Sonrisa Cerrada

Capítulo XLI

JAN

 

  Un potente ruido me hizo despertar, toque mi cabeza levemente al sentarme en una superficie blanda; pero incomoda mis ojos comienzan a mirar en todas las direcciones y me encuentro en un lugar desconocido, una sala con decoraciones navideñas; e incluso un árbol de color blanco al final con decoraciones en verde me quede pensativo, analizando ¿dónde me encontraba? y un gruñido por lo bajo, me hizo reconocer que estaba en casa de Evelyn.

 

— ¡Mierda! —recalque al tocar mi nuca, era una vergüenza invadir su vida privada.

 

   De verdad no sabía cómo llegue, solo recuerdo que estaba bebiendo con Bizen le conté mi situación y al final hizo que un amigo de él, me llevara a una dirección que le exigí que fuera y vaya… que escogí la peor, seguramente mi madre; habrá notado mi ausencia, debo hallar una excusa, para que el castigo no sea severo, conociéndola me dejaría sin comer durante un mes; asi que con algo de molestia, por el dolor de cabeza me puse de pie, el olor de comida llego a mis fosas nasales; inhale con gran ansiedad que mi estómago protesto en defensa.

 Mire mi ropa y solo tenía el pantalón negro encima, busque mi camisa marrón en el sofá y no lo halle; seguramente llegue a esta casa dando un espectáculo, volví a tocar mi nuca, harto de mis situaciones embarazosas y esta era una de ellas. De pronto; una voz femenina me hace girar el cuerpo, encontrando a una señora mayor con ojos grises, tan vivos mirarme con una sonrisa en el rostro, instintivamente me cruce de brazos, por estar con el pecho desnudo delante de una persona desconocida.

 

 — ¡Buenos días! Ya veo que te levantas temprano. —hablo con amabilidad, asentí como reflejo muy incómodo.

 

—Sí… todos los días lo hago señora…

 

—Renata, soy la abuela de Evelyn. —interrumpió, al extenderme una prenda que logre ver, era mi camisa marrón.

 

—Gracias… de verdad disculpe por todo lo que haya hecho, si ocasione algún daño lo voy a reparar, si ofendí a Evelyn le pediré perdón…

 

—Para… no hiciste nada malo Jan, solo llegaste a una hora inadecuada a mi casa, además de que mi nieta te ayudo a entrar; para que pasaras la noche te encontrabas muy ebrio. —se precipito a mí, indicándome que me pusiera la camisa.

 

   Al darme cuenta me la puse, y un olor a limpio se desprendió en ella, era como si la hubiesen lavado hace poco; al mirar a la señora solo me invito a tomar el desayuno en silencio obedecí, solo porque mi estómago protestaba, al estar en el comedor pude ver los platos servidos; éramos tres conmigo, reparé en que Evelyn vivía sola con su abuela, pero mi mente buscaba saber, si tenía padres o solo fue criada por la señora mayor, que con amabilidad me pidió tomar asiento, obedecí al mirar el plato que consistía en huevo frito, tocino y pan tostado; además de la salsas, para untarlo o solo mantequilla mi sonrisa se amplió, sin darme cuenta.

—Parece, que te gusta lo que vez. —comento, la mire estando de acuerdo.

 

—Sí señora Renata, más bien le debo una disculpa por invadir su casa…

 

— ¡Como también mi vida! —reprocho otra voz que reconocí enseguida, viéndola llegar vestida con su uniforme, dejando ver esas piernas blancas y estilizadas.

 

   Carraspee al tocar mi boca, mientras ella tomada asiento del otro lado frente a mí, lo hizo con toda la elegancia de una chica rica; negué ante su accionar, pero tal vez lo sea, sus modales son finos a la hora de comer como sentarse definitivamente su familia es pudiente o solo lo hace para hacerse notar, de igual modo desvié la vista cuando ella se percató de mi escrutinio.

 

—Bien… demos gracias. —la voz de la señora mayor volvió a relucir y pude ver como ambas, juntaron sus manos para agradecer por los alimentos.

 

   Me quede absorto al detallar lo que hacían, que las imite dando gracias por igual, solo dos minutos pasaron para comenzar a ingerir la comida, todo mi ser se puso feliz; al probar otro sabor; solo que lo disfrace muy bien antes de volver a engullir, fue como pasar un tiempo de calidad diferente, por un momento mire a Evelyn masticar su pan tostado y elevar una ceja por estar mirándola, eso me gusta de ella, suele ser dominante en algunos casos, pero siempre pierde cuando devoro sus labios, asi que me ocupe de continuar en lo mío.

   Después de haber desayunado, me puse con la señora Renata a lavar los trastes, era lo menos que podía hacer, por invadir su hogar en la madrugada, por un momento recordé lo que hice ayer y me conseguí; con la realidad de haberles contados a ellas de mi situación familiar, me golpee mentalmente por haberlo hecho, es seguro que Evelyn quiera hablar conmigo al respecto, espero no lo haga ni siquiera quiero tocar el tema.

   Para cuando llego el momento de partir, la señora Renata, se ofreció llevarme devuelta a casa; negué muchas veces hasta que gano la batalla; asi que ahora me encuentro en la camioneta más específicamente en la parte trasera, mientras ellas estaban adelante, en ningún momento Evelyn me dirigió la palabra, lo cual me sorprendió como lo agradecía a la vez. Durante el camino, lo mantuvimos en un bajo silencio, solo que la pelinegra encendió la radio en una emisora con canciones en inglés; negué por lo bajo, obviamente era canadiense toro en ella gritaba ser extranjera.




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