Sonrisa Cerrada

Capítulo XXXV

JAN

 

  Odiaba llegar tarde, pero en este caso el entrenador Toledo me dio un pase para garantizar que no perdiera el examen de geografía, mire la hora en mi reloj de muñeca tenia quince minutos de retraso esperaba que la profesora tuviera buen humor, sino debía buscar una solución al mirar la puerta me apresure a entrar, del otro lado contemple como la mayoría de los estudiantes estaban absortos con la prueba, luego mire a la profesora que estaba leyendo un libro clásico con cautela me acerque a su escritorio, logrando que por fin sus ojos negros se posaran en mi persona.

  Su ceño se frunció, antes de bajar el libro y juntar sus manos entre sí.

 

— ¿Y bien? Espero tenga una excusa muy buena Sibrian. —hablo con autoridad, respiré por lo bajo manteniendo la seriedad en lo que diría.

 

—Profesora lamento llegar tarde, pero este pase hará que entienda mejor lo que digo. —le extendí el pase del entrenador con una nota adicional, que refleja el motivo de mi tardanza.

 

  Lo tomo para asi leer y cerciorarse de lo que digo, mientras echo un vistazo a mi alrededor descubriendo los ojos curiosos de algunos compañeros, negué inevitablemente; aunque solo una persona estaba concentrada en su examen reconociendo que ella le soy indiferente, curve una sonrisa de lado dejando que las chicas del salón suspiren por lo bajo, teniendo como resultado que la profesora mirará en esa dirección y comenzara hablar.

 

— ¡Silencio! Les quedan solo cinco minutos en el examen o sino haré que entreguen. —demando con voz grave, obteniendo el silencio y la atención en la prueba.

 

     Todo esto era común en los institutos de todos los países, incluso unos peores que otros no quise pensar más, cuando la profesora se puso de pie y decidió hablar conmigo fuera del salón, asentí haciéndola pasar primero; puse las manos en mis bolsillos siguiendo sus pasos, que al salir logre detallar aquellos ojos azules prestar su debida atención en mí, era un avance no le era indiferente solo que por ahora la dejaría tranquila quizás en el almuerzo cambie de opinión. Ahora mi preocupación está en la docente que fija sus ojos en los míos, mira alrededor se cerciora; que los salones de paredes blancas, están desiertos por los momentos, se ajusta sus gafas y decide hablar.

 

—Ok… viendo el pase que el entrenador Marcus le entrego, haré la excepción porque es justificada, solo dígale a él; que trate de ajustar sus reuniones fuera de los horarios de las demás materias, porque hoy hay examen y no me gusta que mis alumnos, pierdan su evaluación. —pauso, entregándome el pase que con gusto tome guardándolo en mi bolsillo del pantalón.

 

—Comprendo profesora, le haré llegar su mensaje con el entrenador, ahora ¿usted dígame? Presento o ¿no? — Pedí saber y ella respiro hondo.

 

—Lo hará Sibrian, pero al finalizar la de sus compañeros; tendrá quince minutos dejando solo diez para que coma en la cantina, espero pueda ser rápido en aplicar su prueba. —ordeno, quise objetar solo que en este caso, no sería válido.

 

   Con gran esfuerzo guarde mi boca, dando un ligero asentimiento de cabeza y ella señalo la puerta del salón para volver a su clase, eso fue lo que hicimos que en dos minutos ya estaba sentado en mi puesto alejados de todos a excepción de un chico de color que me miró sonriendo para así mismo, no le vi la gracia que mi mirada seria fue la obtuvo que giro el rostro pasando de mí.

   Estaba con mi bolso en color mostaza en la silla y mis piernas levemente separadas recostado del asiento que hacía que te doliera el trasero durante mucho tiempo, pero por amor al estudio tenía que soportar; fije mi vista en el reloj quedando solo cinco minutos para que terminen y dejar el salón para mi entera satisfacción, sin la mirada de mis compañeros sobre mi persona.

   Saque el móvil para distraerme, logrando que el tiempo se culmine para ellos que con un sonido de exasperación dejaron los lápices a un lado; por ver que la profesora índica que el tiempo había acabado, las quejas y murmullos les siguieron dejando que mire la escena con gran deleite, los exámenes se recogieron por ella hasta que la campana sonó siendo el incentivo para que cada uno tomaran sus cosas he irse del salón en menos de dos minutos el salón se encontró vacío, la chica de ojos azules salió de último, dejando su examen en el escritorio de la profesora.

 

—Hasta la próxima clase profesora. —dijo con una sonrisa amable, lo que me hizo elevar una ceja.

 

—Por supuesto, feliz almuerzo señorita Levesque. —añadió, y la aludida asintió caminando con soltura por la puerta.

 

   Antes de dar un paso fuera, nuestras miradas se encontraron la mía de seriedad y la de ella con suficiencia; mis manos comenzaron a picar por tomarla de la cintura como demostrarle quien manda, pero tendrá que esperar rompimos contacto visual al ella salir, después la profesora se acercó colocando una hoja en mi mesa al apuntar su reloj rosa, me indico; sin palabras que el tiempo estaba avanzando tome el lápiz y comencé a responder cada pregunta.




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