Soy... ¿ El Amante De Mi Esposa?

Capítulo 10: Llévame lejos de aquí

—Te… dije que lo sentía —expuso en un susurro mientras observaba al suelo.

Se encontraba demasiado confundida por la reacción de su esposo, intentó esbozar una ligera sonrisa para demostrar que todo estaba bien, que comprendía que su marido simplemente estaba sobrepasado por lo que sucedía con sus padres. Debía ser eso, no le encontraba ninguna otra razón a su cambio de comportamiento.

»¿Qué sucede? ¿Por qué me hablas de esa manera? —dijo por segunda vez, observó a su esposo por unos escasos segundos, más apartó su mirada rápidamente.

Maliah se inclinó e intentó seguir secando la computadora de su marido, por lo menos debía solucionar ese pequeño incidente. No esperaba que Rowan la tomara del brazo para que soltara la computadora.

La sostuvo bastante fuerte. Su corazón se detuvo, su respiración se aceleró y no en el buen sentido de la palabra. 

»¿Qué sucede? ¡¿Me preguntas qué sucede?! —Exclamó demasiado molesto, a pesar de que Maliah no comprendiera la verdadera razón. 

—¡Lo compensaré! —elevó tan solo un poco su tono al hablar, al final de cuentas no era la clase de persona a la que le gustara gritar.

Intentó zafarse de su agarre, sin embargo, le era difícil lograrlo. A diferencia de eso, se hizo un poco más fuerte el agarre de su brazo.

—¿Cómo lo harás? ¡Ya no importa lo que se haga, esto ya no sirve para nada! —Tomó la computadora de entre las manos de su esposa y la lanzó a la basura. —No importa lo que se haga con esto, ya no funciona.

—Te dije que lo compensaría —afirmó con un hilo de voz —trataré de arreglarla.

Estaba asustada, estaba completamente aterrorizada por lo que podría suceder en cualquier momento. El hombre que estaba en frente de ella no era el Rowan que creyó conocer. Su mirada era helada, distante, como si quisiera eliminarla de su vida.

—¿Intentar?, ¡he intentado todo este tiempo poder tener un matrimonio normal, pero no ha servido para nada! ¡¿De qué sirve intentar arreglar algo que ya está dañado?! —En la voz de Rowan se podía sentir su frustración, había explotado, no estaba midiendo sus palabras y no llevaría a nada bueno.

Maliah lo observaba apretando sus labios para evitar soltar un sollozo, sus ojos se llenaron de lágrimas, se sentía impotente. Él tenía razón, ese no era un matrimonio normal, no lo era por más que lo mostraran al mundo.

—¿Te arrepientes de todo esto? —De cierta manera sentía cómo su pecho era invadido por una extraña sensación de opresión. Las palabras de Rowan la estaban lastimando más de lo que ella en su momento pensó que la herirían.

—¡Sí! ¡Me arrepiento de todo lo que he hecho hasta ahora! —En ese momento él lucía como alguien diferente, no podía reconocerlo.

—¡Pues bien! ¡Porque jamás quise casarme contigo! ¡Lo hice solo por mi abuelo! ¡Para que su último deseo se cumpliera, y agradezco que no esté vivo para presenciar esto!

Los puños de Rowan se aflojaron al escuchar esas palabras, al escuchar la verdad que jamás había llegado a aceptar: su esposa no lo amaba, no importaba cuanto lo llegó a intentar, no había manera en la que pudieran vivir felices, juntos.

Rowan fue sacado de sus pensamientos al escuchar el ruido de la puerta al cerrarse con fuerza, su repentina valentía se esfumó, aterrado por la idea de que realmente su esposa quisiera dejarlo. Sus manos fueron llevadas al pecho sintiendo cómo el aire le faltaba.

Se culpaba por haber sido tan carente de autocontrol, por no haber evitado el hablar de más, por haber desquitado su frustración con Maliah. Ella no lo merecía, solo intentaba animarlo. Estaba tan rebasado por la enfermedad de su padre, que olvidó que ella también sentía.

—Maliah… —fue lo único que salió de sus labios en medio de un suspiro arrepentido. 

❀『Con Maliah』❀

Daba zancadas tan largas que demostraban lo mucho que quería alejarse de ahí. Sus lágrimas caían de manera descontrolada, ya era inútil intentar retenerlas o enjuagarlas. No comprendía la razón por la que las palabras de Rowan la habían herido tanto.

Durante todo ese tiempo ella esperó hacer algo que lo hiciera odiarla, convertir todo ese amor que él le tenía en el más profundo de los desprecios para que él decidiera alejarse de ella, para que pudiera ser feliz con alguien que pudiera amarlo de verdad.

—¡¿Por qué ahora tiene que importarme?! —se cuestionaba completamente enfurecida consigo misma.

Se sentó en una de las bancas del parque que estaba cerca a su casa, la lluvia estaba cayendo con un poco de fuerza; sin embargo, sentía que aquello le permitía camuflar sus lágrimas y poder lucir menos patética a sus ojos.

—¿Debería… llamarlo? —se preguntó una vez más sacando su celular. No deseaba estar sola en ese momento, pero tampoco quería terminar siendo una molestia para su amigo. 

Una vez más, guardó su dispositivo y se dedicó a intentar tranquilizarse. No entendía por qué su pecho se sentía de esa manera, como si quisiera explotar.

Los pies de Rowan lo llevaban corriendo en dirección al parque, sentía una gran molestia en sus entrañas por todo lo que estaba sucediendo, por lo que su falta de autocontrol en ese momento había causado.




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