La vida es compleja, no trae manual ni instrucciones; de ser así sería más fácil. Esta suele ser una típica frase, algo que francamente es un cliché, pero está muy lejos de la realidad. ¿Sería más fácil? No, error, de ser así sería más aburrida; tendríamos leyes que nos dictaran lo que necesitamos realmente para ser felices, la diversidad de pensamientos se aplanara. Qué horror, ¿acaso se puede imaginar tal cosa? No, ni hablar, solo existiría un tipo básico de persona, se acabaría la creatividad, fuera la imaginación y un completo adiós a todo aquello que nos hace únicos y peculiares.
Es momento de dar paso al resumen de todo esto. ¿Tan pronto? Si mis ternuras no se me entristezcan, esto es un libro que se caracterizó desde el inicio por ser una guía simple; la felicidad no hay que buscarle tantas vueltas, no hay que abundar tanto. Es momento de ser felices, no es momento de pensar en él porque no lo somos; es únicamente el momento de iniciar a serlo de una buena vez y por todas.
Vamos a recopilar lo más importante de todo este asunto, aquello con lo que quiero que te quedes, que lo pongas en práctica, el desglose en sentido general. Si nos vamos a nuestros autores, existen aspectos que tienen en común, aunque no lo parezca. A continuación les mostraré algunos de ellos; el resto quedará ligeramente al pensamiento de cada uno de ustedes.
La felicidad es algo propio, es una planta que hay que cuidar a diario; la felicidad depende de nosotros mismos. Observar nuestro entorno en momentos difíciles donde nos cuestionemos si somos felices realmente o no es clave fundamental. La felicidad va más allá de ser una emoción o sentimientos; es un estado de realización personal en el que estás a gusto con tu vida, te sientes pleno y no hay problema alguno. Es decir, existe una concordancia entre tu mente y tu cuerpo, hay un balance; todo esto y más lo produce la verdadera felicidad.
Recuerda bien: una cosa viene de otra, es un efecto en cadena. Si escribir libros te hace feliz, ayudar a las personas y dejar un impacto positivo, adelante, hazlo. Igualmente, el tiempo pasa y no te hace pensar que ese libro que estés leyendo en este preciso momento es aquel que ha planteado todo lo demás. Es momento de dar rienda suelta a tu imaginación. Adelante, espero haberte ayudado; recuerda que no hay nada de qué agradecerme, únicamente fui esa persona parada con una pequeña lámpara en la mano alumbrando el camino que querías escoger. No hay nada que agradecer; ya estabas en el camino y yo únicamente te acompañé en ese corto trayecto. De ahora en adelante, con estas pequeñas pinceladas que te he dado, ya puedes continuar solo y por tu propia cuenta.
Recuerdas que te dije que te preguntaría el título al final del libro; justamente es este el final. Aún confío en que sabes ya la respuesta; siempre estuvo dentro de ti, así que piensa para tus adentros nuevamente y respóndete para ti: Soy feliz, ¿o no?
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Sana, para que cuando explotes de felicidad sepas que realmente lo mereces.