira, podría encontrar un poco de paz. Pero ¿a qué costo? ¿Qué haría si descubría que la verdad era aún más oscura que sus sospechas? ¿Sería capaz de enfrentarla?

Sofía se levantó de golpe, su respiración entrecortada, los ojos fijos en el teléfono que descansaba sobre la mesa. Quería llamar a Alexei. Quería escucharlo, exigirle respuestas. Pero, en el fondo, sabía que eso no la llevaría a la verdad que tanto deseaba. ¿Qué pasaría si Alexei también fuera parte de la mentira? ¿Qué pasaría si todo lo que había creído sobre él era una ilusión? El dolor se extendió en su pecho, ahogándola.

Con manos temblorosas, tomó el teléfono. La pantalla brillaba débilmente en la oscuridad. Miró el número de Alexei, pero algo dentro de ella la detuvo. ¿Y si esta llamada solo empeoraba las cosas? ¿Y si todo lo que estaba construyendo en su mente no era más que otra mentira?

Sofía cerró los ojos, dejando que la incertidumbre la envolviera. Un sollozo bajo escapó de su garganta, y finalmente, permitió que las lágrimas cayeran. Su mente estaba rota, y ya no sabía en quién confiar. Todo lo que creía saber sobre su vida estaba en ruinas.

Finalmente, se desplomó sobre el sofá, exhausta. La verdad, esa que tanto había buscado, ahora la devoraba desde adentro. Sofía había comenzado a perderse en el laberinto de sus propios pensamientos, y no sabía si alguna vez sería capaz de encontrar una salida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.