Sonata De Invierno

2| La fuerza del abismo me consume

No recuerdo nada de Estambul, es como si realmente estuviera siendo secuestrada y no una simple reunión con mi padre, aunque se que eso no es verdad quiero pensar que papá me quiere ver porque me extraña, según lo que ha dicho Kain podría ser eso.

Me había quedado dormida durante el vuelo pero Kain me despertó cuando llegamos al aeropuerto, me sentí más nerviosa, y es que los vuelos en sí me causaban claustrofobia, eso que solo había viajado una vez pero había sido suficiente. Kain volvió a guiarme fuera del avión, era de día, bastante temprano en realidad, nunca entendí la conversión de horarios entre Turquía y Estados Unidos, aún así eso no era la verdadera preocupación en todo esto, habían cinco camionetas idénticas a las que había visto en una película de mafia italiana, y hombres cuidando sus alrededores. Kain me hizo bajar primero las escaleras de nuevo, es como si no quisiera perderme de vista y siempre tenerme frente a sus ojos, no es como si yo fuera tan estúpida como para salir corriendo frente a todos estos hombres, siento que ni una mosca puede escapar de ellos.

Kain me guio hacia una de las camionetas y me hizo que entrará, se subió junto a mi y el chófer arranco el motor saliendo del aeropuerto, las otras camionetas nos siguieron, ¿no es este el protocolo de un presidente? Aunque la película que vi si era igual a esto. Se que mi familia es poderosa, se que son conocidos en todo Turquía por su dinastía, pero, ¿esto no es exagerado? Lo que sea.

¿Y si esto es peor de lo que he estado imaginando?, esa es una pregunta que resurge de quien sabe dónde y me hace sentir un escalofrió. Observo a Kain que ahora escribe algo en su teléfono, ¡demonios! Olvide mi teléfono en Nueva York, es que en realidad estaba escapando así que era obvio que lo iba a olvidar. ¿Y ahora que voy hacer?, me muerdo las uñas, ha sido demasiado estrés para un solo día, de eso no cabe duda.

—Llegamos.

Kain anuncia y su voz se vuelve un eco que me saca de lo más profundo de mis pensamientos en los cuales me encontraba, ni siquiera había contado el tiempo que tardo el viaje. Levanto la vista y me encuentro con la gran casona que recordaba, casi pareciendo una casa presidencial, rodeada de naturaleza y de hermosos jardines, recuerdo que jugué en uno de esos jardines solo una vez antes de ser enviada a Nueva York. El chófer se acerca para abrirme la puerta, lo hace y yo dudo por unos milisegundos antes de bajarme, el viento frio es el primero en recibirme y el único que lo hará. Mi hermano le da la vuelta a la camioneta al ver mi duda para entrar y se pone a mi lado poniendo su mano en mi espalda y no invitándome a entrar sino obligándome y casi empujando para que yo camine, no me queda de otra que hacerlo y los dos juntos entramos a la mansión.

En la sala de estar mamá se encuentra sentada con una elegancia y calma que me parecen tétricas, lleva una camiseta blanca y una falda roja drapeada, un collar de cadena dorada con perlas y aretes de perlas, su cabello negro y sin ninguna cana tan lacio como lo recordaba, y claro sus labios tan rojos como siempre le ha gustado; hermosa. Elegante y aristócrata: Ayla Arslan. Mi madre. Se levanta y camina hacia nosotros, me tenso al verla, ¿porque no me siento emocionada?, se detiene y nos observa, y luego, después de hacer un análisis completo y al parecer complaciente, sonríe.

—Mi niña.—se acerca y pone su mano en mi mejilla con calidez.

Las lágrimas se asoman en sus ojos, no se como reaccionar ante eso, es un reencuentro tenso y no como lo esperaba. Kain se aleja de nosotros y se queda observándonos. Me quede callada, mientras dirijo la mirada de mamá a Kain y viceversa.

—No sabes cuanto me alegra tenerte de nuevo. Te fuiste cuando eras una niña y…

—Y ahora es una bella mujer.

Los tres volteamos hacia donde proviene la voz que ha interrumpido a mamá. Y es él, papá. Camina hacia nosotros con una elegancia tan fría que casi parece un robot, su cabello ya es gris por las canas a diferencia de mamá, su altura y estructura no han cambiado, tan imponente como siempre Osmar, y esa mirada, frívola y misteriosa, nunca sabrás lo que piensa o lo que dirá. Osmar podría ser un buen dictador si se lo propusiera o si tuviera el poder que un político electo tiene, es un hombre que se mantiene neutral aunque su opinión es solicitada por algunos políticos.

—Hola querida.

—Hola, papá.—contestó en un murmuró penoso.

Sonríe con calidez, esto no me da buena espina.

—¿Cariño has preparado la comida?—papá le pregunta a mamá y eso hace que ella quite su mano de mi mejilla y le preste atención.

—Todo esta listo.—Mamá nos señaló hacia el comedor y todos la seguimos.

—Madre hay un problema.—Kain nos interrumpe.

—¿Cuál cariño?—mamá se detiene y lo observa con interés.

—Delilah lleva pijama.—me señala.

Mamá vuelve a prestarme atención y parece darse cuenta.

—¿Por qué?
Porque mi hermano me acaba de secuestrar mamá y todos aquí están actuando como si hubiera regresado del ejército y este fuera un maldito reencuentro,—eso habría contestado—.

—No tuve tiempo de cambiar mi ropa y no traje tampoco nada.—conteste.

—Comeremos y luego iremos a comprar alguna ropa, ¿te parece?—propuso mamá y esa fue la solución pues los tres fueron al comedor y no me quedo de otra que hacerlo también.

Me senté a un lado de mamá, era la única que parecía inocente ante los dos hombres, las sirvientas trajeron los platos y la comida, el chef llegó hizo una reverencia y presentó la comida según lo recetado para la salud de papá. Observe como ponían más platos en la mesa.

—¿Dónde están tus hermanos y tu esposa?

Papá por suerte hizo la pregunta que yo no me atrevería hacer pero que quería hacer, Papá observaba a Kain esperando que contestara su pregunta.

—Mi esposa viene en camino y discúlpame padre por no saber donde se encuentran mis hermanos y tus hijos autosuficientes y casados pues acabo de llegar de Nueva York.—lo último lo dijo con sarcasmo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.