Soy ficticio

Capitulo 11- ✾ Maestro suplente✾

Ylani

Todo estaba bien, las cosas fueron anormales después de todo, a excepción por la confesión de Alec de que no podía besarme, y que casi me muero por comer galletas con maní, pero regresando a lo de no poder besarme... bueno no besarme a mí, pero ósea, ustedes me entiende... me refiero a toda humana.

Por desgracia yo lo soy.

Por un lado me tranquilizaba saber la razón de porque se puso así cuando mis labios rozaron su mejilla, dejando a un lado su actitud extrañamente sofisticada y cruda en el sentido de sequedad y el ser directo. Es un chico agradable cuando deja todo eso.

Lindo, delicado, y me he dado cuenta que adora los pequeños detalles, expresa mucho más emociones leyendo, le encanta no sé cómo es que transmite tanto su gusto por el hobbie.

A mí me gusta leer, pero solo un género en específico él no, él los lee todos, aunque siempre lo vea con un libro de romance.

Mi fin de semana me la pase dándole mente a aquella cafetería, al hada madrina y como Alec tomó mi mano cuando me inyectaron, papá siempre me la toma porque les tengo mucho miedo, pero ahora sé que no solo él puede sino también Alec, quien se quedó conmigo hasta que me mejore en el hospital.

Bostezo discretamente de la maestra de química, trato de entender mejor los enlaces que está explicando, pero nunca he sido tan buena en la química ni en las materias de la escuela. Soy un desastre no es que sea la mejor en la escuela, pero gozo de las notas que me hacen pasar por lo menos con la cabeza en alto.

El tercer bloque es más interesante porque han dicho que vendrá un suplente para la maestra de literatura, ahora todo lo de literatura me suena a Alec. Él y sus expresiones y concentración al leer.

Me quedo mirando la ventana a mi izquierda, la vista no era mala pues mi aula estaba en la cuarta planta, observe la calle mirando no sé qué, es ese momento en el que te quedas mirando a la nada mientras que en mi mano derecha hacia movimiento de zic zac a mi lápiz solo por inercia.

La puerta se abrió, pero no preste atención hasta que el chico rubio de rulos adorables pasó por mi lado. «Albert». Se había posado a mi derecha esperando que yo reaccione, me daba tanta vergüenza mirarlo a la cara después de lo de hace unos días.

—Ya pasó, ylani no hay que pensarlo más —me tense ante su tono tranquilo y despreocupado, como me gustaría estar así ahora mismo. —mírame, por favor. —pidió.

No puedo ser así con el único chico que se dignó a acogerme cuando llegue nueva acá.

Dejo de lado la ventana para mirarlo a él, lucia tan bien, tan cálido como siempre, es como los rayos de sol que te dan calor así era la cara de Albert en este momento dándome una sonrisa de labios cerrados mientras los hoyuelos se marcaban y sus ojos se ponían un poco más pequeños.

—Olvidemos lo que iba a pasar antes, Ylani —posa su mano en mi pelo recogido por una mariposa —¿Amigos de nuevo?

Abro mi boca para darle la respuesta, pero los murmullos en el aula me detienen para ver que los causa, me quedo estática en mi lugar sin comprender porque el chico de ojos azules grisáceo entra con la directora a la par.

Albert junto sus cejas confundido y se obliga a mirar a la misma dirección a la cual yo estoy mirando. Lo sentí decaído cuando miró a Alec y luego a mí. Sacudí mi cabeza cuando me di cuenta que se alejaba de mi asiento para salir, soy una tonta no le respondí.

—Albert espera... —me levante pero la voz de la directora me detuvo.

—Señorita no ve que el maestro suplente se está presentando —ni siquiera note su voz solo me enfoque en querer levantarme para alcanzar a Albert.

Sus ojos y los míos se conectaron cuando pase por su frente para volver a mi pupitre, ¿sorpresa? O ¿interés? Era lo que expresaba su mirada. No lo sé. Nada en él se sabe a la primera cuando de un sentimiento dirigido se trata.

Lo que sí sé con detalle eran las miradas felinas, y detalladas que le daban las jóvenes y hasta los chicos; no los culpo Alec es muy guapo no parece de la tierra y es obvio que no lo es.

Sus ojos, sus facciones y atractivo eran agraciados a los ojos femeninos.

—Bueno... ya que me presenté comencemos con el primer tema. —Abrió el libro que tenía en mano —La literatura romántica —habló dirigiéndose al escritorio de la maestra Willow.

—Su voz es tan sexy y ronca —susurro una de mis compañeras a otra a mi lado, no pude evitar sentir tantos celos que partí el lápiz inconscientemente.

Ambas me miraron con horror cuando partí el utensilio de escribir por mitad como si nada.

—Su voz me molesta —mentí, cuando vi que aún me miraban.

Y así fue el primer bloque de las clases, ''chichas muy interesadas en la prosa del libro y en el desarrollo de las historias'' si entienden el sarcasmo ¿verdad? Era solo para que el sexy maestro suplente las mirara. No podía evitar mirarlas mal a todas.

Ni siquiera debería estar celosa ya que él y yo no somos nada y es estúpido que cele a alguien que ni me mira de un manera como yo lo veo a él, «Es hora de bajar de esa nube ingenua Ylani» porque te haya llevado a una brecha mágica no significa que le importes.

¿Qué hacía aquí?

¿Por qué había venido hacia acá justamente a dar clases?

Que fastidio.

—Ylani —su voz me trajo a la realidad del espacio del aula, todos me miraron y murmuraron, más las chicas ya que yo no había dicho mi nombre y acá nadie sabe que yo lo conozco.

Abrí mis ojos junto con las cejas arriba en señal de que le daba mi total atención y asentimiento de que lo escuchaba.

—¿Por qué consideras que mi clase es un fastidio? —¡Uig! Había pensado en voz alta. ¿Le veía dolido lo que dije?

Abrí mi boca, pero en realidad no sabía qué decir o que explicar simplemente me levante mientras todos miraban mi acción confundidos, mi respiración estaba terriblemente alocada, nunca había salido de un aula cuando un maestro superior me había hecho una pregunta. Tal vez era porque él superior me ponía los nervios de punta y no precisamente de miedo o por la autoridad sino de inseguridad.




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