Everlake, con su lago cristalino y calles perfectas, parecía un lugar sacado de un sueño. Pero los sueños pueden convertirse en pesadillas. Todo comenzó la noche de la fiesta de graduación, cuando Liam Ashford desapareció.
La cabaña junto al lago estaba repleta de luces, música y adolescentes que celebraban su libertad. Para la mayoría, esa noche sería inolvidable, pero para Emma Blake, marcó el inicio de algo que nunca podría borrar de su memoria. Mientras los demás bailaban y reían, Emma, siempre más observadora que participante, notó algo fuera de lugar. Liam, el chico carismático que siempre parecía tenerlo todo bajo control, salió de la cabaña sin ser visto por nadie más. Desde la ventana, Emma lo vio caminando hacia el muelle, donde un hombre encapuchado lo esperaba. La conversación entre ellos era tensa, aunque las palabras se perdían entre el ruido de la música. Emma, sintiendo una punzada de curiosidad, salió tras ellos.
Cuando llegó al muelle, solo encontró las huellas de Liam que se desvanecían en la madera húmeda y algo que no debería estar ahí: una marca tallada en la baranda del muelle, un círculo atravesado por una línea.
A la mañana siguiente, la noticia sacudió el pueblo: Liam había desaparecido. Su auto fue encontrado abandonado en la entrada del bosque, con el mismo símbolo tallado en el parabrisas. La policía cerró el caso rápidamente como "una fuga voluntaria", pero Emma sabía que estaban equivocados. Algo oscuro estaba sucediendo, y Liam no era el tipo de persona que simplemente se iba.
Emma, acompañada por sus dos mejores amigos, Clara y Nate, decidió investigar por su cuenta. Lo primero que descubrieron fue un mapa extraño en el casillero de Liam, marcado con varios lugares: la cabaña junto al lago, la iglesia abandonada del pueblo y un punto profundo en el bosque etiquetado como "El Umbral". Sin saber qué significaba, decidieron seguir las pistas.
En la biblioteca, Clara encontró registros de antiguos desaparecidos en Everlake. Para su sorpresa, todos tenían algo en común: eran estudiantes de la escuela y habían desaparecido cerca de los lugares marcados en el mapa. Entre ellos, Emma encontró algo que la paralizó: una foto de su hermano mayor, desaparecido diez años atrás, sonriendo junto a un joven Liam en lo que parecía ser una fiesta.
Esa noche, los tres se dirigieron al bosque, al lugar marcado como El Umbral. Al llegar, encontraron una cabaña vieja y abandonada. Dentro, el aire estaba cargado de un olor a humedad y algo más... algo metálico. En una mesa había un cuaderno lleno de nombres tachados, símbolos extraños y una frase escrita una y otra vez: "El equilibrio debe mantenerse."
Antes de que pudieran procesar lo que habían encontrado, un ruido afuera los congeló. Al mirar por la ventana, vieron a alguien enmascarado, de pie, sosteniendo una linterna que parpadeaba. La figura dio un paso hacia ellos, y de repente, todas las luces de la cabaña se apagaron.
Emma sintió un golpe en el pecho: el miedo se transformó en adrenalina. "¡Corran!", gritó, y los tres salieron corriendo hacia el bosque, con el enmascarado pisándoles los talones. Lograron esconderse en un hueco entre los árboles mientras la figura pasaba de largo. Pero antes de que se sintieran seguros, algo más llamó su atención: grabado en la corteza del árbol donde se escondían estaba el mismo símbolo, pero esta vez con una palabra debajo: "Elegidos."
El miedo era insoportable, pero también lo era la curiosidad. ¿Quién los perseguía? ¿Qué significaba todo esto? Y, lo más importante, ¿por qué parecía que todo giraba en torno a Liam? Emma sabía que estaban en peligro, pero también sabía que no podía detenerse. La verdad estaba cerca, aunque tuviera un precio.
Cuando regresaron al pueblo, Clara recibió un mensaje en su teléfono. Era una foto de los tres, tomada esa misma noche, con una sola palabra debajo: "Próximos."
Emma volvió a su habitación esa noche, temblando, con mil preguntas en la cabeza. Se desplomó en su cama, intentando calmarse. Pero cuando cerró los ojos, escuchó un ruido bajo la ventana. Al abrirla, vio algo que la hizo retroceder.
En el césped, con letras hechas de ramas, estaba escrito: "No busques más."
Un crujido detrás de ella la hizo girarse. Alguien estaba dentro de su casa.
Editado: 08.01.2025