Soy Feliz. ¿o no? El arte de ser feliz y triunfar en la vida

La paradoja de la felicidad

La felicidad es como una mariposa: si corres tras ella, se aleja; si te detienes, a veces se posa suavemente en tu hombro. Nos han enseñado que es algo que debemos alcanzar, que está en un futuro incierto, en un éxito aún por lograr. Pero… ¿Y si el error está en esa búsqueda constante?

Nos levantamos cada día creyendo que cuando obtengamos “eso”—el ascenso, la pareja ideal, el cuerpo perfecto, la casa de ensueño— entonces, y solo entonces, seremos felices. Pero, ¿cuántas veces hemos conseguido lo que queríamos solo para darnos cuenta de que la satisfacción fue efímera y ya estamos buscando lo siguiente? Para iluminar e ilustrarnos un poco más, se que hasta ahora puede resultar ser complejo estas ideas planteadas, imaginemos entonces el próximo escenario que se plasmara a continuación:

Una tarde, en una cafetería tranquila, dos amigos conversaban sobre la vida. El aroma del café recién hecho se mezclaba con el murmullo de la gente y el sonido de la lluvia golpeando el cristal.

—Te juro que cuando consiga el trabajo de mis sueños, voy a ser feliz —dijo Marcos, removiendo su café con aire pensativo.

—¿Y qué pasará después? ¿Cuando lo tengas, qué será lo siguiente? Algo más has de desear —preguntó Sofía, apoyando el mentón en su mano.

—No sé… supongo que buscaré algo más grande, una mejor posición, un sueldo más alto.

—Entonces nunca vas a ser feliz.

Marcos frunció el ceño inconscientemente.

—¿Cómo que no? Claro que lo seré.

—No, lo que harás será aplazar la felicidad otra vez —Sofía tomó un sorbo de su café—. Ahora crees que la felicidad está en conseguir ese trabajo. Pero cuando lo tengas, pondrás otra condición. Y luego otra. Así es como la mayoría vive su vida: esperando.

Marcos se quedó en silencio por un momento. Miró la lluvia deslizarse por el vidrio de la ventana, como si tratara de encontrar respuestas en cada gota.

—Pero si dejo de aspirar a más, ¿no significa que me estoy conformando?

—No se trata de conformarse, sino de aprender a disfrutar el proceso —respondió Sofía con una sonrisa tranquila—. No es malo querer mejorar, pero si basas tu felicidad en un objetivo futuro, siempre estarás persiguiéndola sin nunca atraparla.

Marcos suspiró.

—Es como si la felicidad fuera una meta en una carrera infinita…

—Exacto. Y lo peor es que la mayoría no se da cuenta de que nunca cruzará la línea de meta. Porque cada vez que creen acercarse, la empujan más lejos.

Marcos apoyó la espalda contra la silla, reflexionando.

—Entonces, ¿cómo se supone que encuentro la felicidad?

Sofía sonrió seguido de esto señaló su taza de café.

—Empieza por esto.

—¿Por un café? —Marcos estaba levantando una ceja totalmente incrédulo y una ligera sonrisa se posaba en sus labios.

—Por aprender a disfrutarlo… Disfrutar la conversación, el aroma, la lluvia. Por darte cuenta de que ya tienes momentos felices aquí y ahora, en lugar de seguir buscándolos en un futuro que siempre se escapa.

Marcos se quedó en silencio, dejando que las palabras de Sofía se asentaran en su mente, como si de una nueva semilla se tratara. Era una verdad incómoda. ¿Cuánto tiempo había pasado esperando ser feliz, en vez de simplemente… serlo?

Un trueno resonó en la distancia. La tormenta afuera se intensificaba, pero en su interior, algo comenzaba a calmarse.

Cuando Marcos salió de la cafetería, una pregunta lo inquietaba, dando vueltas una y otra vez como un torbellino en su cabeza: ¿Y si todo lo que había creído sobre la felicidad estaba equivocado?

Mientras caminaba bajo la llovizna, recordaba cada vez que había pensado: “cuando tenga esto, seré feliz”, solo para darse cuenta de que nunca era suficiente. Las palabras de Sofía hicieron eco en su mente, estaba bastante pensativo. Tal vez Sofía tenía razón…

Interrumpo brevemente este relato… ¡Broma! lo que si me gustaría sería añadirles esta preciosa frase que creo que le ha de caer como anillo al dedo, luego ustedes dirán: “La felicidad no es algo que pospones para el futuro; es algo que diseñas para el presente.” Jim Rohn, ahora sí, ya pueden discernir a partir de esta frase y de por supuesto esta bella historia.

Cuestionen se, analicen bien todo aquello y piensen en que si la felicidad no estaba en alcanzar algo, ¿entonces dónde estaba? El mismo Marcos no podría creer aquello, incluso yo misma en su momento no lo podría creer, eso era mucho para digerir, aún así estaba convencida, al igual que nuestro amigo, en querer encontrar la verdad acerca de todo este asunto, sabía que pronto encontraría esas respuestas y quizás usted en este preciso momento sea un ‘Marcos’ hipotéticamente hablando, es decir, que leyendo y analizando lo planteado dará con las respuestas de razonamiento clave para construir su verdadero sentido de la felicidad en su vida. ¿Acaso no es esa una verdadera locura? Por supuesto que sí, claro que lo es, pero es una locura de las buenas, estas dejan un buen sabor de boca.

Esa pregunta plasmada anteriormente nos ha de llevar a la siguiente gran reflexión que puede darnos una mejor orientación. Elegir entre dos caminos expectativa o realidad, tal vez preguntárselo sería mejor: ¿Expectativa vs. Realidad?




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