Sombras en la Red

4. Remitente no identificado

Sira:

¿Sira? Soy Nate, ¿estás libre mañana?

-Nate

Si ¿Pasa algo?

-Sira

¿Quieres salir conmigo? Encontré un buen sitio ;)

-Nate

Claro, ¿A qué hora? :D

-Sira

Paso por ti a las 5

-Nate

No respondí más, por lo menos alguien me sacaría de esta locura.

Saqué la basura ese día, abrí la puerta y encontré un tulipán blanco, lo recogí y cayó una mantis, pero estaba muerta y en el acto tiré la flor también. El grito que solté hizo que la señora Nancy subiera casi corriendo.

—Niña, ¿Qué pasa?—

Solo señalé la flor y la mantis, ella las tomó.

—Pero es una inofensiva mantis, no es para que grites de esa forma—

Ni siquiera yo me dí cuenta de eso.

—No señora, solo fue el susto—

—Yo me llevaré esto— Dijo tomando al insecto y bajando de nuevo.

Saqué la basura y regresé corriendo al departamento. Tenía miedo de prender la computadora y me limité a utilizar mi tablet y mi celular.

Lunes

—Hola, estoy lista—

—Así veo, estás muy guapa— dijo Nate haciendo que dé una vuelta, él me dio un ramo de rosas rojas.

—No debiste molestarte— tomé las rosas

—No, pero las ví y pensé en tí—

—Muchas gracias, dame un momento y las dejo en el departamento— Sira subió dejo las flores en la mesa y bajó rápidamente, Nate la miraba con una sonrisa y le tendió el casco para que se lo ponga.

Zenith:

Mi pequeña ya no estaba en ese departamento, subí y forcé un poco la cerradura, nada extraordinario.

—Que lugar tan acogedor—

Fase 1: Sus llaves.

Mi plan era simple, tomar unas llaves extra que ella tenía y sacar una copia.

Bajaba las escaleras girando las llaves en mi dedo. Conocía el barrio, así que encontré el lugar rápidamente.

Regresé

Fase 2: Cámaras.

Coloqué unas cámaras pequeñas, apenas unos círculos negros en las esquinas, nada llamativo.

  • Dos en su habitación.
  • La cocina.
  • La sala.
  • Afuera, mirando hacia la puerta.
  • Una en la entrada del edificio

Miré en mi celular y todas funcionaban correctamente, estaba a punto de irme y en su cama vi la tablet. Algo más a lo que necesitaba acceso, pero primero era su celular.

En su escritorio tenía unas notas adhesivas de colores pastel.

—Que linda mi pequeña mantis…—

“¿De verdad no quieres jugar? Me pones triste Modlishka, se buena y enciende esa computadora para mí

-Z”

Dejé una nota de color lila, salí y revisé, todo en orden… Excepto una cosa, las rosas del imbécil.

Las tiré en el bote de basura y quemé la dedicatoria, las cenizas las dejé en la mesa, podía escribir en eso.

—Un pequeño corazón para mi pequeña mantis— Susurré mientras dibujaba el corazón con mi dedo.

Me fui del departamento cerrando la puerta con seguro.

Sira:

—Sé que te gusta leer— Dijo Nate mientras comíamos un helado,

—Sí, un poco. Siendo sincera lo dejé pero pienso volver a comprar libros… algún día—

—Hay una librería aquí cerca ¿Quieres ir, muñeca?—

—¿De verdad? Me encantaría—

La cita con Nate fue simple, pero muy tranquila, me gustó su idea. La heladería tenía una temática vintage de los 80s.

—¿Desde cuándo conduces motos?— Pregunté terminando mi postre.

—Aprendí a los 15 y a los 18 saqué la licencia—

—Me gustan las motos y los autos, pero no sé conducir ninguno— dije riendo.

—Te puedo enseñar— me guiñó un ojo y tal vez mi rostro se colocó un poco rojo.

—¿Si me caigo?—

—Lo dudo mucho, estás en buenas manos—

Modlishka ¿Esa blusa es nueva?

-Z

Mi celular vibró.

Número desconocido.

No contesté pero después de unos minutos recordé “Modlishka”

—Sira ¿Estás bien?—

—¿Qué? Si, solo… ¿dijiste que había una librería cerca?—

—A la vuelta— Se levantó y me ofreció la mano, la tomé y entrelazó nuestros dedos.

La librería estaba cerca, me perdí en los pasillos, miles de libros, podría comprar varios que ya identifiqué y algunos nuevos que sumé a la lista, olvidando el asunto de nuevo. Pero mi celular vibró.

¿No vas a responder? ¿No te gustó la flor que dejé? Quiero que juegues conmigo, no me decepciones ;)

-Z

Decidí apagar mi celular, no era momento. Un maldito maníaco no puede arruinar mi cita, no ahora. Tomé un libro que reconocí y fui a la caja.

—¿Ese te gusta?— La voz de Nate me hizo sobresaltar.

—Me asustaste—

—Soy solo yo, no soy tan feo ¿o si?—

—No, como crees— Dije riendo, él tomó el libro y lo pagó.

—Iba a comprarlo yo—

—Míralo como un regalo, no como una deuda… Pero podrías pagarlo— Dijo Nate y bajó la mirada a los labios de Aria. La tomó de la mano, entrelaza sus dedos y caminaron de nuevo a la moto, la ayudó a colocarse el casco y arrancó.

—Aquí estamos, princesa—

—Gracias Nate, me divertí hoy y gracias por el regalo—

—No hay de qué—

—¿Quieres pasar?— Dije arriesgándome, pero ya estábamos entrando en confianza ¿no?

—Lo haría, princesa, pero debo ir al taller con Andrew.

—Ah claro, no te preocupes. Entonces otro día— Andrew era su jefe y amigo de un negocio de motos y autos en el que trabajaba.

—Ven aquí, preciosa— Dijo tomando mi cintura y besándome para despedirse.

Igual que la vez anterior esperó a que entrara en el edificio y después escuché su moto irse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.