Sonrisa Cerrada

Capítulo XV

JAN

 

   Al llegar a casa, me encuentro con mi hermanita en la sala haciendo algo en su cuaderno de dibujos, lo cual no puedo evitar acercarme para ver ¿Qué realiza?, cuando estoy lo más cerca posible de ella, eleva su rostro para verme y su carita se ilumina que no dudo en abrir mis brazos para recibirla, ese leve acto la insta acercarse a mí, la tomo en mis brazos besando su frente con gran protección, logrando que una sonrisa inocente salga de sus labios.

 

—Jan que bueno, que has llegado debes ver mis dibujos. —me cuenta, que no puedo evitar curvar una sonrisa cerrada.

 

—Eso puedo ver pequeña, pero dime lo más importante te portaste bien en la escuela. —Le digo, a lo que ella asiente feliz.

 

—Si hermano mayor, asi que bájame para que veas los dibujos. —insiste, que no dudo en bajarla de mis brazos.

 

   Con prisa se acerca a su block de dibujos, la sigo hasta inclinar mi rodilla en el suelo; mientras ella se encuentra sentada en el suelo de madera de toda la casa, miro alrededor y no detallo a mi Madre, lo que me recuerda que la dejo con alguien y no me equivoque la Sra. Dana aparece en el lugar, quedando más tranquila de ver Chloe en compañía familiar.

 

—Saludos joven Jan.

 

— ¿Cómo esta Dana? —pregunto y ella sonríe con amabilidad.

 

—Muy bien Gracias a Dios, y usted ¿Qué tal la institución? —hizo la pregunta, que menos deseaba responder.

 

   Hice una mueca, pero la voz de mi hermanita me impidió responderle, al ver sus dibujos no pude evitar más, que felicitarla por su esfuerzo, logro pintar unas frutas pequeñas; sin salir de la línea del mismo diseño; es un gran avance para alguien de su edad como regalo saco algo de mi bolso que lo dejo un momento en el suelo y saco unas galletas de chispas de chocolate que tanto adora Chloe devorar, claro con precaución no es bueno que coma demasiadas en un solo día.

   En el momento que las saco, me las arrebata de las manos, sin parar de gritar de emoción.

 

— ¡Gracias hermano! —dice y no para de brincar.

 

—Por nada Chloe, espero te portes bien porque si no habrá más galletas. —le advierto y ella asiente frenéticamente.

 

—Seguro hermano mayor, soy feliz ahora. —agrega, al subir las escaleras rumbo a su dormitorio, comienzo a negar por como ella nunca cambia.

 

     Al colocarme de pie, la Sra. Dana me observa con una sonrisa plasmada en su rostro, que no puedo evitar preguntarle al tomar mi bolso y llevarlo sobre mi hombro derecho.

 

— ¿Algo que contarme?

 

—Digamos que el amor; que tiene por su hermana es único, he conocido otros jóvenes que odian a muerte a sus hermanos o incluso los ignoran por completos. —comenta al sentarse en unos de los grandes sofás en color marrón, como todos los demás.

 

—Bueno ya conoce; que mi familia es la excepción a la regla. —dejo por sentado al avanzar, para llegar al pie de las escaleras.

 

—Lo sé joven, y otra cosa muy importante debo decirle. —agrega, que solo bufo estando de espaldas a ella y me giro, con algo de cautela.

 

—La escucho.

 

—Su Madre vendrá algo tarde; al recibir un cargamento de provisión para el restaurante fue lo que menciono y que la llames es con urgencia. —informo manteniendo un semblante serio, a lo que asiento.

 

—Ya veo… entonces la llamare, muchas gracias Dana. — termine por decir, al subir los escalones de madera pulida.

 

   Para cuando llego a mi dormitorio, coloco mis cosas en orden y me quito el uniforme que me pesa, de tanto llevarlo todo el día; primero el chaleco hasta después sacar la camisa manga larga, quedando al descubierto mi torso, luego voy al baño; abro el grifo lavándome la cara con agua y jabón, es un hábito que siempre tengo, al tomar una toalla pequeña la uso solo para el rostro, me contemplo en el espejo grande, que poseo en mi baño con la cerámica de colores en blanco y negro.

   No pasa desapercibido; que el golpe del idiota de Carlos, es notorio en mi pómulo izquierdo solo una pequeña raya, que me hace respirar con fuerza, como soltar una grosería con todas las de la ley.

 

— ¡Miserable!, espero que el golpe en tu labio inferior se inflame con ganas y no te vea en el instituto, por una semana. —vocifere con rabia, rememorando lo sucedido.

 

  Trate de no pensar en ella, pero me fue inevitable, negué una y otra vez, pero mi plan debía ponerlo en marcha mañana, es tiempo que la niña nueva pague por haber cometido la estupidez de lanzarme esa cesta de cotufas en mi rostro, ahora mis ganas por iniciar un juego me tienen con las manos picándome por lograrlo, no me caracterizo por ser vengativo, solo doy la revancha aquellos que se la pasan de listo, en este caso le toco a Evelyn.




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