Capítulo VIII

Evelyn

  La noche hizo su aparición, mientras me miraba en el espejo escrutando mi atuendo que consistía en una falda negra por el nivel de las rodillas, más una blusa en color azul de manga corta y con un diseño de la torre de parís en todo el centro, además de una botas de cuero estilo tacón que no podían faltar, el maquillaje lo hice resaltar con el rímel y lápiz negro creando una mirada desafiante como intrigante, algo de colorete en mis pómulos y lo termine con un brillo sabor a cereza ocasionando que mis labios estén ligeramente rosados, observo mi tatuaje en mi muñeca con algo de nostalgias; pero decido respirar hondo y tomar un bolso pequeño.

   Dentro del mismo, tengo mi identificación, el celular y algo de dinero que logre sacar en efectivo; mucho antes de que mi Padre me confiscara la tarjeta de crédito con la que solía realizar mis gastos, hasta eso fue decomisado por el castigo bien merecido. Conforme voy recogiendo las cosas, logro salir del dormitorio, bajo las escaleras de madera; hasta ver a mi abuela en la puerta de entrada mirando su reloj, antes de fijar sus ojos en mí.

—Ya estoy aquí. —digo curvando una sonrisa.

—Eso veo hija, más bien son casi las nueve debemos llegar rápido. —suelta el primer regaño, que solo muerdo mi labio inferior por la pena.

—Sorry.

—Vamos… que el tiempo es oro. —añade, abriendo la puerta para que salga y es lo que hago.

  Para cuando, estamos en el auto no duda en sacarlo del estacionamiento usa el control remoto para cerrar el garaje, mientras acelera la camioneta solo me enfoco en mi teléfono tratando de ver en el chat si algunas de mis amigas están activas, pero solo lo está Leo frunzo los labios algo indecisa si hacerlo, hasta que activo el chat dispuesta a saludar.

Yo

Salut leo.

  El saludo habitual que hago en francés, antes de recibir una respuesta de su parte.

Leo

Précieux, me alegra saber de ti.

   Su elogio es increíble, nunca cambia solo me concentro, antes de ver que nos detuvimos en un semáforo en rojo.

Yo

Sé que si, además ¿cómo vas en la school?

Leo

   En total control no me quejo, pero tu presencia hace falta mucho; todos los días Laura y Martina me lo recalcan.

Me quedo mirando el celular, tratando de drenar el nudo que acabo de sentir en mi pecho, pero decido responder.

Yo

 También los extraño, solo diles a las chicas; que me escriban siempre busco conectarme, pero ellas no están conectadas.

   Una pausa llega, antes de ver los tres puntos suspensivos.

Leo

Se los diré, más bien ¿Cómo te va allá?

Yo

Pues más o menos, trato de adaptarme le daré una oportunidad, veré si logro marcar una huella aquí.

Leo

No lo necesitas Eve, eres únicas entre miles de latinas.

  Su respuesta me hace sonreír, antes de oír la voz de mi abuela, sacarme de mi burbuja.

—Ya llegamos y no tenemos más tiempo, solo buscar comprar e irnos directo a la función asi que sal del auto. —demanda, que solo asiento, antes de despedirme de Leo.

Yo

  Te dejo Leo, estoy con mi abuela; te escribo mañana cuídate.

   Al terminar de mandar el mensaje, no espero a ver su respuesta; solo lo guardo en mi bolso, detallo el estacionamiento del gran centro comercial que antes no pude ver por estar sumida en mi celular, con algo de rapidez pasamos las puertas de entrada y mis ojos no pueden creer lo grande que es, tanto que me quedo mirando antes de recibir un jalón en mi brazo producto de mi abuela que me hace aterrizar.

—Evelyn debemos movernos, nos quedan cinco minutos. — asiento, para seguir sus pasos.

  Decidí guardar silencio, yendo detrás de ella tomamos el ascensor, justo el que nos llevó al área de cines jamás pude imaginar que los pasos de mi abuela, fueran mejor que los míos definitivamente, está mejor en forma que yo. Enseguida nos pusimos en una pequeña cola para esperar el combo de lo que íbamos a comer que al ser nuestro turno, mi abuela hablo por mí.