Sombras Del Secuestro

PARTE 4

 

"Últimamente, todo va de maravilla. Mis padres y yo nos llevamos mucho mejor, me dejan salir más a menudo y ya no son tan estrictos. Disfrutamos más de momentos juntos, y nuestras conversaciones han dejado de ser solo sobre notas, universidades y deportes.

Mi padre ha comenzado a pasar más tiempo conmigo y, de repente, se ha vuelto muy cariñoso. Me lleva a un club de tiro y a menudo salimos a cazar. A veces, me siento increíblemente afortunada de tener a mi familia. Pero eso no cambiará mi decisión de irme de aquí a los dieciocho.

Hoy es la fiesta de Stacey. No sé por qué, pero no me siento bien. Tengo un nudo en el estómago, quizás porque soy muy introvertida y esta es la primera fiesta a la que voy en mi vida.

Mi madre toca la puerta.
—Leah, tu padre te va a llevar. Por favor, ten tu móvil a mano por si necesitamos llamarte.

—¡Mamá! ¡Stacey vive a dos calles de aquí! Ni que me fueran a secuestrar. Además, papá me va a llevar. ¿Podrías dejarme en paz al menos por una noche?

—Vale, lo siento, me preocupo demasiado. Tienes razón —me dice con una mirada triste.

Me siento mal por haberle hablado así, pero estoy cansada de que siempre interfieran en mis planes.

Me pongo una camiseta blanca, mis pantalones vaqueros y una sudadera por si hace frío. No es el mejor outfit para una fiesta, pero me da igual, podría no gustarme el lugar y volver a casa.

Antes de salir del coche, mi padre me coge de la mano, me mira fijamente durante unos segundos y dice:
—Leah, sé que te estás haciendo mayor y quieres tu propio espacio. Pero solo recuerda que queremos lo mejor para ti. Soy tu padre y daría mi vida por ti. Lo entenderás cuando seas mayor.

—Papá, solo es una fiesta de dos horas. ¿Por qué hablas como si nunca me fueras a ver más? ¿Por qué quieres hacerme sentir mal?

—No es eso. Vale, vete y llámame cuando termines.

—Te quiero, papi.

Me sonríe tiernamente, como si fuera la última vez que me va a ver, y veo que sus ojos se llenan de tristeza. Siento un nudo en la garganta, pero ignoro a mi conciencia y entro a la fiesta.

—¡Leah! Menos mal que has venido, pensaba que no te iban a dejar.

—¡Estoy aquí! —digo, fingiendo entusiasmo.

—Quédate conmigo, vamos a bailar, relájate, nadie te va a juzgar aquí. Tienes que soltarte un poco.

Le sigo el juego a Stacey, pero me arrepiento de haber venido. Si llamo a mis padres ahora, pensarán que no puedo alejarme de ellos y usarán eso como excusa para no dejarme salir nunca más.

Pasan unas horas y me siento cada vez más estresada, como si fuera a vomitar, con un peso en el pecho. Stacey está ocupada con sus amigas, y quiero irme a casa. Busco mi teléfono en la mochila y me quedo en shock.

Mi madre me ha llamado veinte veces. Intento devolverle la llamada una y otra vez, pero salta el buzón de voz. Lo mismo pasa con mi padre. Cojo mis cosas y salgo corriendo a casa. Son las 23:30, está muy oscuro. Los malos pensamientos me acechan: ¿y si le ha pasado algo a mi hermano? ¿Y si mis padres han tenido un accidente? No puedo dejar de pensar y corro lo más rápido posible.

La noche se cierne sobre mí mientras veo mi casa a lo lejos. Las luces del cuarto de Daniel  estan encendidas . Suspiro aliviada y comienzo a andar despacio, tratando de recuperar el aliento. Pero entonces, una pickup negra aparece de la nada, bloqueando mi camino.

Un hombre extremadamente fuerte me empuja hacia el interior del vehículo. Otro, con la cara oculta tras una capucha, ya está dentro. Me sujeta con fuerza, y mis intentos de gritar y forcejear son inútiles. Uno de ellos me ata las manos a la espalda, mientras el otro cubre mi boca para silenciarme. La puerta se cierra con un golpe seco.

El coche acelera, y mi mente corre a toda velocidad. ¿Quiénes son? ¿Qué quieren de mí? No tengo respuestas, solo el miedo que me aprieta el pecho. La velocidad me aplasta contra el asiento, y la oscuridad se cierra a mi alrededor.

De repente, siento un pinchazo en el cuello. Algo frío y punzante se hunde en mi piel. Intento luchar contra el sueño que se apodera de mí, pero mis párpados se vuelven pesados. La inyección hace efecto, y todo se desvanece....

 

continua ….

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.