Sombras Del Pasado

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Al agacharse se dió cuenta que la miraba, y no con una mirada leve si no más bien con una muy cautivadora y penetrante. Al pasar las horas ella se percató que el quería algo más que solo hablar, pues en su mirada perdida se lograba ver algo más. 

Ya no era la primera vez que él llegaba a la cafetería, se había vuelto una rutina, el siempre pedía un café expreso y durante horas se sentaba ahí junto aquella ventana con aquel libro que leía hora tras hora mientras tomaba su café, al igual ella sentía que sentaba ahí ya que ahí había un ángulo que daba vista a toda la cafetería y cuando no leía la volteaba a ver o quizás se estaba volviendo paranoica.

Pasaron los días y aquel incógnito joven que  suele resaltar en la cafetería pues el, de cabello crespo y dorado, con aquellos ojos Azules casi platinado y penetrantes, alto y con un cuerpo perfecto ya que tiene volúmenes adecuados en los puntos adecuados, cualquiera diría que es un actor o modelo, o ambos, pues encajaba a la perfección en el perfil, aquel chico llegó el día en que se le acercó ha hablar, ella tartamudeo y su corazón se aceleró puesto jamás habían cruzado palabras

-Hola- una voz gruesa y ronca pero muy masculina, ella escucho al mismo tiempo que en el aire pudo olfatear un dulce aroma muy masculino pero dulce.

-Ho, hola- temerosa contesto pues no sabía cómo actuar.

-Sigues siendo hermosa, como el primer día que te vi-.

Y se alejo sin decir más, en su gafete ella logró ver el símbolo de la corporación SOFTY SYSTEM una gran empresa, en aquel gafete una foto de aquí chico junto al apellido "Thomson", ¿Quien era?, ¿Me conoce?, ¿Porque?, ¿Nos conocemos?, Fueron las preguntas que Ambar se hizo así misma.

Pasaron los días y con ello los meses y el no volvió a aparecer en la cafetería, pero en ella el perfume de aquel chico persistía y aquella voz resonaba en su cabeza cada día con la ilusión de volver a verlo, ya que sus dudas aún las tenía.

Un día normal para Ambar era salir de la universidad e ir a la cafetería a trabajar, saliendo hacer tarea y preparar comida para ella, esto de lunes a viernes , sábados y domingo se dedicaba al dibujo y la lectura por las mañanas, mientras escuchaba música clásica de piano y en las tardes ir a la cafetería a trabajar, esto ya era un rutina de la cual no podía escapar desde el segundo cuatrimestre de la universidad, ahora cursaba el Doceavo cuatrimestre por lo cual se preguntaba que haría con su vida, ya que habían pasado muchas cosas en los últimos cuatro años, desde la muerte de su madre hasta el repentino desacuerdo con su padre, el, no soportaba vivir con ella pues todo le recordaba a su amada esposa por lo que le pagó un departamento para ella sola, y ella no soportaba vivir con el y con la carga de no ser su hija verdadera.

Muchas veces se solía preguntar hija de quién era, como eran sus padres, por qué la abandonaron, nunca llegaba a una respues concreta pero al final siempre agradecía a aquel hombre y aquella mujer que la adoptaron y le dieron casa, comida y estudios, los amaba pero no tenía el valor suficiente para decirlo, ella se describía así misma como un llama de fuego, no cualquier llama si no más bien una devastadora. Cada que se miraba al espejo podía verse así misma a como era, altura 1.64, piel blanca, cuerpo En forma de reloj de arena, no tan delaga, con ojos color ámbar con destellos de verde en las orillas, sus pestañas largas, cejas no necesariamente depiladas, lo que hace ver a su mirada penetrante, labios picmentados algo voluminosos, con un lunar sobre el labio en la parte izquierda, cabello ondulado casi lacio y largo con un rojo casi naranja que a la exposición del sol parecía ardes en llamas, su apariencia no le molestaba pero solía resaltar entre las personas en un día ordinario.

De camino a la universidad se preguntaba quién era aquel joven que apenas hace 6 meses la solía ver durante muchas horas y no hablarle, quizás solo era momentáneo como todo lo que obtiene en su vida, tenía el privilegio de tener a tres de las mejores persona en su vida escolar, Grey, Aylin y Hela sus mejores amigos, se conocían desde la preparatoria curiosamente habían quedado en el mismo aula y desde ahí brotó la amistad, Grey un chico guapo con alto ego pero optimista y alegre, solía enamorar a las chavas y después cuando se aburría las abandonaba con la peculiar pero muy suya "Ya no puedo seguir contigo, necesito tiempo" quizás aburre escucharlo todo el tiempo pero en el fondo el es una buena persona, por su lado Aylin es una chica muy alegre e inteligente, es hermosa y todos la adoran, no más que yo claro, ella está enamorada de otra chica lo que la hace ser muy varonil pero al mismo tiempo demaciado tierna, y no hay que hablar de Hela, ella es como la Aylin reversa, es todo lo contrario es algo gótica y emo a la ves pero es lo que la hace singular y buena persona. Ambar se sentía bien al estar con ellos pero jamás les había contado de aquel chico puesto tenía miedo a que fuera paranoia y solo lo haya imaginado, por qué quien se fijaría en ella y desaparecería así, sin más.

-Ambar Despierta!- Resonaba con un eco, abrió sus ojos y una multitud a su alrededor, y frente a ella Aylin con sus ojos llenos de lágrimas, Hela con una cara de preocupación que ella jamás había visto y Grey gritando que abrieran espacio para que pudiera tomar aire.

-¿Qu, que pasó?- pregunto aturdida sin saber que estaba pasando.

-Comenzo a sangrar tu nariz y te desmayaste- dijo Aylin con los ojos rojos de llorar.

Llegó el médico de servicio médico de la universidad, estaba aturdida y algo perdida no sabía que había pasado pues lo único que ella recordaba fue haberse sentado con ellos en una mesa del campus tenía las intenciones de hablarles sobre aquel chico y después nada, no recordaba nada. Su padre la fue a recoger a la universidad, el médico dió su dictamen

-Anemia, poca alimentación, no duerme y mucho estrés pero para estar seguros, tiene que llevarla a un hospital- dijo el doctor sin dudar.




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