Somos Canciones 2

Capítulo 6

Mara

Abrir los ojos fue una tortura, pero intentar levantar la cabeza de la almohada me parecía el mayor reto de mi vida. Sentía una pesadez horrible en ella.

Poco a poco empezaron a llegar todos los recuerdos de la noche anterior y maldecí internamente. Giré hacia el lado opuesto de mi cama esperando encontrar ahí el cuerpo que me había traído anoche, sin embargo, su lugar estaba vacío.

Suspiré. Que no estuviera ahí era un alivio, no tendría que lidiar con nuestras discusiones.

Me senté lentamente en la cama, inspeccione mi habitación y había unas maletas al lado de la puerta, continúe hasta detener la vista en mi mesita de noche.

Una nota, una pastilla, un vaso de agua.

Me tembló ligeramente el cuerpo al volver a ver un pedazo de papel esperándome. No quería esto de nuevo, no necesitaba esa sensación, no lo extrañaba.

Continúe autoengañándome porque la realidad es que solo ver ese trozo de papel, me había quitado un peso del pecho, hizo que mi pequeño corazón se acelerara, que mis manos temblaran.

Estiré el brazo para tomar aquel papel. Cerré ligeramente los ojos, suspiré mientras sostenía aquello entre mis manos. Abrí mis ojos haciéndole frente aquella caligrafía casi perfecta.

No matter where you go

You know you're not alone

I'm only one call away

I'll be there to save the day

Superman got nothing on me

I'm only one call away

Come along with me and don't be scared

I just wanna set you free

C'mon, c'mon, c'mon

You and me can make it anywhere

For now, we can stay here for a while

Cause you know, I just wanna see you smile

Giré lentamente el papel, con los sentimientos a flor de piel.

Tómate el analgésico, lo necesitas si no quieres que esa bonita cabeza tuya explote.

TSANA.
 


Sonreí con solo unas palabras. Tomé la pastilla mientras trataba de descifrar esas iniciales.

La última era su nombre, pero todas las demás me llamaban a la confusión.
Cerré un momento mis ojos pensando en aquel fragmento de tinta. Cuándo volví abrirlos habían pasado cuatro horas.

Genial, me había quedado dormida mientras pensaba en él.

Me estiré de forma perezosa en la cama, hasta que me giré bruscamente hacia mi derecha cuando mi brazo chocó con algo.

Ahí estaba él, dormitando como un bebé. Uno de sus fuertes brazos estaba alrededor de mi cintura.

Me quedé mirándolo unos minutos. Estiré una mano hacia su cara, deslizando mis dedos en una suave caricia sobre su mejilla.

Aprecie hasta el último detalle de su rostro, sus pobladas cejas, sus abundantes pestañas, su nariz y sus perfectos labios.

Tuve la tentación de tocar esos labios. Sentía que me llamaban, que me pedían que me perdiera en ellos.

Tal vez era una estupidez, pero no lo iba a tener tan fácil otra vez, sería rápido y sin explicación, sería una última vez.

Coloqué mis labios sobre los de él. Un montón de sensaciones recorrieron mi pequeño cuerpo.

Me separé quedándome con el recuerdo de todo lo que había sentido en solo unos segundos.

Saboreé mis labios, mientras todo mi ser pedía más.

—Hola, pequeña —esa voz pesada por el sueño—. Hacia tiempo que no despertaba de una forma tan... tan intensa.

Todos mis sentidos se activaron, no podía creer que estuviera despierto.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto? —una pregunta un poco estúpida.

—El suficiente para sentir como te debatías por besarme.

—Imbécil —solté.

Sus ojos llenos de diversión me sostenían la mirada. Aquellas iniciales volvieron a mi mente y aproveché el momento.

—¿Qué significa TSANA?

—No has podido descifrarlo, tú solita —apretó el agarre en mi cintura apegándome más a su cuerpo.

—No, solo que las últimas iniciales son tu nombre.

—Inténtalo, cariño —pidió en un susurro seductor—. En el fondo sabes lo que significa.

Lo pensé por un momento, lo volví a pensar y lo único que llegaba a mi cabeza no pensaba decirlo en voz alta.

—Tú Siempre Anormal Negativo Alex.

Explotó en una carcajada contagiosa.

—Pero... ¿Qué es eso, Amara? —preguntó conteniendo la risa.

—No sé, lo único que llega a mi mente cuando leo esas iniciales —mentí descaradamente.

Se acercó a mi oído y susurró de forma lenta.

—Tú siempre ardiente novio, Alex.
Se separó para mirarme a los ojos. Sus palabras hicieron eco dentro de mí.

Tú siempre ardiente novio, Alex.

Tú siempre ardiente novio, Alex.

Tú siempre ardiente novio, Alex.

Negué con la cabeza, no era cierto.

—Siempre tan mentiroso, Alex, querido —le sostuve la mirada.

—Soy ardiente, Amara, lo sabes, tus preciosos ojos verdes ahora mismo lo están gritando —sabía que no me refería a eso.

—Pero no eres mi novio, no eres mío y siempre es una palabra que abarca mucho tiempo, más del que duro nuestra relación.

Ahí estaba esa mirada que transmitía un dolor que no quería ver.

—Siempre seré tuyo, aunque tengas otras relaciones, te cases y seas feliz con alguien más, aunque sea yo quien haga todas esas cosas, seguiré perteneciendo a ti —cada palabra se clavó en lo más profundo de mi ser—. Incluso más allá de la muerte, seguiré siendo tuyo.

Una promesa demasiado fuerte, una eternidad ofrecida. Se me entrecorto la respiración. Mis labios se separaron invitándolo a pecar.

Una vez, solo una vez.

Llevaba un año sin dejar que nadie me tocará y mi cuerpo solo reaccionaba con una sola de sus miradas.

Tal vez esto estaba mal, pero por una vez quería ser egoísta y volver a tenerlo.

Su mirada se posó en mis labios, subieron a mis ojos, repitió la acción de nuevo, esperando una aceptación.

Asentí lentamente.

Se lanzó a mis labios, aceptando la invitación. Comenzó como un beso suave, fue convirtiéndose en uno apasionado, buscando más. Su lengua jugueteó dentro de mi boca, mordió mi labio inferior, luego lo succiono.




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