SEGUNDA PARTE

El reloj sigue corriendo. sotelo siente ansiedad. Los latidos de su corazón aumentan, su respiración se agita, sus manos y cuerpo tienen una sudoración excesiva. 

pero sabe que debe controlarse.
Por un momento, recuerda las palabras de  su madre.《cuando sientas desesperación en el pecho, aprieta tu mano varias veses por un momento, y respira profundo. Todo se irá calmando y verás todo diferente.》

Juan sotelo, Mueve la cabeza.

--- finge dolor en el vientre, o en algún lado. y grita cada que puedas, el guarda de pasillo vendrá con los gritos.

Aldao asintió dos veses con su cabeza. 
de rodillas en la celda,  escucha el plan de su amigo. Se levanta despacio del piso mugroso, y gira su cabeza de derecha a izquierda, liberando la tensión, corre tres pasos inclinando su testa contra los barrotes, y plakatee, el simbronazo fue duro. Se sintió, como si un toro hubiera golpeado los hierros, La sangre brota de la frente de aldao. Que queda medio sonso luego del trastazo tan fuerte.

sotelo lo mira por un momento más o menos cinco segundos, y su reacción es llamar el guardia.

--- ayuda! Ayuda! Mi compañero, ayuda!

Trap, trap, trap, trap, trap. Se oyen los zapatos del guardia con el sonido peculiar que estos emiten, al correr por el pasillo acercándose al calabozo. Francisco aldao camina a la esquina derecha de la celda, la sangre corre por su cara, manchando el uniforme a rallas negras y blancas, y deja ver una pequeña sonrisa, mirando sus manos con el líquido y a su compañero. Que está perplejo con éste acto de locura.

--- que fue! Que pasó con este hombre?- pregunta el guardia al llegar al lugar-

--- No lo sé señor, despertó como loco y golpio los barrotes!. 

--- este hombre está mal. bota mucha sangre, hay llevarlo a la sala de curación, aldao se queja por momentos, con un sollozo de dolor intenso , y de vez en cuando abre los ojos para mirar el guardia. 

El hombre asustado, no sabe que hacer, Juan sotelo y Francisco aldao están pendientes de cada uno de sus movimientos. 

cabañitas, como le dicen sus compañeros guardias, saca, del bolsillo de su traje las llaves del calabozo. nunca estuvo en una situación  asi.