Ylani
Les resumiré que paso después de haber pensado que estaba medio loca, si así fue y también lo pensó mi hermana mayor, cuando me vio rendida en los brazos de Morfeo en plena banca de feria sola.
Ella me zarandeo y me exalte tanto, andaba desorientada porque yo había jurado que Alec estaba a mi lado pero, ¡nooo! estaba sola en aquella banca y mi hermana me miraba como lunática.
Me agoto en preguntas y que no ve al chico lindo que dije que vendría a la cita, estaba medio asqueada porque ella fue a vigilarme para ver cómo iba todo, pero no encontró a Alec.
¿Por qué?
Porque aquel tonto me dejo sola, ósea como puede, quede como estúpida frente a mi hermana que después se mofo de mí en el camino a casa alegando que casi la obligue a que me lleve al centro a comprar este lindo vestido y arreglar mi pelo cosa que no hago mucho solo me lo dejo mojado y se seca.
Mi cabello es de esos que cuando se secan no se paran que quedan lisos, pero yo lo quería más de lo normal, en verdad quería verme linda por más tonto y estúpido que fuese estaba alucinada de salir con él.
Aunque claro fue una extorsión, pero ya que.
Nunca había salido con un chico, la única vez que lo intente me dejaron plantada y aquel día llovió mucho, me sentí triste porque después supe que el mismo chico tenía novia.
Por eso le hice la pregunta a Alec, pero este no me contesto.
—¡Eh Ylani no corras! —exclamo Albert en un grito para que baje la velocidad.
Albert se había vuelto un muy buen amigo, era divertido ir a su casa y jugar video juegos o debatir sobre buena música. Nos llevábamos tan bien que en la escuela nos habían preguntado que si éramos novios. Puff yo novia no que va.
Íbamos de camino a la biblioteca Anhiwesthing; digamos que cierto chico desapareció sin yo despertar, debía aprovechar la oportunidad que tenía para estar cerca de él y sobre todo saber más sobre personajes ficticios, guardianes, un portal de papeles brillantes etc...
Mi curiosidad estaba por los aires se imaginan escribir sobre Drácula o de algún chico de los de crepúsculo, Harry potter, esperen ellos son de un libro eso significa que...
—¡Puede que conozca al verdadero Draco malfoy! —grite y error.
—¿De que estas hablando mujer? —lo mire a mi lado y el camión de la realidad me llevo con todo.
—Nada...nada. —Reí nerviosa haciendo un ademan con mi mano restándole importancia.
—¿Seguraaa? —canturreo pasándome un brazo de lado, inmediatamente lo quite y golpe su brazo.
—Que hablamos sobre el espacio personal —me quejo en un tono de voz gruñón mientras me cruzo de brazos.
Albert rueda los ojos con una sonrisa de labios cerrados. Sin verlo venir me carga como saco de papas.
—¡Noo! ¡Bájame! —me quejo.
—Nop
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—¿A quién buscas? desde que llegamos a la biblioteca no has parado de mirar a todas partes, estoy preocupado puede que se te rompa el cuello. —comento mi amigo a mi lado sin dejar de verme.
Al parecer soy muy obvia con mi búsqueda.
—Buscar al gato —me levanto del asiento para buscar mejor.
—¿Enserio hay gatos aquí? —lo miro y su mirada se ilumina.
—¿Te gustan los gatos? —pregunto confundida.
—Me encantan. —responde eufórico.
—Y... ¿por qué no tienes uno? —indague.
Tiene una gran casa, con gran patio su mamá es súper cool, entonces porque no tenerlo.
—Porque por desgracia de mi salada vida soy alérgico a ellos. —responde desanimado.
—Eso sí que es malo, amigo —toco su hombro para consolarlo.
—Nel ya que —se encoje de hombros —me gusta mirarlos desde lejos por lo menos —el mira que mi mano aún sigue haciendo círculos en su hombro y sus mejillas se ponen muy rojas dando un aspecto tierno en él.
A lo lejos veo a mi objetivo.
Te encontré.
—¡Alec! —exclamo, él me mira y de inmediato quiere escapar, pero eso no va a pasar, corro a donde el esta y logro amenazarlo. —no te atrevas a desaparecer como la última vez.
—¿Qué quieres ylani? —suena cansado.
—Así que ese es el gato eh —llega hasta nosotros Albert.
—Bueno...—toco mi pelo, nerviosa —tal vez —respondo por lo bajo.
Noto como Albert suspira negando con la cabeza repetidas veces con una sonrisa.
—Me voy, mejor te dejo con el gato. —lo mira de arriba abajo no muy feliz.
—¿Gato? —interrumpe Alec —¿de qué va eso?.
Albert no le responde y solo le da una mirada de muy pocos amigos al chico de ojos azulados con toques gises.
¿Qué rayos le pasa?
—Adiós Ylani —se despide con un movimiento de cabeza.
—Los humanos son raros —caminó lejos de mí con un libro.
Y para colmo trágico.
—¿Por qué lees tanto romance trágico? —pregunté llegando a su lado.
—Me gusta. —contesto tajante.
—Pero seguro hay un porque ¿cierto? —volví a tratar de sacar conversación como la última vez, pero el estaba un tanto raro hoy.
—Sí, pero no te lo diré —respondió aun leyendo su libro.
—No te preocupes lo voy averiguar.
—Buena suerte con eso —me miro para darme una sonrisa de lado.
Nos sentamos en una de las mesas y ninguno habla, él solo trataba de evitarme a toda costa ya sea un roce, un toque torpe de manos es como si me tuviera alergia.
¿Será que es gay?
No creo tenía amigos así en mi antiguo hogar y ningún evito mi toque.
Oh es que le molesta que lo toquen.
Pero si en la feria me tomaba de la mano, puso su cabeza en mi hombro se sentó conmigo, anduvo con migo entonces qué demonios le pasaba hoy.
Los chicos son un puto enigma, y el descaro de ellos es tan grande que se atreven a decir que las complicadas somos nosotras y tengo pruebas que ellos lo son más, solo vean a Alec, muy bien en la feria y aquí adiós, chao, aléjate lalala DIOS así es como lidias con un niño malcriado al cual no le caes bien.