Sonrisa Cerrada

Capítulo XXXVI

Evelyn

 

 Seguramente me dirán que soy una perra, por permitir que este chico me bese; pero no es mi culpa que me busque solo para obtener paz a través de mis labios, porque eso asumo, mis manos siguen aferradas a su cuello, toco por momentos su cabello que lo tiene al ras de su cabeza, pero mantiene la suavidad. Ahora mismo; mis labios no dejan de corresponder los suyos, pero debo detenerlo ser la que tiene el control sobre él en estos casos, acepto ser mi chico malo asi que deberá obedecer mis deseos quiera o no, de él dependerá.

   Las ventajas eran buenas, pero el tiempo no estaba a mi favor debía volver a clases y él lo estaba complicando, con algo de astucia me detuve mirando su rostro, ambos agitados por la intensidad del momento; pero debíamos terminar por hoy, asi lo no deseara.

 

—Es todo por hoy. —manifesté con seriedad, pero los ojos miel de Jan me decían lo contrario.

 

—Claro… nos veremos mañana. —respondió devuelta, al pasarme por un lado.

 

   Me sentí algo extraña por su reacción; que al oír la puerta ser cerrada, toque mi frente como una tonta, él estaba probándome cosa que debo ir, un paso delante suyo, me gire sobre mis talones saliendo del ese pequeño espacio que nos permitió tener ese momento de privacidad, que al salir la figura pequeña y de ojos avellanas me observa con curiosidad, vuelvo a respirar por lo bajo olvidándome que Amaia estaba en el baño e íbamos juntas, para llevarla a su clase de matemáticas y después iría a la mía, por dentro solté una grosería, dejando que ese beso soso bloqueara lo que realmente tenia importancia.

 

   Con pasos seguros me acerco a ella, que sin dudar comienza hablar.

 

— ¿Todo en orden? —pregunta, a lo que asiento mordiendo mi labio inferior.

 

— Sí… con normalidad, discúlpame vamos para llevarte a tu clase. —ella hace una mueca, negando.

 

—Es tarde Eve; más bien la clase inicio hace unos quince minutos. —me informa, al colocar un mechón detrás de su oreja.

 

— ¡RAYOS! —vociferé por lo bajo, mientras ella reía por mi cara.

 

—Tranquila… tú tampoco puedes ir a clases, de todas formas le pedirás, al profesor los apuntes, pero debes inventarle una excusa muy buena. —enfatizo siendo consiente, toque mi cara y comencé a caminar.

 

—Esto me pasa por tonta.

 

—Digamos que enamorada. —soltó con simpleza, haciendo que detenga mis pasos.

 

— ¿Qué acabas de decir? —la miré, pero ella bajo la mirada con pena; creo que me excedí con lo que hable.

 

—Pues…

 

—Solo dilo Amaia. —pedí preocupada, mientras ella por fin me miro a la cara.

 

—En realidad te estaba buscando por los pasillos; y cuando estaba por regresarme, note que esa puerta del conserje, se abrió saliendo un chico algo acalorado porque se desabotono su chaleco y…—pauso mordiendo sus labios con nervios.

 

—Por favor termina. —volví a insistir, pero sin alterarme.

 

—Y resulta que me pareció extraño que estuviera allí, hasta que te vi salir con algo de sonrojo en los pómulos, disculpa pero me dio a entender, que estaban haciendo cosas de parejas, en ese sitio reducido. —cuando termino de hablar, todo mi ser entro en calor.

 

   No podía creer que esta niña nos haya visto, obviamente buscaba que esto fuera un secreto de Jan y mío; pero ahora tengo que lidiar este problema con Amaia, creó que tendré que explicarle a la pobre sin buscar traumarla, aunque tenga experiencia porque perdí mi virginidad hace ya un año, no pienso destruir la mente inocente de esta chica; que hasta ahora me da su amistad, eso lo valoro mucho y haré lo posible por protegerla he visto, como es ignorada por sus compañeros, no quiero que vuelva a pasar.

 

—Amaia necesito decirte algo my importante. —propuse, pero ella negó dándome una sonrisa.

 

—No te preocupes Eve, solo mantendré tu secreto a salvo; además él no se molestará si lo sé, más bien lo ayude en algo, que necesitaba; me miró, pero me pidió que guardara silencio a lo que asentí. —explico, y sus ojos no me estaban mintiendo.

 

—Gracias Amaia… pero quiero que sepas que no somos pareja, solo amigos cariñosos cada uno busca salir del estrés y es como un experimento para los dos. —me detuve, pero el ceño fruncido de ella, me hizo entender que no entendió nada.

 

— ¿No entiendo? —agrego.

 

—Solo te diré que guardes el secreto y no le digas nada a Jan; seguro sabes que eres mi amiga, pero trataré de solucionar este asunto con él para que no vuelva a pasar. —zanje, volviendo a retomar el camino.




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