Sombras del Corazón

CAPITULO 3: SOMBRAS DEL PASADO

Los días pasan en el tranquilo pueblo de San Gabriel, pero en el corazón de Lucía, las emociones se mezclan entre la atracción hacia Alejandro y la creciente preocupación por su salud. Aunque intenta mantener la distancia, sus pensamientos vuelven constantemente a las conversaciones que han compartido y a la calidez en los ojos de Alejandro.

Una tarde, Lucía se encuentra en su lugar habitual en la plaza, tocando su violín. La melodía es triste, casi como un lamento. Mientras toca, no se da cuenta de la figura que se acerca por detrás, observándola con una expresión de celos y resentimiento.

Carolina, una joven de apariencia elegante y con una actitud decidida, se detiene justo frente a Lucía. Carolina es una amiga de la infancia de Lucía, pero su relación se ha enfriado con los años. Al igual que Lucía, Carolina ha perdido a alguien importante en su vida, lo que la ha endurecido y vuelto más competitiva.

Carolina: "Veo que sigues tocando tu violín, Lucía. ¿Esperas que alguien especial te escuche?"

Lucía se detiene abruptamente y levanta la vista, sorprendida al ver a Carolina después de tanto tiempo.

Lucía: "Carolina… No esperaba verte aquí. Solo estaba tocando para mí misma."

Carolina: "¿De verdad? Porque me han contado que has estado pasando mucho tiempo con el nuevo médico del pueblo. Alejandro, ¿verdad?"

Lucía siente una punzada en el pecho al escuchar el nombre de Alejandro en boca de Carolina. Intenta mantener la calma, pero la tensión es palpable.

Lucía: "Solo nos hemos encontrado un par de veces. No es nada más que eso."

Carolina: (con una sonrisa fría) "¿Nada más? Bueno, me alegra escuchar eso. Alejandro parece un hombre interesante, ¿no crees? De hecho, creo que haríamos una buena pareja."

Lucía siente una incomodidad creciente, pero intenta no mostrarlo. Sabe que Carolina siempre ha sido competitiva y que disfruta viendo a los demás incómodos.

Lucía: "Si eso es lo que quieres, Carolina, te deseo lo mejor."

Carolina: "Oh, querida Lucía, no es cuestión de lo que quiera. Es cuestión de lo que puedo conseguir. Y siempre consigo lo que quiero."

Con esas palabras, Carolina se da la vuelta y se aleja, dejando a Lucía con un nudo en el estómago. Ella sabe que Carolina no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere, y Alejandro parece estar en su lista.

Más tarde ese día, Lucía decide alejarse de la plaza y caminar hasta la pequeña colina que da al mar, un lugar que siempre la ha calmado. Se sienta en la hierba alta, mirando las olas romper contra las rocas.

Lucía:"No debería importarme… Pero, ¿por qué me afecta tanto?"

Mientras está sumida en sus pensamientos, Alejandro aparece a lo lejos, subiendo la colina con un paso rápido. Al verla, una sonrisa se dibuja en su rostro, pero se desvanece al notar la expresión de preocupación en los ojos de Lucía.

Alejandro:"Lucía, ¿estás bien? Te vi salir de la plaza antes, y parecía que algo te molestaba."

Lucía suspira, sin saber si debe compartir lo que ha sucedido. No quiere parecer vulnerable, pero algo en la sinceridad de Alejandro la empuja a abrirse.

Lucía: "Es Carolina… Nos encontramos hoy. Parece que está interesada en ti."

Alejandro: "¿Carolina? Apenas la conozco… ¿Por qué te preocupa eso?"

Lucía: "Carolina y yo tenemos una historia… Nunca ha sido fácil entre nosotras. Ella… siempre ha competido conmigo, por todo."

Alejandro observa la angustia en los ojos de Lucía y siente una oleada de protectividad. Coloca suavemente su mano sobre la de ella.

Alejandro: "Lucía, no tienes que preocuparte por Carolina. Lo que sea que ella quiera, no cambia lo que siento. Y lo que siento es que quiero conocerte más a ti, estar contigo."

Lucía se queda en silencio, sorprendida por la confesión de Alejandro. Una mezcla de alivio y temor la invade.

Lucía: "No sé si puedo darte lo que mereces, Alejandro… Hay cosas que no sabes sobre mí."

Alejandro: "Entonces déjame descubrirlas contigo. No importa lo que sea, Lucía. Quiero estar aquí para ti."

La sinceridad en sus palabras hace que los ojos de Lucía se llenen de lágrimas. Quiere creer en él, en lo que podrían tener juntos, pero el miedo a lo que el futuro le depara la detiene.

Lucía: "Prométeme que pase lo que pase, no te arrepentirás de conocerme."

Alejandro: (tomando su mano con más firmeza) "Te lo prometo."

En ese momento, el vínculo entre ellos se fortalece, aunque ambos saben que la presencia de Carolina, con sus intenciones claras, será un obstáculo que tendrán que enfrentar. Las sombras del pasado y las del presente comienzan a entrelazarse, preparando el escenario para una confrontación inevitable.




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