Sonia le miro con una ceja enarcada y con una medio sonrisa al haber escuchado sus palabras. Nadie es tan idiota para aguantar tanto dolor y no tomar absolutamente nada.
__¿Quiere que le crea que no toma ni un solo medicamento? ¿Ni siquiera una aspirina?
Este hombre debe de haber perdido completamente la razón para hacer tal atrocidad. Su lesión es bastante grave a simple vista, unas cuantas cicatrices.....
__Me paree muy raro el que no pueda mover su pierna. ¿Tiene algún impedimento?
_El médico dice que quizá sea emocional.
Hablo en voz baja, casi murmurando, pero Sonia lo escucho a la perfección.
__Entonces haré un masaje diferente a lo que han realizado anteriormente.
_¡No!
__No tiene porque ponerse de ese modo. Maldito energúmeno.
Ahí estaba de nuevo ella, soltando todo aquello que se le cruzaba por la cabeza. Sin ponerse a pensar un poco en las consecuencias que eso podría llegar a causar tarde o temprano. No era la primera vez que eso sucedía. Si algo la caracterizaba era el hecho de decir lo que piensa en voz alta.
Eso era lo que siempre la metía en problemas una y otra vez.
Pero hubo un pequeño cambio en el ambiente, al escuchar la estruendosa carcajada divertida de Artemis. Llena de vida, alegría. Aunque no concordaba con su mirada llena de dolor.
__Que no se le haga vicio el estar faltado al respeto.
Sonia se alzo de hombros, restando importancia a sus palabras. Dejo los documentos donde estaban momentos atrás y saco de su mochila los aceites para llevar a cabo su terapia. Comenzó a realizar movimientos en círculos de sus manos, una y otra vez, antes de empezar. Un leve calentamiento antes del arduo trabajo.
Dio un masaje bastante intenso pero sin llegar a lastimarlo, a pesar de que no siente dolor en esa pierna, no quiere decir que no pueda llegar a sentir en un futuro cercano. Toco desde la punta de sus pies, hasta su trasero. Al llegar a su nalga, sintió como un ligero bulto no quería ceder ¿Quizá esta demasiado tenso? pensó Sonia.
Se alejo unos segundos de él y tomo una pequeña cajita de madera de su mochila. Al abrirla un ligero olor a hierbas inundo toda la habitación.
__¿Espero que no seas de las que hacen conjuros?
_Si seras bruto.
Tomo un encendedor y prendió fuego a la cajita. Las hierbas de inmediato cobraron vida con una pequeña llamarada naranja. Tomo un poco de aceite de lavanda y, le agrego unas cuantas gotas. El fuego se avivo aun mas. Espero unos cuantos segundos y coloco de nuevo la tapa.
_No se mueva.
El cuerpo de Artemis, se tenso ante sus palabras.
__No se le ocurra poner esas hiervas en mi cuerpo.
_No estoy pidiendo su opinión. Deje que realice bien mi trabajo. De sus regaños me puedo ocupar mas tarde.
Coloco las hiervas un tanto calientes, pero sin llegar a lastimas la piel, a lo largo de su pierna, colocando en puntos estratégicos. Y por último, tomo todo lo que había en el fondo de la cajita y lo coloco sobre el pequeño bulto de su nalga.
_Regresare en cinco minutos. No se le ocurra irse. O tendremos que hacer todo de nuevo. Y esta vez, traeré ayuda.
Le dio unas cuantas palmas en la nuca y salió de la habitación. Dejándolo solo.
En el preciso momento en el cual salió de la habitación, el rostro de Artemis hizo una gran mueca de dolor. Soltó unas grandes palabrotas y apretó la mandíbula hasta hacer un pequeño rechinido con ellos.
__Maldita mujer.
Sonia estuvo recargada al lado de la puerta de la habitación. Nunca se fue lejos de ahí. Solo quería saber hasta donde podía llegar el energúmeno con ese pequeño teatro que él mismo se había inventado.
_Cuando uno tiene dinero, puede hacer lo que sea o, comprar lo que sea.
Estuvo alrededor de diez minutos recargada en la pared. Saco una paleta de cereza de su pantalón holgado y le metió en su boca.
_Bien. Veamos que ha hecho el imbécil.
Aunque le hubiera gustado que ese energúmeno se hubiera levantado casi de inmediato, no fue así. Aunque no estaba en la misma posición pero, algo, era algo.
_Sus notas dicen que tiene perdida permanente de la pierna. Mas bien creo que, tiene perdida permanente de sus neuronas. La mayoría tiene ganas de volver a vivir, de salir a la calle y recorrerlas.
__No deberías de hablar de algo que no te corresponde..... bruja.
_Deje de mentirle a su familia.
__No cruces la línea bruja.
_Debería tener mas cuidado. Esos documentos pueden ser mas falsos que el dolor de su pierna.
__Basta.
_Vendré solamente a dos sesiones mas y habré terminado mi trabajo. Que usted tenga ganas de ponerse de pie de esa silla de ruedas es cosa suya.
Pero debería de ser honesto con la gente que esta a su alrededor. Solo los esta haciendo sufrir por nada.
Si quiere sufrir, muera en otra parte. Los cobardes no sirven para este mundo.
__¿Tú que carajos sabes?
_Yo no se absolutamente nada. Pero soy buena con la gente cuando estoy dando terapia. Me doy cuenta de lo que su cuerpo tiene.
Si el otro masajista se calla, es porque no le importa en absoluto sus pacientes. A mi tampoco me importan. Este, es un caso especial.
Si quiere quedar inmovilizado permanentemente, yo misma me puedo encargar de ese asunto.
__Quite sus manos de mi cuerpo.
Sonia sonrió de medio lado y Artemis clavo su mirada llena de dolor y rabia en su rostro. Ninguno de los dos perdió contacto visual en ningún solo momento.
_Puedo seguir jugando a las miradas todo el tiempo que necesite. Al fina del día, recibiré mi pago y usted seguirá fingiendo.
Hizo un puchero y se llevo la mano al pecho, fingiendo un dolor muy grande.
__Largo de mi casa
Sonia borro su sonrisa e hizo una mueca.
__¡Largo de mi casa! Largo de mi casa! ¡Largo de mi casa! ¡Quién carajos crees que eres!
Guardo todas sus cosas con total calma dentro de su mochila. Estaba tan acostumbrada a ese tipo de gritos, tratos que, todo era normal en su vida.