Sira:
—¿Eres el chico de la biblioteca?—
—Sí—
—Ah… Emma me habló de ti, dijo que podías ayudarme con un problema que tengo en mi computadora y celular—
—Claro, soy Izan, por cierto—
Le expliqué mi problema y en unas cuantas horas dijo que estaría lista mi computadora, me fui a almorzar y regresé.
—¿Cuánto te debo?—
—Para las amigas de Emma es gratis— dijo guiñando el ojo y volviendo a su expresión enojada y esos ojos grises que podían llevarse mi alma si quisieran…
Zenith:
¿Buscas a otro teniendo un programador en tu puerta? Que mal, pequeña mantis…
-Z
Que te jodan
-Sira
Me bloqueaste, pequeña mantis… ¿Cuánto podría durar?
Ingresé a su celular desde mi computadora, y desbloqueé mi número.
Cuida tus palabras
Regla 6: No digas cosas que me molesten, es solo una advertencia… por ahora
-Z
No me respondió… ¿Qué haré contigo, pequeña?
Dejar inconsciente al amigo de Emma fue fácil, nada que el éter no arregle en 3 minutos.
Coloqué un dispositivo para encender la computadora de Sira cada que yo quisiera.
Sira:
Mi decisión para ese día fue terminar ese libro y los días siguientes iba a salir más, con suerte conseguir otro departamento.
La habitación se hizo más clara, mi computadora se encendió, una foto mía durmiendo.
El vacío de mi estómago crecía.
“Modlishka, modlishka…
¿Estás ahí?
Qué te parece jugar a las escondidas ¿Somos amigos, verdad? Pero me has hecho enojar… La oscuridad te puede ayudar… Son mis reglas, es tu juego. Tienes dos minutos para encender todo. Si ganas podrás tener una semana de paz, si no… iré por ti”
Una voz, el temporizador comienza, no estaba en posición de dudar la foto mía dormida lo confirmaba. Corrí y encendí todo, incluída la del pasillo de fuera y entré cerrando con seguro, guardando las llaves en mi bolsillo, traté de apagar la computadora.
¿Qué mierda? No sirve
“Modlishka… lo hiciste perfecto, pequeña, pero faltó una…”
Ahora aparecía la foto de mi cocina, la luz estaba encendida.
“El horno tiene una luz, no la encendiste…
Te voy a dar una ventaja, pequeña mantis, averigua en donde se encuentran los fusibles del edificio. Van a ser útiles, tienes 5 minutos”
Cerré la laptop y siguió sonando ese reloj. Me senté en mi cama y grité en una almohada. ¿Por qué a mí? Me dirigí a la cocina, recordando desde donde apuntaba la cámara, la ví. Me subí a una silla tratando de arrancarla y lo logré.
Una cámara blanca, un poco grande, ¿cómo no la ví antes?
Cuando estaba bajando todo se volvió oscuro y caí
—Mierda— Me levanté rápido y agarré mi celular.
“Iré por ti ahora, en 10 minutos tienes que encender todas las luces, incluídas las del horno, pequeña”
Quise encender la linterna de mi celular pero el temporizador estaba ahí también, ni siquiera alumbraba la pantalla. La madera del piso de arriba sonando, siete minutos restantes, salí al pasillo y de lejos se escuchaban pasos pesados.
Corrí, segundo piso, primer piso, el sótano. baje las escaleras sin caerme. La señora Nancy me dijo que debía estar aquí, ¿fusibles? ¿qué?.
Puse mis manos en la pared sucia, sentía telarañas, polvo, un tubo, el ruido de las escaleras.
Mierda, mierda, mierda… caminé más rápido el breaker, estaba a punto de subir ambos. Alguien me tomó de la cintura, girando y mi espalda quedó contra la pared.
—Quince segundos— La misma voz de la computadora. Mi brazo libre subió esos dos breakers.
—Bien hecho, pequeña mantis— El sujeto metió la mano en el bolsillo trasero de mis jeans. Apretó mi glúteo pero también dejó algo, su perfume invadía intensamente mis fosas nasales, su respiración hacía cosquillas en mi oreja y finalmente el foco amarillento y viejo del sótano se encendió, estábamos en la sombra,el tipo encapuchado solo veía la punta de su nariz y su sonrisa. Dio un último apretón y se alejó por las escaleras y yo corrí tras él y lo perdí de vista, corrí escaleras arriba a mi departamento, cerré con las llaves de mi bolsillo, revisé todo y me encerré en mi habitación.
Faltó una luz, pequeña
-Z
El jodido horno, corrí y me encerré de nuevo
¿Disfrutaste del juego? Fue fácil, ganaste. Me encanta tu aroma. La recompensa está en tu bolsillo.
-Z
Eres un maldito tramposo, no eran los fusibles
-Sira
Recordé el apretón que me dio, como la sensación recorrió mi espina dorsal y el vacío de mi estómago se hacía más grande, saque lo del bolsillo, una flor rosa, mamá tenía de estas en el jardín un hibisco rosa.
“Eres bella, pero frágil…
-Z”
Tome la almohada de nuevo, lo único que me quedaba era gritar, sacar eso que atacaba mi estómago.
Deja de hacer eso, te vas a lastimar la garganta
-Z
Vete a la mierda, maldito enfermo
-Sira
No me hagas volver, mantis
-Z
Haz lo que se te dé la gana, deja de meterte en mi vida
-Sira
Yo no lo hice, fuiste tú la que se metió en la mía
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Editado: 17.11.2024