En dias de cordura y sosiego.
Donde ganar enemigos o, estar en contra de las normas de la sociedad, pasa a un segundo plano,
Juan sotelo, se encuentra en la fonda del pueblo con su allegado romualdo bastidas, el carpintero.
De pequeño sotelo le propinó una golpiza atroz, dejando su tabique desviado al lado izquierdo, y con algunas palabras, "su nariz le silba de manera graciosa”.
tiempo después las diferencias se transformaron en amistad. hablan como cotorras, y ríen mientras bogan chicha en cualquier lugar.
-- dejate de bobadas Juan --
dice romualdo.
-- ¡sigue trabajando commigo la madera, eres bueno en eso!. --
-- ¿recuerdas la silla de cedro que hiciste?
La que tuvimos que regalar a doña tulia de berneti. su insistencia Cada día por la silla me estaba enloqueciendo.--
--- ¡sí, lo recuerdo! --
Contesta sotelo con un movimiento afirmativo
--- ¡esta semana tengo un buen lote!, Con el viejo elisondo, dueño de la hacienda cañaveral. Necesita cincuenta y dos sillas para la capilla que mando construir. --
-- ¿Que dices? --
Pregunta Romualdo mirándole los ojos.
-- no lo sé --
contesta sotelo sin mirar su rostro.
-- ¡Deja de torear la autoridad hijo! en algún momento la suerte no estara contigo ¡Dios no lo quiera! --
si quieres mañana vamos a la iglesia, pediremos al padre que te guie y te aparte de esas «mañas» con unas buenas oraciones. --
--- iglesia? --
Sotelo hizo un silencio prudente, levantó su ceja izquierda y, volvió a mirar el templo. Sus ojos se iluminaron como una chispa de sol en el ojo.
-- ¡Claro que ire, mi amigo!-- contesto sotelo abrazando a su amigo.
Esa noche:
esperó que todo estuviera en silencio alrededor de la parroquia, trepo la tapia hasta llegar al patio de la iglesia, en dos saltos, se lanzo como un gato sin hacer ruido alguno al tocar el suelo. La adrenalina bombea en su corazón como una máquina.
Mira a todos lados con movimientos pausados, se mueve con cautela, abre la puerta del patio. tan despacio, que esta no hizo ruido alguno.
-- ¡echó! -- pronuncia sotelo en voz baja.
esta dentro de la capilla, ajusta la puerta con mucha delicadeza, la oscuridad llena el lugar, solo la luz de algunas velas dejan ver los objetos entre sombras. sotelo, toca, y examina todo lo que hay en el lugar. Sillas de madera, santos de yeso, cortinas de lino, copas de metal.
Se pasea por el mismo, sin hacer ruido.
Arriba en el ventanal se puede ver el cuarto con luz tenue, que refleja la sombra del padre eutimio albornoz con su bata de dormir.
Sotelo se arrodilla en el centro de la capilla, y se persigna con su mano derecha.
unos segundos despues, se incorpora nuevamente, Toma la copa de consagrar, algunas mantas, un cristo en bronce y oro, donado por los reyes de españa a la iglesia en 1727, luego de su construcción.
todo lo mete en un costal de trapo cosido, vuelbe y sale como entro. Sigiloso en su andar, como un gato en cacería.
siguiente día.
---¡ ESTO ES UN SACRILEGIO !
(Grita el sacerdote eutimio albornoz), en la misa de ese domingo, manotea enfurecido. Su frente enrojecida y sudorosa por el agite de sus gestos.
--- ¿como es posible Que alguien haga algo así?, ¡es la casa de Dios! ¡Por Dios!
BANDOLEROS, INFELICES.
Los descomulgo en el nombre de Dios!, barbaros!, blasfemos!,
Convocó a todas las autoridades a hacer justicia. Y recuperarlo todo. Esto no puede quedar impune.
Más temprano que tarde, Las autoridades comienzan una gran busqueda, en casas y lugares aledaños. No saben quién lo hizo, pero hay indicios de los rufianes del pueblo.
-- El hombre es conocido como juan sotelo señores! --
(dice el capitan antonio ibañez. jefe de las tropas militares).
escurridizo y provocador,
¡tenemos que capturarlo!,
por nosotros, por la iglesia, Por la república.
Con datos especificos, de gentes, y otros comentarios, fueron descifrando el
«modus operandi»
de este bandido, que amenaza la popularidad entre la multitud.
--- vete por un tiempo, cabeza dura;
(dice romualdo)
te estan buscando hasta debajo de las piedras, hazme caso vete!.
Lo miré por un momento, pude encontrar en su rostro como disfruta todo lo que hace, Sin temor alguno. Como si fuera su destino o un designio de Dios.
--- No tengo miedo de esos idiotas uniformados, mariquitas de chaleco.(contesta sotelo con voz desafiante)
--- Todos en la república me han visto contigo, pronto encontraran mi casa.--
--- No te dare más problemas, dejame descansar en el potrero, mañana me ire.(contestó sotelo haciendo un gesto con su mano, y sale de la casa.)
El relinchar de un caballo, inquietó a sotelo en la madrugada, brincando rapidamente, amarrando su pantalon con un lazo viejo. mirando por un hoyo en la madera roída por los años. El capitan ibañez y cinco de sus hombres armados, llegan a casa de romualdo, tirandose rapidamente de las bestias rodeando el lugar. Con sus armas listas y cargadas.
--- ¡abra! --
en nombre de la ley!.
(exclama ibañez con voz fuerte frente a la puerta)
--- (romualdo espera tras la puerta sin reconocer la voz, y abre despacio, después de dos advertencias)