__Esta usted tremendamente..... bellísima, señorita Carbajal. Me alegra mucho que haya usted aceptado mi invitación.
_No tuve otra opción.
__ Le pido una disculpa por el..... mal entendido.
_ ¿ Mal entendido? Prácticamente estoy en contra de mi voluntad en este lugar.
__ No me pienso disculpar por eso.
_ ¿Qué es lo que desea de mi?
__ Directa al punto. No le gusta darle vueltas al asunto.
Después que ambos tomaron asiento en sus respectivos lugares, ambos guardaron silencio por un largo rato. Solo estaban ahí contemplando el terreno que ambos estaban pisando. O, que estaba a punto de pisar Ernesto de la Torre.
Sonia por otro lado, estaba nerviosa, mucho mas que eso, estaba totalmente acabada. Con el corazón a punto salirse del pecho, estaba ahí, a punto de cenar con un hombre que la pone histérica sin motivo alguno y con un miedo bastante irracional.
Quería salir corriendo de ese lugar.
Se había atrevido a vestir un simple vestido de flores y unas sandalias de piso bastante cómodas. Tal parece que había cometido un error bastante y, muy..... lamentable.
Al ver como la persona frente a ella, con la mirada penetrante, tenia su mirada puesta en cada movimiento que realizaba. Cada mínimo movimiento lo convertía en algo tan sumamente....
Ernesto de la Torre, estaba muy feliz de tener a esa pequeña mujer frente a él. Desde la primera vez que la miro. A pesar de ser mayor que ella casi por dos décadas, no dejaba de tener pensamiento insanos hacia ella. Pensamientos de todo tipo.
Paso ambas manos por su cabello, peinándolo hacia atrás pero, fallo en el intento, cuando un par de mechones rebeldes salieron y se acomodaron en su frente, dando un ligero aire relajado. Ese pequeño movimiento, llamo un poco la atención de Sonia, al poner la mirada un poco mas de lo usual en él.
La mesa estaba servida con alguno que otro platillo..... queso fundido con chorizo, zukini empanizado, guacamole, totopos etc. Todo lo que una entrada de comida lleva.
__ Me tome la libertad de ordenar un poco.... antes de su llegada.
_ Ya veo.
Se removió en su asiento y tomo una tortilla y la introdujo en el guacamole. Ernesto de la Torre trato de ignorar un poco, el movimiento que realizo con los labios cuando introdujo la tortilla. Como saco su lengua rosada y lamió sus labios una y otra vez. Como la parte inferior de su cuerpo dio un pequeño salto con tan solo ese pequeño movimiento.
_¿Qué quiere de mi, señor?
__Ernesto. Solo, Ernesto.
_Señor de la Torre.
Como vio que nada de lo que él dijera ella iba a hacer, lo dejo pasar por tan solo esa única vez.
__¿Te parece si primero degustamos los platillo y luego pasamos a lo que es importante?
_No. Quiero saber porque razón me encuentro aquí.
__¿Razón? la conoce a la perfección. No hay absolutamente nada mas que decir. Esto es una cena para concretar un..... negocio.
_¿Qué negocio?
__El del pago. Por supuesto.
Sonia frunció el ceño ligeramente y, continuo masticando su tortilla con guacamole. Sin embargo no entendía nada.
El mesero llego con una pequeña taza humeante. Un té de lavanda.
Sonia estaba pensativa, miraba como el hilo del té se removía de un lado al otro cuando agitada la cucharilla. Su mirada estaba un poco triste porque, a pesar de querer darle vueltas al asunto, el querer hacerse la tonta por unos minutos mas, no le iba a quitar el hecho de que sabía a la perfección de lo que el señor de la Torre estaba hablando.
_¿El maletín con el dinero?
Hablo con la mirada concentrada en la taza de té humeante.
__¡Bingo!
Sus palabras quedaron en el limbo, como si a lo lejos escuchara un tambor retumbando una y otra vez para que pudiera escuchar lo que decía. Casi podía sentir las burlas de su familia. Absolutamente todo.
Tomo la taza de té entre sus dedos y cruzo una pierna sobre la otra, recargo su peso en el respaldo de la silla y bebió su té muy lentamente. Saboreando cada una de sus notas.
Cuando termino de dar el último sorbo a la taza, se enderezó y sus pequeños senos saltaron a la vista del señor de la Torre. A pesar de haber realizado ese pequeño acto, no estaba segura de poder llevar acabo todo lo demás.
_Dígame una sola cosa señor de la Torre ¿Que desea de mi exactamente?
__Me alegra que hayas realizado la pregunta correcta. Te quiero a ti.
_No me encuentro disponible, señor de la Torre.
__Ernesto. Ernesto.
Al final, Sonia se rindió y termino llamándolo de esa manera.
Ernesto de la torre se aclaro la garganta varias veces antes de poder hablar de nuevo.
__¿Cuándo te mudas a mi casa?
Sonia quedo pasmada ante la revelación de Ernesto. Con los ojos abiertos de par en par y la respiración entre cortada.
_¿Disculpe?
__Claro que te disculpo. ¿Cuando te mudas a mi casa? tú nuevo hogar.
_Creo que no nos estamos entendiendo bien señor Ernesto.
__Creo que lo entiendes a la perfección niña. Fuiste a mi lugar de trabajo. Te mostré un maletín lleno de dinero en baja denominación y te lo llevaste a casa. No suelo entregarle algo así a cualquier persona desconocida. ¿Quién piensas que soy? ¿Teresa madre de Calcuta? hasta un maldito ciego puede ver que eso es verdad.
_No. Esto debe de ser un error. Hablare con mi padre. El debe de aclarar este mal entendido. Yo solo fui por el maletín. Solo eso.
__No lo se. El trato era..... tú, a cambio del maletín.
Sonia negaba y negaba con la cabeza hasta casi perder la razón. ¿Como era eso posible? ¿Por qué tenia que quedarse ella a cambio de ese maldito maletín?
_¿Soy el aval?
__ding, ding, ding, ding..... así es. Y solo podrás ir a casa cuando hayas pagado la deuda de tus padres.
Sonia salió como alma que lleva el diablo des restaurant, yendo directo a casa pero, al llegar a la puerta principal, esta, no abrió. Toco y toco el timbre y nadie respondió. Absolutamente nadie.